Mensaje del Papa por el Bicentenario: «La Patria no se vende»

En una carta enviada con motivo de la celebración de los 200 años de la Independencia, el papa Francisco transmitió un mensaje de cercanía con los «hijos más llagados de la Patria», entre los que mencionó a los indigentes y desocupados, y sostuvo que a la «Madre Patria no se la puede vender» y que hay que «defenderla de todo tipo de colonizaciones».

Así lo afirmó en una misiva de una carilla y media, firmada de puño y letra que envió al presidente de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), monseñor José María Arancedo, a través del cual envía su saludo a los obispos, las autoridades nacionales y todo el pueblo argentino.

Según informaron fuentes episcopales, la carta será leída mañana en el marco del Tedeum que se celebrará en la provincia de Tucumán, como parte de los actos centrales por el Bicentenario de la Independencia, al que asistirá el presidente Mauricio Macri y su gabinete.

«Deseo que esta celebración nos haga más fuertes en el camino emprendido por nuestros mayores hace ya doscientos años. Con tales augurios expreso a todos los argentinos mi cercanía y la seguridad de mi oración», comienza la misiva el papa argentino Jorge Bergoglio.

En tanto, expresó que «de manera especial quiero estar cerca de los que más sufren», entre los que mencionó a «los enfermos, los que viven en la indigencia, los presos, los que se sienten solos, los que no tienen trabajo y pasan todo tipo de necesidad, los que son o fueron víctimas de la trata, del comercio humano y explotación de personas, los menores víctimas de abuso y tantos jóvenes que sufren el flagelo de la droga».

«Todos ellos llevan el duro peso de situaciones, muchas veces límite. Son los hijos más llagados de la Patria. Sí, hijos de la Patria. En la escuela nos enseñaban a hablar de la Madre Patria, a amar a la Madre Patria. Aquí precisamente se enraiza el sentido patriótico de pertenencia: en el amor a la Madre Patria», agregó el pontífice.

Y agregó: «Los argentinos usamos una expresión, atrevida y pintoresca a la vez, cuando nos referimos a personas inescrupulosas: ‘éste es capaz hasta de vender a la madre’; pero sabemos y sentimos hondamente en el corazón que a la Madre no se la vende, no se la puede vender…y tampoco a la Madre Patria».

En otro tramo del texto, Francisco dijo que «celebramos doscientos años de camino de una Patria que, en sus deseos y ansias de hermandad, se proyecta más allá de los límites del país: hacia la Patria Grande, la que soñaron San Martín y Bolívar» y que esa realidad «nos une en una familia de horizontes amplios y lealtad de hermanos».

«Por esa Patria Grande también rezamos hoy en nuestra celebración: que el Señor la cuide, la haga fuerte, más hermana y la defienda de todo tipo de colonizaciones», remarcó, y dirigió una palabra especial a los ancianos y los jóvenes argentinos, a quienes pidió «ayuda para continuar andando nuestro destino».

A los ancianos, a quien llamó los «memoriosos» de la historia, les pidió que «sobreponiéndose a esta cultura del descarte que mundialmente se nos impone, se animen a soñar» y a los jóvenes los exhortó a «que no jubilen su existencia en el quietismo burocrático en el que los arrinconan tantas propuestas carentes de ilusión y heroísmo».

«Estoy convencido de que nuestra Patria necesita hacer viva la profecía de Joel (cf. Jl 4, 1). Sólo si nuestros abuelos se animan a soñar y nuestros jóvenes a profetizar cosas grandes, la Patria podrá ser libre», expresó Francisco aludiendo a una cita bíblica que habla del juicio de Dios sobre las naciones extranjeras que actuaron contra Israel, «dispersando al pueblo» y «repartiendo la tierra».

«Pido a Dios, nuestro Padre y Señor, que bendiga nuestra Patria, nos bendiga a todos nosotros; y a la Virgen de Lujan que, como madre, nos cuide en nuestro camino. Y, por favor, no te olvides de rezar por mí», concluyó con sus tradicionales palabras el mensaje dirigido a Arancedo.

En el Episcopado, la carta fue recibida con benéplacito y será llevada mañana por la comisión ejecutiva a Tucumán para ser leída en la celebración de acción de gracias que se desarrollará en la catedral Nuestra Señora de la Encarnación, de la capital tucumana, presidida por el arzobispo de Tucumán, monseñor Alfredo Zecca, con la participación del presidente Macri.

En respuesta a una invitación del gobierno nacional, el presidente del Episcopado, el vicepresidente segundo y arzobispo de Salta, monseñor Mario Cargnello; y el secretario general y obispo de Chascomús, monseñor Carlos Malfa participarán de los actos centrales en Tucumán.

También estarán presentes otros obispos de la región y el nuncio apostólico, monseñor Paul Emil Tscherrig, en su condición de representante de la Santa Sede en el país. En tanto, en la ciudad de Buenos Aires, a las 0 hora del 9 se julio repicarán las campanas de la catedral metropolitana y a las 11 de la mañana el arzobispo porteño y cardenal primado de la Argentina, Mario Poli, también presidirá un Tedeum.

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