Abusos sexuales: el recordado caso Vargas marcó un hito en la historia criminal por la ejemplar condena que recibió

El caso del docente Sergio González, sospechado de haber utilizado la red social Facebook para contactarse con menores de edad y luego corromperlos, trae a la memoria otro episodio tristemente célebre de la historia criminal misionera, el del entrenador de fútbol infantil Jorge Luis Vargas, quien recibió en 2009 la pena de 40 años de cárcel por haber abusado de media docena de chicos a los que enseñaba a jugar a la pelota en Posadas.
Se trata de la condena más dura que se haya registrado en la Justicia provincial.
Vargas ya tenía encima una condena a tres años de prisión en suspenso por haber manoseado a dos adolescentes, a los que además les exhibió revistas pornográficas.
En marzo de 2007, un oficial de la Policía de Misiones encontró un celular sin chip y la curiosidad lo llevó a indagar qué contenía. Lo que encontró lo dejó estupefacto. Un hombre a los que niños le practicaban sexo oral. Niños desnudos a los que el hombre manoseaba. Aberrante.
El uniformado puso en conocimiento de los superiores lo que había detectado y se disparó la investigación, con la supervisión del Juzgado de Instrucción Tres. Como en las tres carpetas de fotos del celular también había imágenes de fútbol infantil, los detectives rastrearon en toda la ciudad un entrenador de categorías menores con las características físicas del que aparecía en las tomas. Así dio con Vargas, quien era un personaje conocido en el ámbito del fútbol infantil de Posadas. Lo arrestaron cuando salía de la casa que compartía con su madre. En la vivienda, encontraron la caja y el cargador del celular que había encontrado el policía.
“Abuso sexual gravemente ultrajante agravado por su condición de guardador, en concurso ideal con el delito de corrupción de menores doblemente agravado por la condición de guardador y amenazas, en seis hechos”. Con esta carátula llegó el DT abusador a juicio. Pero el debate oral no se concretó, porque Vargas se declaró culpable y fue a juicio abreviado. Aceptó los 40 años de cárcel que le propuso la fiscal Liliana Picazo. Nunca mostró arrepentimiento y desde entonces su nombre se asocia al récord de la pena que recibió y a lo aberrante de las prácticas que lo llevaron a la cárcel.
Vargas cumple su condena en la Unidad Penal Dos de Oberá.

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