¿Por qué es importante aprender un idioma?

Aprender una lengua extranjera puede ser una decisión motivada por una imposición externa (exigencia educativa y/o laboral) o por una motivación interna del sujeto (gusto por el idioma en particular, interés por expresarse en una lengua distinta, entre otros). En ambos casos, el objetivo es adquirir progresivamente conocimiento sobre esta lengua de manera talque el estudiante pueda desenvolverse comprensiblemente (dentro de sus capacidades) en los distintos ámbitos donde se requiera el uso de dicho idioma.

Hasta aquí, se evidencia el trayecto “visible” del que aprende: si es capaz de manejar ciertas estructuras, conceptos, reglas y léxico apropiadamente, se considera que ha podido adquirir satisfactoriamente competencias (elementales, intermedias o avanzadas según el nivel de complejidad en el que se encuentre) en el uso de ese idioma. Sin embargo, además de este resultado observable, el aprendizaje de una lengua extranjera proporciona un beneficio imperceptible a simple vista: la posibilidad de repensar nuestros modos de aprendizaje y nuestra propia cultura.

Entrar en contacto con otro idioma pone a prueba nuestra capacidad de adaptación, de interpretación y de asociación. Esto es así porque nuestros esquemas mentales, por medio de los cuales establecemos conexiones y organizamos y procesamos la información que recibimos, se ven en la necesidad de reacomodarse o incluso construir nuevos vínculos para lograr una comprensión de ese nuevo material al que tenemos acceso. Este complejo recorrido indefectiblemente repercute en nuestra manera de enfrentarnos a futuros conocimientos y de concebir el aprendizaje. De aquí se deprende la concepción de que, con frecuencia, quien maneja un segundo idioma o lengua extranjera, podrá aprender un tercer idioma con mayor facilidad.

La posibilidad de adquirir una lengua extranjera interpela nuestra propia posición como hablantes nativos. Al enfrentarnos a un sistema lingüístico nuevo tendemos a reflexionar y a tomar consciencia sobre aspectos de la propia lengua que tenemos internalizados pero que muchas veces son producto de un estudio mecanicista y memorístico. Así es que esta reestructuración cognitiva nos otorga una nueva perspectiva frente a nuestra propia realidad.          Asimismo, en el proceso de adquisición de una lengua distinta a la lengua materna, vamos familiarizándonos con las formas de desenvolverse e interactuar de los hablantes de dicha lengua. El empleo de ciertas palabras y/o expresiones nos adentran a su idiosincrasia y su cultura. Así, a pesar de quizás no haber visitado el punto geográfico en donde se habla ese idioma, tendremos ciertas herramientas lingüísticas para comprender con mayor facilidad a sus hablantes.

Al momento de justificar el aprendizaje de una lengua extranjera, sea cual fuera, tenemos que recordar entonces que, además de otorgar cierto “status” y posibilidades de acceder a más y mejores oportunidades laborales y/o profesionales, permite repensar nuestra propia lengua, propiciar el desarrollo de nuevos esquemas epistemológicos y acceder a una cultura distinta.

 

Por Profeora María Isabel Estrada

Docente de la cátedra Inglés I

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