El Obispo Martínez desmiente presiones a fiscal de Santa Fe en defensa de un cura

«Ante una noticia proveniente de un medio de Reconquista-Santa Fe, sobre la manifestación del fiscal Rubén Martínez, quien ha expresado reiteradas veces que el día 20 de Abril se sintió «coaccionado y amedrentado» por un dialogo que hemos tenido en el Tribunal de esa ciudad, manifiesto que nunca en este tiempo he contestado a algunas publicaciones de esta noticia para no entorpecer la causa y el trabajo de la Justicia. En esta ocasión lo hago porque han promovido que esta información llegue a la Diócesis de Posadas», aseguró el obispo Juan Rubén Martínez, en relación a una causa que se le sigue a un cura de esa ciudad acusado de abusos sexuales.

«No es verdad que fui a tribunales de Reconquista a hablar con el fiscal Rubén Martínez, solo fui a preguntar en donde estaba detenido  el Sacerdote para visitarlo, y pedir alguna información si era posible. Fue el fiscal el que salió a recibirme, y saludándome, incluso diciendo que tenía admiración por mi persona ya que fui Obispo de esa Diócesis por siete años, cosa que agradecí. Él se ofreció para aportarme información, obviamente manifestándome el dolor por la situación que se había generado. El dialogo fue cordial y de respeto. Me sorprendió que dos días después el Fiscal dijera que lo amedrenté, cosa que no es verdad. Durante estos meses escuché amenazas sobre una supuesta denuncia que realizarían contra mi persona hecho que hasta el presente no ocurrió», insistió Martínez.

«Toda esta mediatización que tergiversa raramente un dialogo ocasional y respetuoso, tenido con el Fiscal, no le hace bien lamentablemente a la búsqueda de la verdad, y el deseo que tenemos de apostar al camino de una justicia transparente e independiente», agregó.

Martínez recordó que «en treinta años  de Sacerdote y 22 años de Obispo, nunca he hablado con Jueces o Fiscales sobre una causa concreta de un acusado, para no interferir en el trabajo de la Justicia.
Dado en la Sede Episcopal de la Diócesis de Posadas a los 22 días del Mes de Julio de 2016».

La acusación al obispo de Posadas surge a raíz de una visita a Reconquista, donde él mismo había sido el jefe de la Iglesia antes de venir a Misiones. Martínez fue en busca de información sobre un sacerdote amigo suyo que ahora está acusado de abuso sexual.

Se trata de Néstor Monzón, de 47 años, acusado del delito de «abuso sexual gravemente ultrajante» en perjuicio de una nena de 3 años, que visitaba la Parroquia «María Madre de Dios», en el barrio Hospital de esa ciudad, vecina a la vivienda de sus abuelos.

 

Los padres de la víctima denunciaron penalmente por encubrimiento al obispo de la diócesis, Ángel José Macín.

La causa, además, involucra a la asesora legal del obispado, Gabriela Contepomi, a quien los defensores de la familia de la menor denunciaron porque en una escucha telefónica que se incorporó al expediente, la profesional dialoga con el cura Monzón y le señala que por orden del obispo Macín debe «borrar» todos los mensajes enviados o recibidos en su teléfono móvil.

 

Además, el fiscal de la causa, Rubén Martínez, anunció que convocará nuevamente al padre Monzón porque existe una segunda denuncia en su contra, también por abuso sexual ultrajante, presentada por los padres de un primo de la nena que motivó la apertura del expediente.

El padre Monzón permaneció los dos meses de su detención en la iglesia de Calchaquí, al sur deReconquista, ya que las autoridades de la Abadía Benedictina del Niño Dios, de Victoria, Entre Ríos, no lo aceptaron.

El 19 de abril pasado, el sacerdote Monzón fue detenido por la policía cuando ingresaba a la Parroquia María Madre de Dios, y la justicia le imputó el delito de abuso sexual ultrajante, agravado por la condición de ser un ministro de un culto religioso reconocido y por producir un grave daño en la salud de la víctima, una menor de 3 años. La denuncia fue realizada por la madre de la menor en el Centro de Orientación de Víctimas de Violencia Familiar y Sexual de la Unidad Regional 19 de la policía provincial. Según consta en la denuncia, «la niña y su primo fueron manoseados por el sacerdote en su zona anal y genital, en la misma residencia católica en la que vive». También declaró que la niña tiene un «desgarro parcial de himen» y que fue contagiada «con el virus del papiloma humano (VPH)», supuestamente no comprobado.

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