Hoy celebramos la vida de dos personas, dos personajes, que son dos “grandes” del cristianismo: San Pedro y San Pablo. Tan diferentes en su origen, en su camino, en su manera de ver las cosas y los dos son pilares de la Iglesia.
Las gestiones de los Papas están cambiando desde Junio de 1963, Paulus VI ha sido el 262 Papa en reemplazar a Pedro y el primero en llevar la palabra de Dios fuera de su continente. Los posteriores representantes, Juan Pablo I, Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco han afianzado dicha tendencia acorde a los cambios de la humanidad y del planeta.
“Quiero que la Iglesia salga a la calle. Las parroquias, los colegios, las instituciones son para salir; si no salen se convierten en una ONG, y la Iglesia no puede ser una ONG. Que me perdonen los Obispos y los curas, si algunos después le arman lío a ustedes, pero.. es el consejo; y gracias por lo que puedan hacer”. (Papa Francisco con los jóvenes Argentinos en Catedral San Sebastián, J.M.J. Rio de Janeiro, 25/7/2013).
Aquel Julio del 2013, trajo aire fresco para notables transformaciones a una institución famosa por sus aletargadas innovaciones, “sus tiempos”.
El mundo, a lo largo de sus revoluciones industriales, guerras, opresión por religión, migraciones y contaminación ambiental, nuclear, violencia de todo tipo, descarte social y desmadrada corrupción, ya por una centuria está sufriendo dichos cambios.
Estados Unidos, España, Francia, Alemania, Cuba, Turquia, Kenia, fueron países visitados por Paulus VI hasta Francisco.
Juan Pablo II, el más atleta de los últimos Papas, desde 1978 visito continentes e islas; mas de cien países, algunos en reiteradas y necesarias oportunidades durante sus 27 años de papado. Islas del pacifico, algunas próximas a su desaparición por el calentamiento global.
Polonia, su país natal, ha sido el privilegiado con más visitas.
Países con complejos y ancestrales conflictos vecinos a la antigua Rusia, también lo han recibido a pesar de sus sinceras declaraciones:“Queridos jóvenes, vuestro pueblo está viviendo una transición difícil y compleja del régimen totalitario que lo oprimió tantos años, a una sociedad finalmente libre y democrática. Pero la libertad exige conciencias fuertes, responsables y maduras, la libertad es exigente y en cierto sentido, cuesta más que la esclavitud. No paseis de la esclavitud del régimen comunista a la del consumismo, otra forma de materialismo que, sin rechazar a Dios con palabras, lo niega con hechos, excluyéndolo de la vida”. (Ucrania, 2001).
Gracias a Juan Pablo II y nuestro Cardenal Quarracino, entre otros, se iniciaron las Jornadas Mundiales de la Juventud en el año 1986. El mismo Cardenal Argentino que apoyó desde un inicio al Padre Jorge Bergoglio.
Los estilos cambian, la esencia perdurará a través de los tiempos, las encíclicas de cada uno de ellos, inclusive las de Juan XXIII, anterior a Paulus VI, así lo traslucen en sus expresiones sobre el ser humano, mujer, familia y el cuidado de la naturaleza.
Juan Pablo II sufrió un atentado, es de esperar de ahora en más, que puedan existir profesionales campañas de desprestigio desde anquilosados grupos de poder a través de medios de comunicación en busca de banalizar la palabra del representante de Cristo. Un Papa con influencia sobre la humanidad más allá del catolicismo, sumada la opción preferencial por los pobres del actual Papa Francisco frente a una economía que mata, sin duda incomoda la tendencia.
“Quien quiera salvar su vida la perderá; pero quien pierda la vida por mí, ése la salvará” (Lc 9, 24).
Recemos por un Ecumenismo en paz y por Francisco.
Gabriel Alsó, Ex alumno Salesiano
Ref: www.vatican.va
