Supuestos apremios en Montecarlo: Alan asegura que lo golpearon para que devolviera un celular

Alan ya pasó por el juzgado de Instrucción Uno de Eldorado para declarar en el marco de la causa en la que se investiga las supuestas vejaciones que habría sufrido por parte de una patrulla policial en Montecarlo. Su relato, más el que aportaron al menos seis testigos, son los que sustentan la acusación contra los uniformados.
El adolescente de 17 años, que sufre retraso madurativo, detalló lo que hizo entre la noche del 13 y la madrugada del 14 de mayo. “Estaba en la casa de Nelu, mi vecino. Era de noche, estábamos tomando mate junto a mis primas Belén y Tamara. Ellas viven donde vivo yo. En eso llegó mi hermano Franco y nos mostró un celular, pero yo no sabía de quién era. Ahí nomás llego la Policía en un auto nuevito y bajaron tres. Uno de los policías me dijo a mí que yo había robado un celular y yo le contesté que no. Para esto mi hermano Franco escapó”. Así empieza el relato del denunciante.
“Me llevaron a mí solito al monte donde hay un río y un policía me dijo: vos no entregás el celular, te mato’. Y me apuntó con la pistola. Comenzaron a pegarme los tres, primero con el bastón y luego con la varilla. En un momento los empuje y me escapé. Me siguieron con el auto y no me alcanzaron. Fui a la casa de Nelu y él me llevó al hospital y desde el hospital vine con la Policía hasta acá. Cuando la Policía me detuvo, yo tenía puesto un par de alpargatas nuevitas azules, un pantalón de jeans celeste, una remera blanca y un jockey (gorro) rojo, también me sacaron el bóxer”, aseguró.
“Me pegaron por todo el cuerpo, yo llegué desnudo a la casa de Nelu. Estaban mis parientes, mi tía Coca, el hijo de ella que se llama Javier. Ellos vieron cómo había llegado”, agregó.
Cuando le preguntaron en el juzgado si conocía a los policías, dijo que no. Sí admitió que estuvo preso dos veces, “por culpa de mi hermano, él roba pero nunca va preso porque es menor”.
En determinado momento de la declaración, el magistrado Saldaña ordenó al joven que se sacara la ropa que le cubría el torso para establecer algún vestigio de herida o golpes. “Me pegaron patadas también. Uno tenía estrellitas en el uniforme y otro tenía eso que tienen de color amarillo. Me dijeron que no cuente nada de lo que me hicieron sino me iban a matar y que iba a aparecer flotando en el rio. Es todo”, sentenció.

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