Momento crítico

La detención de José López, con una obscena bolsa de nueve millones de dólares, es un golpe al mentón del kirchnerismo que sacude el tablero político a las puertas del segundo semestre y a un año de las elecciones legislativas.

Como la muerte de Alberto Nisman, de la que no hay pruebas de que haya sido un asesinato, la caída de López llega en un momento justo y obliga al kirchnerismo a replegarse a la defensiva. Pero a diferencia del tiro en la cabeza del fiscal o del lockout de los patrones de la soja en 2009, que puso al borde del abismo a Cristina Fernández, esta vez, el kirchnerismo no está en el poder, lo que interpela su capacidad de reacción y las posibilidades de recuperar la iniciativa política.

A diferencia de aquellos episodios, la detención de López justifica el relato de la corrupción que tan bien explotó la alianza gobernante para llegar al poder. Regocija al 51 por ciento y pone las barbas en remojo de aquellos que defendían a capa y espada el modelo anterior.

La corrupción daña no sólo la credibilidad en las instituciones, sino los procesos políticos. Por eso, no hay que ser indiferente ante la corrupción. Ante ninguna.

Sin embargo, los detalles cinematográficos y los allanamientos con decenas de policías preparados para la guerra, montan un show mucho más sencillo de digerir que la abstracción de millones de dólares escondidos en Panamá o Las Bahamas. Ambas corrupciones tienen el mismo patrón: dinero no declarado. Uno irá preso, a los otros se les ofrece un enorme banquete de blanqueo con el que calmarán sus conciencias sin necesidad, siquiera, de traer el dinero de nuevo al país.

El daño de un López o un Lázaro –o ponga aquí el nombre de su corrupto preferido- es enorme para la política. Erradicar la corrupción debe ser un objetivo de cualquier Gobierno y para eso, deben funcionar en forma correcta, y a tiempo, todas las instituciones de control y la Justicia, que, generalmente, se despierta con el hecho consumado. Es mucho más fácil investigar a un poder en retirada y hacer leña del árbol caído, que enfrentarlo. Si algo ha sobrado durante el kirchnerismo, fueron denuncias contra funcionarios, muchas veces iniciadas a partir de recortes de diarios, retroalimentados por acusaciones paridas en las usinas de la oposición. Poco han avanzado, en paralelo, las acusaciones de lavado de dinero de los empresarios de bien que lavaban sus ganancias en Suiza o en paraísos fiscales de Centroamérica.

Por el contrario, el honestismo no es una virtud en si misma para hacer política. La Alianza llegó al Gobierno con la promesa de transparencia y no sólo fracasó en el intento, sino que terminó de hundir al país en la miseria regada con sangre de la represión.

El macrismo también hace gala de la honestidad y la transparencia. El propio Macri señaló que «más allá del bochorno, de la indignación que despertó en todos los argentinos, claramente tiene que ver con una mala forma de hacer política», y sostuvo que «por suerte los argentinos decidimos un cambio» en función de que «la política esté liderada por servidores públicos».

Pero además del Presidente con sus cuentas ocultas –de las que ahora dice que “no se dio cuenta” de su existencia-, hay medio gabinete con dinero en el exterior y el Gobierno cobija a funcionarios denunciados por lavado de dinero, como el ministro de Hacienda, Alfonso Prat Gay o el procesado por el megacanje de la Alianza, Federico Sturzenegger.

Las preocupaciones, de todos modos, inclinan la balanza hacia un único lado. En Misiones, el radicalismo, que ejerce una defensa mucho más potente que el mismo PRO, de la alianza gobernante, hizo gala del oportunismo para aprovechar el efecto López y reclamó al Ejecutivo un detallado informe de todas las obras públicas, su mecanismo de financiación, funcionarios, empresas y gerentes intervinientes no sólo en la ejecución de las obras, sino en las licitaciones… desde 2003 hasta la actualidad. Ninguna preocupación, mostraron sus dirigentes por los bolsos enterrados en paraísos fiscales.   

La transparencia y la honestidad como banderas no alcanzan para hacer el bien común, como lo demostró la decepcionante alianza del radicalismo y el Frepaso. Hace falta una dirección.

Mientras que las pantallas televisivas están calientes con los detalles de bolsos, monasterios y llamadas presurosas a la Policía incorruptible, el rumbo que está tomando el Gobierno, deja a miles afuera, con políticas de ajuste, tarifazos y cierre de industrias y comercios.

