Cristian “La Roca” Braganza tiene 25 años, es oriundo de Apóstoles y tiene un sueño: llegar a las ligas mayores de la lucha estilo “vale todo” en los Estados Unidos.
Este misionero entrena entre 6 y nueve horas por día, todos los días, y se prepara para combatir esta noche en Mendoza contra Rogelio Ortiz. Si resulta vencedor, entonces se le puede abrir la puerta para este camino.
“Si gano, entonces voy a tener la revancha contra Francisco Le Febre, el campeón mundial de kick-boxing y me va a poner en el camino para llegar a lo máximo, a un nivel internacional, mi sueño sería llegar a la UFC”, explica.
Braganza perdió con Le Febre, de nacionalidad paraguaya (en el país guaraní también creció mucho). Después volvió a pelear contra Carlos Caballero y en un minuto 47 segundos finalizó el combate con una contundente victoria del misionero. En ese caso, el árbitro paró la pelea cuando Braganza, una mole de 100 kilos puro músculo, que además impresiona por la cantidad de tatuajes sobre su torso, espalda y brazos, lo tenía contra el suelo dandole piñas en la cara a un ya indefenso Caballero.
Ahora se viene Ortiz y si gana va a entrar en el Arena Tour. El “vale todo” no se mueve como el boxeo por rankings y federaciones, sino por distintas franquicias que organizan peleas. La UFC es la NBA del “vale todo” y la más famosa. Braganza ya es un profesional y cobra por estos combates, pero busca llegar a las ligas mayores, donde los montos que se mueven son otros.
“La UFC es otro nivel, super profesional, ahi solo te tenes que preocupar por entrenar, suplementarte y nada más”, cuenta.
“Es muy violento, es cierto, pero es un estilo de vida. Se corre riesgo como en cualquier deporte”, explica Cristian, que visitó la redacción de Misiones Online en un alto de sus entrenamientos. “Eso si, no podés pegarle en la espina dorsal u otros lugares sensibles, la idea no es hacerle daño al otro”, dijo.
Cristian es uno de los mejores luchadores misioneros del MMA (la sigla en inglés de Artes Marciales Mixtas). Comenzó de muy chico haciendo kung fu, pero tuvo una mala experiencia en la calle. “Tuve una mala experiencia, tomé una paliza y entonces cambié, no me servía”, dice. A los 12 arrancó con el kick-boxing, un estilo bastante parecido porque combina patadas y piñas. Si embargo, el “vale todo” también incorpora conceptos de la lucha.
Braganza, que mide más de 1,90 y es puro músculo, producto de su intenso entrenamiento y su alimentación balanceada a la que se le suman complementos vitamínicos, también es maestro de esta disciplina en Oberá, donde vive desde hace unos años. “Tengo alumnos de todas las edades, cada vez hay más interés en este tipo de actividad”, cuenta. Ahora busca abrir una franquicia de su escuela en Posadas.
“Antes no había restricciones, vos eras de karate, yo de judo, vos pesabas 100 kilos, yo 80 y nos encerrábamos en la jaula y valía todo, después se fue modificando”, explica La Roca, sobre este deporte que despierta cada vez más interés, aunque todavía se conoce poco entre el gran público.
MB
EP
