Gómez Centurión, un caso testigo

El culebrón desatado en torno al accionar del veterano de guerra de Malvinas, ex “carapintada” (1) y Mayor retirado Juan José Gómez Centurión, tiene múltiples aristas que lo posicionan como un caso testigo emblemático en varios aspectos.
Aparentemente, sin pruebas irrefutables en concreto, sin posibilidad alguna de autodefensa, y con contundente “condena mediática” (recurso muy usado por el establishment neoliberal corporativo), el hoy ex funcionario principal de la Aduana fue considerado culpable, ampliamente “escrachado” y separado oprobiosamente de su cargo; situación que fue ampliamente utilizada por el gobierno nacional para predicar “honestidad e inflexibilidad ante hechos de corrupción”, prédica que no se condice con los múltiples y escandalosos hechos con inocencias no demostradas, que involucran desde el propio presidente y su vice, hasta varios de sus ministros y otros colaboradores de campaña y seguramente unos cuantos de los actuales.
El hecho pone en irrefutable evidencia, el muy profundo y pernicioso grado de colonización cultural del que hacen gala con tanta convicción, algunos (o tal vez vastos) sectores de retirados de las Fuerzas Armadas y Fuerzas de Seguridad, y seguramente varios en actividad, lamentablemente; los cuales a voz de cuello y hasta en forma agresiva proclaman su “patriotismo”, tan hueco de contenido real, que en los hechos pasan a ser fervorosos militantes al servicio del neoliberalismo más extremo y extranjerizante, e incluso tozudamente o por severas anteojeras mentales se niegan a reconocer que terminan operando como dóciles marionetas de Gran Bretaña, de la Unión Europea y de EEUU y otros “aliados” menores.
Esa severísima confusión –directamente extravío grosero- de quienes se proclaman “nacionalistas” fervorosos cuando se trata de formalismo tipo himno y bandera, pero que terminan siendo totalmente funcionales a un presidente y su equipo, que claramente desprecian el concepto concreto de soberanía, y que ejercen la función pública resignando explícitamente soberanía en todos los frentes –no solo en el muy sensible de Malvinas-; ese extravío ideológico pasa a ser muy grave en los casos de quienes se jugaron el pellejo enfrentando al invasor británico en la guerra de 1982: y es totalmente inadmisible en quienes incluso se comportaron en el conflicto como verdaderos héroes, como sería el caso de Gómez Centurión.
Es sabido que como en muchas Universidades Nacionales y privadas argentinas, en los Institutos Militares se sigue inculcando la falacia mayor del colonialismo cultural, que es el supuesto “pensamiento económicamente correcto” del liberalismo económico como única doctrina económica válida, enseñándose como su antítesis al marxismo, y marginándose a toda otra ideología político – económica o pensamiento económico diferente, como por caso lo es la Escuela Historicista Alemana –con su gran referente Friedrich List-; al keynesianismo, el neokeynesianismo y otras vertientes importantes y válidas, de lo que podría definirse como “capitalismo de Estado”, o de “capitalismo con fuerte
injerencia y rol rector del Estado”; que fue la alternativa válida que con distintas variantes nacionales asumieron todas las hoy potencias industriales y tecnológicas.
De ese contexto de colonización cultural surgen aberraciones de distintos tipos, como los economistas dogmáticos que cuando están en el poder aplican a rajatabla medidas impracticables y/o claramente perniciosas, tal como lo demuestran diversas experiencias históricas anteriores e incluso recientes; y que atacan toda heterodoxia económica incluso con tortuosos argumentos, pese a los por lo general buenos resultados de esas políticas económicas que priorizan los Intereses Nacionales y frenan al “libre mercado”, concepto que es otro engaño y piedra basal de las grandes potencias económicas tradicionales para someternos y mantenernos subdesarrollados.
Otras gruesas confusiones suelen ser muy comunes entre los uniformados argentinos –incluso entre los muchos que de buena fe buscan el camino correcto y auténticamente sienten patriotismo e intentan accionar en consecuencia-, como por ejemplo considerarse “nacionalista liberal”, enrevesado concepto que es un oxímoron tan burdo como sería suponer “necia sabiduría”…conceptos  antagónicos e incompatibles, pues el liberalismo económico es internacionalizante y apátrida por definición.
De varios “retirados” puede constatarse el mismo pensamiento que parece haberse impuesto como dogma indiscutible, exaltado como tal previas severas manifestaciones de patriotismo formalista, hueco de contenido; de ese tipo definido como “patrioterismo de bandera”. Ese pensamiento que es “dogma de fe” para muchos de ellos, es: “prefiero cualquier cosa menos el gobierno anterior”,
