El Pombero, mito guaraní o invención jesuítica

Los padres de Leonel Octavio acusaron al Pombero como el culpable de la desaparición del niño de dos años del campamento de tareferos en Dos de Mayo. Este ser mítico comparte junto al Jasy Jateré, el Lobizón, la Caa Porá el universo de las narrativas folclóricas de la región Jesuítico Guaraní. Algunos investigadores dicen que son las intimas tradiciones de los Mbya Guaraníes, otros sin embargo afirman que son la adaptaciones de las tradiciones, hechas por los Jesuitas que re-educaron a la región entre 1609 y 1767.

EL caso de Leonel se conoció el viernes por la tarde, el niño desapareció el jueves a la siesta en el campamento de tareferos en un yerbal en Dos de Mayo, donde sus padres trabajaban junto a una cuadrilla. El pequeño que sobrevivió dos días solo en el monte fue dado de alta ayer por la mañana luego de estar internado en el Hospital de Oberá.

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Gilberto da Silva, padre de Leonel Octavio, no tiene ninguna duda: el culpable de que su hijo haya pasado dos días perdido en un capueral no es otro que el Pombero, figura mítica que según la creencia popular se lleva a los niños que deambulan solos en horas de la siesta.

Para comprender un poco del porque de esta denuncia debemos recuperar la mitología de la región. Una de las investigadoras misioneras que se ha abocado a la mitología regional es la historiadora Nora Morales, quien explicó que las tradiciones son netamente orales y aún tienen un fuerte registro en la zona rural, más aún en la región del Paraguay.

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Pombero

Explicó que no existen registros escritos de las antiguas leyendas y mitos asociados al pueblo guaraní.. El guaraní no se escribía hasta la llegada de los misioneros jesuitas quienes desarrollaron una grafía y estandarizaron una gramática para esta lengua. Por lo tanto sus creencias religiosas eran transmitidas oralmente.

Así, el relato de los distintos dioses, leyendas y mitos relacionados puede variar de un lugar a otro. Las diferencias regionales pueden ser extremas hasta el punto de redefinir completamente el papel de una deidad en la religión guaraní.

A pesar de que muchos de los pueblos guaraníes han sido asimilados a la sociedad moderna y sus creencias han sido alteradas o sustituidas por el cristianismo (debido en gran parte a la evangelización y el proceso de sincretismo por parte de los misioneros jesuitas en el siglo XVII), muchos de los mitos centrales continúan activos en las regiones guaraníticas.

Contrariamente a lo que se piensa, los guaraníes no eran monoteístas. Si bien Tupá era una divinidad prestigiosa en la sociedad guaraní, existían dioses supremos que habían creado la «Tierra Sin Mal» y habían dado origen a los otros dioses en un complicado sistema teogónico.

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Los misioneros jesuitas aprovecharán de las características de la deidad Tupá para relacionarla con el Dios cristiano y desviar de esa manera el sentido inicial del mito mayor fundacional indígena.

Todas las investigaciones sin embargo reconocen que la tradición oral que aún circula por las zonas rurales de la región tiene al Pombero como uno de los personajes más famosos. Aunque etéreo nadie puede definirlo de una forma concreta. Siempre envuelto en la oscuridad apenas lo describen como un ser moreno con figura humana que se acerca a las viviendas en la zona rural de forma furtiva, cubierto con un sombrero y con un bastón.

En las tradiciones populares, quién quiera ganarse el favor del Pombero debe dejarle caña y tabaco todas las tardes. El mito popular supone que este ser merodea las casas de noche o al mediodía, acosando a las mujeres bellas y secuestrando a los niños.

La historiadora posadeña Nora Morales explicó que el origen del mito es difuso, incluso algunos componentes en su construcción que incluyen el componente religioso católico hacen dudar de su origen guaranítico.  Explicó que el investigador Miguel López Breard considera al mito como guaraní y le da características de duende, porque lo representan como un hombre de edad, pero de pequeña estatura rostro lampiño y cuerpo peludo que se cubre la cabeza con un sombrero de paja que nunca se quita.

Los historiadores coinciden en el gusto del Pombero por el tabaco, la miel y la caña, por lo cual quien quiere sus favores y protección deben dejarle cotidianamente estas cosas como pago y el Pombero puede enojarse si no le dejan el pago convenido.

Leo y el cana
Leonel Octavio y Jorge Vera el integrante del GOE que lo encontró

Es reconocido por silbar e imitar a las aves. Y el mito cuenta que le gusta espiar a los niños y las mujeres, pudiendo robarse algunos niños para llevárselos como hijos. Si un hombre lo enfrenta, no suele atacarlo directamente, pero puede desorientarlo en el monte y perderlo, o lastimar a las mascotas como represalia, incluso en las narraciones se habla que arrojaba cascotes a las casas de las personas con las que estaba enojado para atormentarlos.

Morales recurre también al investigador Girala Yampey que en su trabajo “Sobre mitos y leyendas Guaranies” presenta al Pombero como un duende, de baja estatura pero entrado en años, que “produce miedo, no pavor. En algunos casos hasta produce cierta simpatía por amigarse con determinadas personas”.

El Pombero es así representado como “casi humano vagabundeando por los montes, pero se lo siente más en las cercanías de las casas”. Para Yampey el Pombero es hábil para mimetizarse en el monte y asustar y secuestrar personas lo cual es reforzado por las tradiciones orales en los pueblos y zonas rurales.

Estos investigadores muestran que en las comunidades rurales de NEA Argentino e incluso en Paraguay es aún común escuchar el temor a estos personajes míticos. Por ello no es descabellado encontrarse con denuncias como la de los padres de Leonel.

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