Le dictaron la prisión preventiva a Ruiz Díaz por el asesinato de su ex mujer, Gisel Rodríguez Da Silva

Sin inmutarse, como cuando le dijo a la prensa encarnacena que había matado a su ex mujer “por problemas personales”, Carlos Martín Ruiz Díaz (29) recibió este martes la prisión preventiva. Le notificaron que seguirá preso, porque hay suficientes elementos para considerarlo autor del delito de de “homicidio agravado por la relación de pareja”, previsto en el inciso 1 del artículo 80 del Código Penal argentino, que contempla penas de reclusión o prisión perpetua “al que matare: a su ascendiente, descendiente o cónyuge, ex cónyuge o a la persona con quien mantiene o ha mantenido una relación de pareja, mediare o no convivencia”.
A diferencia de su fría admisión ante los periodistas de Paraguay (que no tiene valor legal), en Posadas el hombre, que era empleado de una carnicería, nunca declaró. Cuando lo citaron se abstuvo y jamás pidió dar su versión de los hechos. Por ahora está alojado en la Dirección Investigaciones de la Policía.
Su escape hacia el vecino país tras el femicidio, las pericias que determinaron que Gisel fue asesinada en la casa que ambos compartieron mientras fueron pareja en el barrio Residencial Sur y el relato de testigos lo comprometen seriamente. Ahora, su defensa tiene cinco días hábiles para apelar la medida dictada por el juez de Instrucción Uno, Marcelo Cardozo.
Para el magistrado, hay indicios de que el domingo 20 de marzo de este año Ruiz Díaz golpeó a su ex y luego la asfixió con las manos primero y con un cordón después.
El sospechoso habría lavado la escena del crimen para borrar las manchas de sangre y luego llevó a la hija que tiene con la víctima a la casa de sus suegros con la excusa de que Gisel se había ido al hospital a cuidar a una familiar, para luego escapar hacia Encarnación por el puente internacional San Roque González de Santa Cruz.
Fue su propia hija, de tres años, quien le contó a los abuelos que sus papis habían tenido una discusión fuerte. Poco después se descubrió el asesinato.
El 20 de marzo a la mañana, los padres de Gisel fueron a la casa de su hija dos veces. En la primera, se encontraron con Ruiz Diaz, quien los atendió en el portón y les dijo la joven aún no había vuelto. Pero más tarde volvieron, porque el papá había notado que la moto de la chica estaba en el garaje. Ruiz Díaz ya no estaba. Fue el padre de la víctima quien encontró el cadáver en un sofá de la sala.
Antes de fugarse hacia Encarnación, el hombre incluso llamó al 911 para avisar que había ocurrido un femicidio en su barrio.
24 horas después del crimen, lo atraparon cerca de la terminal de la capital itapuense. Allí habló con la prensa: “Es cierto. Lo hice por cuestiones personales, por cosas mías”, reconoció ante una periodista. Después aclaró que fue “en una discusión que tuvimos. Fue una pelea nada más”.
La reportera le preguntó si el entredicho mortal tuvo que ver alguna infidelidad de Gisel, y él lo negó rotundamente. “No, fue por problemas que ya venían desde hace mucho tiempo”, afirmó. Tras cartón le preguntaron si tenía hijos y el dijo que es padre de una nena. “¿No pensaste en tu hija, a la que le va a hacer falta su mamá?”, le espetó la periodista. “Se piensa sí, pero en ese momento, uno queda loco”, respondió con el mismo tono monocorde.
“Me siento arrepentido”, añadió con poco énfasis. Y explicó que fue a Paraguay para estar en un lugar tranquilo. “¿Pero viniste acá para escapar?”, le insistió la trabajadora de prensa. “No sé, ponele así si querés”, fue la respuesta del hombre.

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