El libro “En los ojos del pajhaué” del escritor Mano Vogler será presentado hoy viernes en la sala Kowalski del Centro Cultural Vicente Cidade, Belgrano y General Paz, a las 21 con entrada libre y gratuita, en un acto que cuenta con la adhesión de la Sociedad Argentina de Escritores, filial Misiones.
Mano Vogler, según él mismo
Nací en Posadas el 9 de octubre de 1970, durante la presidencia de un militar que muy pocos recuerdan. Crecí en una casa de la calle Bolívar frente al Concejo Deliberante y la primaria la hice en la Escuela nº3, que queda en Santa Fe y Rivadavia. La secundaria me atravesó durante diez años pero no me dio ningún título, ni de mejor compañero: siete en la Industrial, uno en un Instituto Agrotécnico de Virasoro, otro en Línea Cuchilla y un par de tentativas infructuosas en esos programas de Educación Secundaria Abierta. Nada.
Salí ileso de dos matrimonios y tengo una hija que se llama Juana y está completamente cuerda.
Trabajé como cadete en un supermercado; en la arenera de la Laguna San José, fui pintor de brocha gorda, artesano, “homeless” y pastor evangélico (que no sé si valen como trabajo estos dos últimos, pero que lo hice, lo hice). Actualmente no creo en nada y vivo en Capioví, donde hago lo que puedo (incluso escribir).
La obra, por el autor
“En los ojos del pajhaué” es un libro de veintiuno por catorce y así de finito. En la tapa puede verse la foto de una jangada, (para el que no sabe qué es una jangada, el libro ya presenta una primera utilidad). La foto de una jangada, decía, en blanco y negro, (obviamente, ya que en la época de las jangadas no existía la película color). También en la tapa, en la parte superior, dice “En los ojos del pajhaué”, (para quien ignore también lo que significa pajhaué, he aquí la segunda utilidad del libro: en una de sus páginas, no recuerdo cuál, está explicado). En su interior hay una serie de relatos breves sobre episodios de la vida de mi viejo, algunos en los que fui partícipe, otros que sólo los escuché de su boca, todos ellos que dejaron marcas imborrables en mi personalidad.
La idea es entregar al lector un trabajo ameno y fluido, escrito en un lenguaje cotidiano, con pinceladas de humor y en un tono dinámico. Una invitación a tomarse un recreo.
Paisajes misioneros, reflejos del Paraguay y fotografías del mundo en muestras pictóricas en cuatro museos
