Galería de fotos y las perlitas de un clásico «caliente» y patas para arriba: Las peleas estuvieron adentro y la fiesta afuera

Sin dudas, de los dos partidos que se jugaron en el marco de la Copa Bicentenario, este fue el más emotivo. Hubo mucho más público que en Villa Sarita, donde fueron pocos aficionados del Colectivero. En cambio en este partido, Crucero llenó sus sectores, trajo muchos hinchas del interior de la provincia y copó las tribunas oficiales y la popular de la cabecera del arco, que no estaba a «reventar» porque la entrada única daba derecho a ingresar a cualquiera de los dos sectores. Muchos habituales de la «popu» optaron por aprovechar la oportunidad y ver el cotejo cómodamente sentados. ¿Quién ganó el duelo de hinchadas?

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Sin dudas, hubo más público de Crucero, que llenó el 60 o el 65 por ciento del estadio. Guaraní llevó mucha gente, también, es cierto. Si se sumaran las dos convocatorias, gana la Franja. Pero hoy los de Crucero fueron más. Sin embargo, la gente de Guaraní con su muy aceitada «orquesta» que incluye bombos, cornetas y trombones, le puso la banda de sonido al segundo clásico.

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¿Por qué se pelearon Miguel Zahzú y Juan Sosa? Aparentemente Zahzú le gritó a uno de sus jugadores que metiera todavía con más fuerza. El partido ya estaba calentándose. Juan Sosa, que ve los partidos a la salida del vestuario local, siempre muy cerquita del banco visitante, escuchó y empezaron a recriminarse primero, a insultarse después y casi se van a las manos. Al final del partido MOL le consultó a Zahzú por le incidente y el DT de Guaraní le restó importancia. «Ya pasó, queda ahí», dijo primero. Después agregó «hay gente que tiene que saber ubicarse». Los dos se fueron expulsados. Más tarde, un asistente del banco de Guaraní también vio la roja.

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En la cancha de Crucero hubo mucho público, comparable en el último año y medio a unos pocos partidos como el amistoso ante Olimpia en enero del 2015 para celebrar el ascenso a Primera (eran mayoría del Decano, que cruzaron el puente esa noche). Ni siquiera el partido ante Independiente del año pasado o el cotejo en el que logró el ascenso ante Patronato de Paraná (noviembre de 2014) tuvieron tanto público. Y lo que si fue un récord absoluto fue la cantidad de autos que había afuera del estadio. La fila de coches casi llegaba hasta la ruta 105. Es decir, un fila doble de autos de casi 20 cuadras de longitud. Nunca visto…

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Los «duelos» entre jugadores estuvieron a la orden del día. Uno de los más picantes fue el de Rodrigo Lerchner y Mauro Gómez, que no paraban de codearse, insultarse y cuando uno tenía la pelota el otro lo marcaba con ganas. En el segundo tiempo Mauro no volvió y en su lugar entró Elvis Duré. Otro fue el de Pablo Stupiski con su ex compañero, Julio Barraza. En una se chocaron y Barraza se quedó tocándose la cabeza, después lo fue a buscar al «pibe» de Oberá y al final terminaron abrazados. El Colo Fioravanti también se cruzó varios de Crucero. Solo por citar algunos de los muchos duelos calientes dentro de la cancha.

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Una vez más faltó a la cita el presidente de Guaraní, Roberto Enríquez, ausente con aviso por encontrarse de viaje. Lo reemplazó el vice Juan Nazer, quien charló animadamente con Julio Koropeski, antes del comienzo. Se saludaron con un abrazo. Hay buena onda entre las cúpulas de ambos clubes. Las dirigencias, además, se encuentran cada vez más hermanadas por las similares dificultades que enfrentan cada uno en su club para llevar adelante un plantel profesional en competencias importantes en tiempos de vacas flacas. Inclusio, cuando Enríquez y Koropeski hablaron por teléfono para terminar de pactar estos cruces, empezaron a contarse sus «cuitas» y casi terminan en las lágrimas. A veces, los dos máximos responsables de haber devuelto el fútbol misionero al nivel nacional se sienten cansados de «remar en dulce de leche.

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¿Qué Copa se jugó? Pocos lo sabían pero, tal cual publicó MOL hace unos días, no existió la Copa César Decamilli ni la Copa Fundación Demetrio Korpeski (que igual tuvo su homenaje), que era la idea original. Los dos trofeos que se disputaron y que irán a engrosar las vitrinas del Colectivero, en el museo «Julio Grondona» llevaron idéntico nombre: Copa Bicentenario y fueron donados por el Ministerio de Turismo. A propósito de eso, el titular de la cartera de Deportes no estuvo presente porque estaba corriendo los 200 kms de Buenos Aires, del Súper TC2000 en el mítico Autódromo Oscar y Juan Galvez. A Rafa no le fue muy bien, terminó 25° con Caito Risatti como piloto-acompañante. Lo de Rafa es único, porque tiene responsabilidades ejecutivas del máximo nivel como Ministro y es un piloto que corre en una categoría «top» del automovilismo nacional. Este año está experimentando si puede con las dos cosas. Pero si hay conflicto, ya avisó que se baja del auto.

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Los ex. Pablo Ostrowski, el ex 9 de Guaraní, no se olvidó de sus compañeros y se hizo el clásico pique hasta el banco de suplentes visitante momentos antes de arrancar el partido para saludar a algunos ex compañeros y asistentes, como Telmo Gómez. En la vereda de enfrente, Barraza (ex Crucero) se saludó con un abrazo con algunos de sus ex compañeros con los que jugó hasta finales del año pasado, como Rodrigo Lerchner o Alejandro «Tarrito» Pérez.

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«Gratitud y Reconocimiento a Don Demetrio Koropeski, Fundador del Club Mutual Crucero del Norte por la enorme labor realizada en vida. Comisión Directiva», rezaba la plaqueta presentada por Julio Koropeski y el capitán del Colectivero, Alejandro Pérez. Muchos pensaron que se trataba de un reconocimiento al lateral derecho. Pero en realidad era un homenaje al fundador del club de parte de Presidente y referente y capitán del plantel.

 

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