Reflexión dominical de Monseñor Juan Martinez Obispo de Posadas

Este domingo celebramos la Solemnidad del Cuerpo y la Sangre del Señor, “el Corpus”, y como todos los años queremos darle una especial significación y relevancia a “la eucaristía” como centro de la vida cristiana. En todas las comunidades de nuestra Diócesis celebramos esta liturgia del Corpus, en las Misas y procesiones adorando el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo, el Señor.

En cada Parroquia de los distintos pueblos y ciudades de la Diócesis se significará de una manera especial este acontecimiento. Es importante recordar nuevamente como San Roque González y los misioneros de las reducciones guaraníes hace 400 años celebraban “el Corpus” en nuestra tierra. Los indígenas tenían una gran devoción al “Cuerpo y a la Sangre del Señor”. Mientras se realizaba la procesión las comunidades indígenas traían sus instrumentos de trabajo, plantas, ramas, animales… para que fueran bendecidos con el “Corpus Christi”. El corpus que celebramos recupera la memoria de aquellas celebraciones en nuestra tierra de “las misiones”.
El texto de este domingo (Lc. 9,11b-17), nos relata la multiplicación de los panes y nos permite profundizar en este misterio central de la fe de los católicos, que es el sacramento de la eucaristía. La Misa, es donde recibimos el Pan de la Palabra y el Pan del Cuerpo y la Sangre del Señor. Por eso en la lectura que leemos este fin de semana el Apóstol San Pablo, nos dice: “Por lo que a mi me toca, del Señor recibí la transmisión a saber… El Señor, la noche en que iba a ser entregado, tomó pan y después de dar gracias lo partió y dijo: “Este es mi Cuerpo entregado por ustedes, hagan esto en memoria mía…” (1 Cor. 11,23-26).

La Eucaristía es el momento culminante del amor, de la donación Pascual de Jesucristo. Es aquello que expresa la necesidad de vivir en la caridad y sobre todo practicarla. La comunión del pan y del vino, del Cuerpo y la Sangre, implican que nosotros formamos un solo Cuerpo: “…Todos nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo Cuerpo, porque participamos de ese único pan” (1 Cor. 10,17). La caridad es el fundamento del amor solidario tan necesario como aspecto de la espiritualidad de todo cristiano, y que nos lleva a privilegiar a los más pobres en el corazón de los cristianos que van madurando su fe. Necesariamente nos cuestiona el pedido que Jesús le hace a los Apóstoles, en el texto del Evangelio de este domingo: “Denle ustedes de comer”. Este pedido resuena especialmente en este año Santo de la misericordia.

Quiero en el contexto del Corpus pedir al Señor por nuestra Patria al celebrar el bicentenario de la independencia por la inclusión de todos los argentinos especialmente por todos aquellos que padecen desde hace años distintos tipos de exclusión. Pedimos que replique en nuestro corazón el mandato del Señor: “Que amemos a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos”. Por todos los prójimos, pero especialmente por los más pobres y excluidos. Son ellos nuestros hermanos y queremos tenerlos presente en nuestro corazón. No tiene mucho sentido cuantificar la pobreza, si hay más o menos pobres, sabemos con certeza que los hay. Lo importante es que todos, sobre todo la dirigencia social y no solo los políticos, tengamos presente a los pobres en sus diversas manifestaciones y busquemos siempre incluirlos en toda proyección. Incluir a los niños desnutridos será la mejor ofrenda que podamos hacer en este bicentenario de la Independencia. El buscar que sobre todo nuestros jóvenes tengan una salida laboral ayudará a erradicar la violencia y el nihilismo juvenil. La educación para todos será la gran ofrenda del bicentenario para que los excluidos, estén incluidos en la esperanza.

Es importante finalmente recordar que en esta celebración del Corpus nos preparamos para nuestro próximo Congreso Eucarístico en Tucumán, que celebraremos durante el mes de junio. Será una gran oportunidad de adorar a Jesucristo el Señor, en la Eucaristía, y rezar por nuestra Patria en el bicentenario de nuestra Independencia.

¡Les Envío un saludo cercano y hasta el próximo domingo!! Mons. Juan Rubén Martínez, Obispo de Posadas

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