El interrogante es cómo se pararán quienes defienden el rumbo anterior ante los embates. Antes, para sorpresa de todos, hubo una recuperación del kirchnerismo en los peores momentos con inéditas iniciativas políticas que se tradujeron en millones de votos. Ahora ya no está en el poder y hay un enorme cisma entre sus seguidores, el peronismo estructural y los aliados, del cuál no puede escapar la propia Cristina, líder natural hasta el 10 de diciembre, obligada ahora a actuar casi exclusivamente a la defensiva. ¿Cómo recuperar fuerzas ante las evidencias de podredumbre que salpican a lo más encumbrado del modelo? Cristina no sólo debe preguntar quien le dio el dinero a López, sino responder cómo se escapó al control de sus más cercanos colaboradores.

López no era un funcionario de segunda línea, sino que estaba a la vanguardia del kirchnerismo desde incluso antes de llegar a la presidencia.

Como la mujer del César, debe ser y parecer. Debe demostrar que la corrupción no es un elemento intrínseco de la política. Y no se puede caer en la defensa de trinchera, que contenga moralmente a los convencidos, sino mostrar a los descontentos –de antes y de ahora- que se puede hacer política sin manzanas podridas. La responsabilidad política es también hacerse cargo de estas cosas.

No es casual que la corrupción sea el común denominador de las crisis de buena parte de los países de Latinoamérica, donde en la última década hubo gobiernos “progresistas”. El patrón es similar. Oposiciones severas, medios de comunicación en contra y denuncias contra presidentes o sus colaboradores. El caso López o el de Lázaro Báez, o los arrepentidos de Brasil, confirman la regla y tapan el bosque.

La dirección de esos países en los últimos años también es similar. Hubo políticas de redistribución de la riqueza que sacaron a millones de personas de la pobreza y aumentaron la capa media de la sociedad. Según el último informe del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, el 38 por ciento del crecimiento económico en América Latina se debe a una mejor distribución de la riqueza, contra apenas un cuatro por ciento entre 1992 y 2002. Alrededor de 94 millones de personas se incorporaron a la clase media regional en la última década. Argentina y Brasil lideraron el grupo. 72 millones también salieron de la pobreza por mejores ingresos, de los cuáles, 59 millones estaban en la pobreza extrema.

El cambio de dirección que tomaron los gobiernos de Argentina y Brasil está generando el efecto contrario. En el Brasil de Temer, la actividad económica en abril bajó 4,5 por ciento, comparada con abril de 2015, cuando también caía. El desempleo se duplicó.

En la Argentina de Macri, el primer informe de la Universidad Católica Argentina alertó que en los últimos meses el número de pobres en la Argentina aumentó en 1,5 millones de personas, se multiplican los cierres de comercio e industrias, el número de desempleados y la caída del consumo en todos los niveles. La inflación está desbocada y comienzan las restricciones hasta en los remedios para los afiliados del Pami.

La devaluación perdió todo beneficio económico a cuenta de los tarifazos y el drenaje de divisas se puede apreciar en toda su dimensión en las fronteras misioneras. El éxodo de compradores a Paraguay o Brasil es incesante, mientras cientos de comercios bajan sus persianas por las bajas ventas en las principales ciudades de Misiones. Ni el feriado largo o el Día del Padre logran motivar el gasto.

La AFIP confirmó que se destruyeron 65 mil puestos de trabajo formales desde noviembre, la peor caída desde la crisis financiera internacional que se inició en 2008. La situación es peor si se considera la evolución de los trabajadores cotizantes, aquellos que registraron aportes en estos meses. En este caso, el descenso entre noviembre y febrero fue de 283.908 casos, más que duplicando la caída que se había registrado en el mismo período del año anterior. La disminución aún es mayor si se toma como punto de partida el mes de septiembre, donde se superan los 430.000 casos, cita un informe de la CTA Autónoma.

En paralelo, la Fundación Mediterránea reveló el triste récord de cheques rechazados en lo que va del año, con un tres por ciento.

La inflación es explicada ya no sólo por la especulación empresaria o la emisión monetaria, -argumentos de economistas progresistas y conservadores- sino por las medidas tomadas por el propio Gobierno, como reconoció Jorge Todesca, el titular del Instituto Nacional de Estadística y Censos, que, casualidad, promete transparencia.

