La letrada Cathy McCulloch fue contratada por su cliente (de quien no reveló su identidad) pocos días antes del juicio, y no tenía algún argumento legal más que su palabra. «Yo no hice nada», insistía ante las acusaciones de su hija.
En entrevistas con su defensora, el hombre comenzó a relatar todo lo que creía que podía ser útil para el caso, pero nada muy convincente. El único dato que quedó suelto fue la mención de «Cincuenta sombras de Gray», el libro favorito de la supuesta víctima.
McCulloch dijo que nunca había leído el libro y no sabía de qué se trataba, pero decidió investigarlo con ayuda de su asistente. Al repasarlo, notaronllamativas similitudes con el relato de la menor.
«En el tercer día del juicio, comencé mi examen. Ella aceptó que su padre era estricto y que le estaba ‘arruinando la vida’. Pasé directamente a mi pregunta principal: ¿Estás tan molesta con él que inventaste todo esto? Ella dudó.Mencioné las similitudes con el libro y ella se quebró, admitiendo su culpa», repasó la abogada.
Posteriormente, el fiscal reexaminó cada punto y la adolescente confirmó la falsedad de las acusaciones. Por ello, el juez instruyó al jurado para que absuelva al padre, calificando el caso como «único» en su carrera.