Boca echó a Daniel Osvaldo

La mala conducta del jugador rompió la relación con el técnico, lo distanció de sus compañeros y agotó la paciencia de la dirigencia, que le rescindirá el contrato.

u regreso se había dado ante miradas escrutadoras. Vender a Jonathan Calleri y volver a insistir con Daniel Osvaldo, después de un primer ciclo de final conflictivo, era una movida controversial. Aquellos interrogantes iniciales fueron develándose con respuestas negativas para Boca y el ex futbolista de la Juventus. Las recurrentes lesiones y los inconvenientes ocasionados por los problemas de su vida personal generaron una tensión que detonó anoche en Montevideo y lo sacó del club de la Ribera.

Lo fastidió haber disputado solo los minutos finales del encuentro contra Nacional. Guillermo Barros Schelotto, técnico firme y sin titubeos en los manejos del plantel, ya tenía apuntada su mala predisposición. Osvaldo había preferido no jugar el fin de semana pasado contra Huracán, en un partido sin trascendencia para Boca y que podía servir de banco de pruebas para conocer su evolución después de dos meses de inactividad. Al parecer, Osvaldo sentía que no había necesidad de ser evaluado y pretendía una vuelta con protagonismo en un partido de cuartos de final de la Copa Libertadores de visitante.

El humo de un cigarrillo en el vestuario del estadio de Nacional fue el desencadenante de una convivencia forzada durante meses. El Mellizo decidió entonces que no había más lugar para el delantero y les informó a los dirigentes que habían viajado a Uruguay su decisión de no sacarlo del plantel. Y la directiva se encolumnó detrás del técnico que, desde su llegada, revirtió la realidad de un equipo que se desbarrancaba para convertirlo en firme candidato a la obtención de la Copa Libertadores.

Tres partidos en el torneo, un tiempo ante San Lorenzo en la Supercopa Argentina y 6 minutos ayer frente a Nacional. Ningún gol. Con más ausencias que presencias, su aporte no tuvo la neutralidad de lo inadvertido, sino que fue negativo para Boca al tenerlo como un conflicto siempre latente. Hasta que detonó. A dos partidos del final del semestre y con contrato hasta fines del año próximo, la historia de Osvaldo en Boca finalizó de la única manera que podía terminar, de manera abrupta y escandalosa.

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