La inflación informada por el Indec en mayo fue de 4,2 por ciento y superó el promedio de los sondeos privados que habían transcendido y fue avalada por las consultoras que, tras la intervención en el organismo, se lanzaron a medir variaciones de precios. La inflación núcleo de la ciudad de Buenos Aires, que había bajado en abril a 2,8%, volvió a ascender en mayo a 3,3% mensual. Considerando el desagregado de rubros encuestados, se tiene que en mayo 34 de 55 ítems registraron variaciones mensuales superiores al 2,2%, mientras que en abril dicha cifra era 29. Entre los ítems que tuvieron un mayor incremento se encuentran los servicios, que incluyen a las tarifas de agua, gas y luz a las que se les quitó parte de los subsidios, y el transporte y las comunicaciones. Si se observan productos puntuales, los cigarrillos fueron en mayo un 47% más caros y las verduras, un 20 por ciento. Anualizados, los datos superan con creces las proyecciones del 25 por ciento estimadas por el Gobierno.

Ante un segundo semestre que se avecina con la amenaza de hacer añicos la principal apuesta del Presidente, el caso López es una bocanada de aire fresco. Ya ni Macri sostiene al mítico segundo semestre y asegura que “en 2017” vendrá la recuperación.

Casualidad o causalidad, la detención de López se produjo apenas unas horas antes de que el Congreso diera media sanción al blanqueo de capitales que formaliza la legalización de la evasión, atado a la promesa de “reparación histórica” a los jubilados que reclaman una deuda por la actualización de sus haberes.

El blanqueo es la gran esperanza para que se produzca la lluvia de dólares del exterior, aunque ni los economistas más cercanos al Gobierno se animan a vaticinar un aluvión de billetes repatriados.

El pago a los jubilados, en cambio, genera críticas del kirchnerismo, que asegura que se pergeña un nuevo vaciamiento de los recursos de la Anses que podría derivar en el regreso de las AFJP como negocio privado para administrar los fondos previsionales. El argumento del kirchnerismo es que en pocos años los recursos ahorrados en el Fondo de Garantía de Sustentabilidad no alcanzarán para hacer frente al aumento del gasto previsto para pagar a los jubilados, con una Anses que se desfinancia por el fin de la detracción a las provincias y una política impositiva que aportará cada vez menos recursos.

La crítica es también compartida por los economistas más conservadores, como José Luis Espert, quien destrozó el proyecto que se debate en el Congreso por el incremento del gasto público que únicamente podría sostenerse con un nuevo endeudamiento.

“Lo que tenemos aquí es un aumento del gasto público (el retroactivo por única vez y el permanente) y un aumento del déficit fiscal por idéntico monto con una novedad: el proyecto de ley que impulsa Macri en el Congreso le tiene reservada una fuente específica de financiamiento que es la renta del FGS. El problema es que la renta del FGS por $ 75.000 millones (1% del PBI) ya estaba financiando antes parte del déficit fiscal existente, así que ahora aparece el síndrome de la frazada corta ¿con que se va a financiar la parte del déficit que queda sin fuente de financiamiento porque la renta del FGS pasa a tener como asignación específica financiar el nuevo aumento a jubilados?”, se pregunta Espert, un economista que critica al Gobierno por no ir hasta el hueso con el ajuste.

“Si el 80% del FGS son bonos del gobierno que el FGS acumuló para financiar los déficits fiscales del gobierno, siendo el Estado un defaulteador serial, queda claro que, conceptualmente, Cambiemos podría estar terminando de perpetrar el robo de los fondos jubilatorios que el kirchnerismo comenzó en 2008 cuando eliminó las AFJP y reestatizó los fondos previsionales de capitalización”, apunta.

Como se aprecia, desde distintas vertientes, la conclusión es la misma: el futuro del sistema previsional está en peligro con el proyecto impulsado por el Gobierno. En el mediano plazo el peligro es que no se pueda cumplir con los jubilados o el país se vea obligado a vender activos y endeudarse para sostener el sistema. Un retroceso enorme.

Durante la campaña, las economías regionales ocuparon buena parte de las promesas. Sin embargo, las medidas tomadas por el Gobierno han acentuado las crisis.

