Supuestos apremios en Montecarlo: media docena de testigos coincidió en que Alan fue subido al patrullero

La investigación por la dura golpiza que sufrió un adolescente de 17 años (Alan) con retraso madurativo en Montecarlo avanza. Con la ronda de indagatorias que se completó esta mañana en el juzgado de Instrucción Uno de Eldorado, el magistrado Roberto Saldaña completó los elementos necesarios para resolver la situación procesal de los tres policías sospechados: un oficial y dos subalternos de la comisaría de Montecarlo.
Hasta el momento se llevaron a cabo: la inspección ocular; la pericia médica, las testimoniales, la revisión del Libro de Guardia de la comisaría, el reconocimiento en rueda de personas, y las indagatorias.
Los testigos Víctor Hugo Dornelles, Alejandro Villalba, Facundo Paz, Daniel Encina, Ricardo Ezequiel González y Epifanio Rubén Elisaul coincidieron en que vieron que el sábado 14 de mayo alrededor de las 2 el jovencito fue subido a un móvil policial y que con posterioridad apareció todo golpeado.
Otros dos vecinos que declararon ante la Justicia apuntaron a una patota como la responsable de las agresiones que sufrió el adolescente. Uno de ellos fue Sergio Omar Candia, quien admitió haber tenido un incidente con el muchacho días antes del hecho. Contó que como Alan le rompió el celular de un piedrazo y él lo castigó a cintarazos por tal motivo. Sobre el fin de semana en que ocurrió la paliza que es el eje de la causa, dijo que “el día viernes 13 de mayo de 2016 siendo aproximadamente las 23 y al momento que estaba circulando en cercanías del arroyo Bonito que divide los barrios Bonito y Retiro veo que viene corriendo Alan y detrás de él un grupo de personas, uno de ellos con un machete e ingresan a un montecito que se encuentra al lado de una cancha de futbol. Allí escuché que le dicen ‘devolvé las cosas o te vamos a matar’ y ahí los pierdo de vista. Después escucho gritos. Sigo caminando y veo una camioneta gris con paragolpes trasero de color blanco. Veo luego que uno de los que ingreso detrás de Alan se acercó a la camioneta, la cual recién ahí apaga la luz”.
Por su parte, José Cáceres relató que ese día, el viernes 13 de mayo, a las 23, mientras llevaba a su amigo de apellido Ledesma a su casa, que está ubicada en el barrio Bonito, ve a Alan corriendo y a seis personas que lo perseguían. Al igual que el relato de Candia, indicó que el adolescente y sus perseguidores, que portaban palos, entraron en un montecito. Dijo que entonces detuvo la marcha de su coche y bajó la ventanilla. Ahí, afirmó, escuchó gemidos provenientes del malezal. Entonces prosiguió la marcha.
La versión de la patota ya la había dado en su momento Irma Closs, tutora del adolecente: “Lo primero que me dijo fue que había sido por culpa de su hermano, que robó una bicicleta colorada. Dijo que fue ahí cuando lo agarró la patota y le pego. Pero ellos (por Alan y su hermano) se culpan uno al otro. La patota que supuestamente le había pegado a Alan es del barrio Bonito. En ningún momento me dijo que la Policía le pegó. Alan estuvo preso con anterioridad, él conoce a los policías y nunca le trataron mal”, declaró en sede judicial.
Este fin de semana también se conoció otro dato vinculado a la causa. Es respecto al sistema de localización satelital del patrullero policial al que habrían subido a Alan. Según los datos proporcionados por la tecnología satelital, el móvil no estuvo en la rivera o inmediaciones del río Paraná, sitio donde Alan asegura que lo golpearon.
Es un caso complejo, y el juez Saldaña tiene la palabra.

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