y evidentemente, al igual que Gómez Centurión y otros, lo cumplen a rajatabla, pues no parece molestarles en absoluto que se vuelva a endeudar irracionalmente y a tasas de usura al país; que se destroce intencionalmente la industria y que la vicepresidente proclame que “Argentina no debe tener industrias”; que se frenen e incluso desguacen proyectos de alto valor estratégico, como ARSAT (además “regalado” a Francia), el vector (cohete) Tronador, que se haya paralizado sin pretextos válidos por un año el Plan Nuclear; que la pobreza se haya incrementado exponencialmente, así como aumentado la desocupación y bajado el nivel real de los salarios; que se haya concentrado brutalmente la riqueza; que en lo geopolítico operemos como dóciles lacayos de las potencias tradicionales, sin ápice de dignidad ni soberanía; y el listado sigue. ¡Y lo curioso es que muchos de esos opinantes parecen ni darse cuenta!, e incluso algunos dicen “total a nosotros nos aumentaron los sueldos” como opinaron en “fb” algunos “retirados” cuando rápidamente se quedaron sin argumentos válidos. O como ese oficial retirado de una Fuerza de Seguridad, que en un rapto de sincericidio, exclamó en medio de un debate de Geopolítica “considero que nos conviene depender de EEUU antes que de China”…¡asume como inmutable la dependencia y ni pasó por su cabeza el ser verdaderamente independientes! O como esos dos muy altos oficiales de la Marina, que en sendos libros escritos después de Malvinas, mostraron claramente sus hilachas de anglofilia aparentemente insanable. O un General experto en
Geopolítica, que afirmó en su momento que “Chile nos supera, pues ya está en el Tratado del Pacífico”, aberración que solo una mente dogmáticamente trastocada por el neoliberalismo puede afirmar, siendo que es un tratado de dependencia explícita que subordina la economía nacional a los intereses de la mega potencia y las transnacionales.
Muchos quedaron anclados en 1976, atrasándoles 4 décadas el reloj de la historia. Y siguen “combatiendo al enemigo marxista”, siendo que hoy el contexto mundial es otro. Resabios mal digeridos de la irracionalidad de la guerrilla, que varios hechos muestran como promovida por los anglosajones, para crear las condiciones de guerra civil, “recomendada” por el historiador británico Harry S.
Ferns, a comienzos de los años ’70, para volvernos al subdesarrollo crónico, tarea hoy emprendida con inusitada violencia institucional por el gobierno nacional.
En ese contexto de enfermizas profundas confusiones doctrinales esenciales, que un veterano y héroe de guerra haya aceptado ser parte de un gobierno que tiene a la anglo holandesa Shell en el poder (entre muchas otras aberraciones), pasa a ser un caso más –que no deja de ser emblemático por su relevancia-, de los afectados por el adoctrinamiento colonizante impartido desde “la fusiladora” (2), y profundizado a niveles preocupantes por “el proceso” (3); todo eso en las antípodas de la patriótica Doctrina de la Defensa Nacional de aquellas Fuerzas Armadas regidas en su momento por la Ley Riccheri, la misma que forjó patriotas defensores de la soberanía en concreto, como Mosconi, Baldrich, Savio, Perón,
Valle, Guglialmelli y muchos otros.
El mismo suceso (la destemplada expulsión de Gómez Centurión,
supuestamente por permitir importaciones truchas y posibilitar evasiones impositivas y consecuentes fugas de divisas); parecería un chiste de mal gusto, en un gobierno nacional que proclama “honestidad” pero que tiene varios “expertos” en contrabando, evasiones impositivas, fugas de divisas y otras actividades
similares de rápidos y fáciles enriquecimientos dudosamente presentables; en una realidad que solo el cerrado cerco mediático, ciertas complicidades eclesiásticas y sectarias ultra conservadoras, y los poderosos apoyos corporativos y del G 7 (4), han impedido que les estallen en la cara, hasta el día de hoy.

1) Alzamientos militares supuestamente no destituyentes, que proclamaban nacionalismo y defensa de las Fuerzas Armadas, realizados entre 1987 y 1990.
2) Revolución fusiladora – Golpe de Estado liberal y anglófilo de 1955.
3) Proceso de reorganización nacional – Golpe de Estado neoliberal con fuertes referencias de ser digitado por el Departamento de Estado de EEUU y la Banca Transnacional en 1976.
4) G 7= Grupo de los 7 – Potencias económicas tradicionales afines al neoliberalismo, opuestas al BRICS y a toda potencia emergente.

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