Misiones padece no sólo los bajos precios de sus productos, como la yerba mate y una fuerte caída en volumen y valores de sus exportaciones, sino una incesante sangría de divisas que se cuelan diariamente por las fronteras con un éxodo interminable en busca de mejores precios. Sólo el viernes cruzaron desde Posadas a Encarnación 46.062 personas. Mientras, los locales en el centro posadeño registraban pocas ventas por el día del Padre y el turismo tenía reservas del 50 por ciento de su capacidad en el feriado largo. En Puerto Iguazú, la Cámara de Comercio admite que se cierra al menos un comercio por día.

Los productores yerbateros paralizarán desde mañana la actividad y bloquearán la salida del producto en Misiones y Corrientes reclamando que la Nación eleve el laudo fijado y le preste atención al sector. El arribo de Alberto Re al Instituto Nacional de la Yerba Mate no modificó demasiado las expectativas de los productores, que esperaban una actitud más abierta del funcionario nacional.

Pese a esto, no hay demasiadas señales de algún cambio en la política económica que permita revertir la tendencia. El pedido del ITC diferenciado para los combustibles en Misiones y de alguna tarifa especial para el consumo de energía eléctrica, todavía no tiene respuesta oficial de la Nación.

Todas las expectativas están puestas en la visita presidencial del próximo lunes. Macri llegará con buena parte de su gabinete a un encuentro con el gobernador Hugo Passalacqua y sus ministros, que trabajan por estas horas en las carpetas que les serán entregadas a los funcionarios nacionales. Los principales pedidos pasan por las asimetrías, pero cada ministro tiene su propio planteo. Fondos para seguridad, equipamiento, el precio de la yerba, atrasos en los recursos para salarios docentes son algunos de los temas que se tocarán. “Veremos”, definió un ministro sobre las expectativas puestas en conseguir respuestas. Otros confían en que en la reunión que se hará en el Centro del Conocimiento, Macri saque de la manga alguna sorpresa.

La esperanza radica en que Misiones ha sido una de las pocas provincias que apostó a la gobernabilidad, sin trabar las iniciativas del Presidente y con una clara voluntad de diálogo con la Nación. Aunque todavía no hubo compensación, el objetivo se mantiene.

Los legisladores del Frente Renovador han dado esta semana una muestra más del pragmatismo de la hora. Con un kirchnerismo atribulado por las denuncias de corrupción, se consumó lo que se venía madurando desde el año pasado: la conformación del bloque Misionero en el Congreso. Las diferencias se venían disimulando en el último tramo del gobierno de Cristina, pero se evidenciaron con el pago a los Fondos Buitres. Los misioneros votaron a favor contra todo el kirchnerismo. Las diferencias radican en que Misiones es una de las provincias que dependen en alto grado de los fondos que envíe la Nación. Sostener un enfrentamiento ideológico se traduciría en daños mayores para los misioneros y en ningún beneficio, más allá de alimentar una oposición que ahora aparece sin conducción.  “Si estás en un espacio y votás en contra de lo que piensa, dejás de pertenecer”, precisó el diputado nacional Maurice Closs.

Se equivocan los que piensan que nos alejamos del Frente para la Victoria por el caso José López. Hubo tensión en el bloque cuando se votó el pago a los fondos buitres. Y en esta oportunidad votábamos cosas que nos parecían necesarias para el Presidente y para el gobernador Hugo  Passalacqua. Y ahora votamos en general la ley del blanqueo y de reparación a jubilados. En particular votamos muchas cosas en contra, pero facilitamos la salida de estas leyes. Si vos estás en un espacio y votás en contra de lo que ese espacio piensa, evidentemente dejás de pertenecer”, indicó.

La actitud es la misma que han tomado la mayoría de los legisladores que responden a los gobernadores en ejercicio. La oposición más dura es la expresada por quienes no tienen responsabilidad de gestión.

El componente romántico de la militancia combativa no sirve a la hora de administrar las provincias, sobre todo en el norte, donde las demandas son enormes. “La diferencia está en que usted aplica un tarifazo y nadie va a reclamarle a su casa, porque nadie sabe donde vive. Yo tengo que dar la cara en mi provincia donde todos saben donde vivo”, definió la senadora Sandra Giménez, en una reunión con el ministro de Energía, Juan José Aranguren. La misma respuesta cabe para cualquier otro legislador misionero.

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