Los policías acusados de torturar y asesinar a Hugo Wasyluk serán juzgados a partir del 1 de junio

Los 13 policías imputados por la muerte de Hugo Miguel Wasyluk, un hombre de 38 años con serios problemas de adicciones que fue detenido y salvajemente golpeado en la comisaría de Villa Bonita, serán juzgados a partir del 1 de junio en Oberá.
Esta semana, el Tribunal Penal obereño tiene que resolver tres planteos de nulidad presentados por las partes. Trascendió que los magistrados rechazarían los recursos, allanando así el camino para el inicio del debate.
Se maneja como escenario tentativo del proceso el salón de usos múltiples de la Unidad Regional Dos, habida cuenta de la cantidad de sospechosos y de la presencia de público que presenciará las audiencias.
La semana pasada venció el plazo para la incorporación de pruebas. Hasta el momento, el derrotero del expediente en el tribunal ha sido el previsto en tiempo y forma.
La causa está caratulada “torturas seguida de muerte”. La instrucción la hizo el magistrado Horacio Heriberto Alarcón.
Los camaristas que juzgarán a los policías serán Francisco Aguirre, Lilia Avendaño y José Pablo Rivero.
En situación más comprometida se encuentran los uniformados Pedro de Mattos, Carlos Antonio Gómez y Ricardo Javier Rodríguez. Los acusan de haber arrestado y sometido a Wasyluk a “torturas” en la comisaría de Villa Bonita. Son los únicos detenidos que tiene el caso.
Jorge Antonio Heijo y Wilson Ricardo González son otros dos uniformados que prestaban servicios en la misma repartición y que están imputados del delito de “omisión de denuncia de torturas e incumplimiento de los deberes de funcionario público”.
La lista de imputados la completan Miguel Ángel Espíndola (entonces jefe de la Primera de Oberá a la que la víctima imploró ayuda), Carlos Ariel Lentini (otro oficial que desoyó el pedido desesperado de ayuda), Andrea Rosana Harasimezuk, Hugo Ariel Basaraba, Alejandro Fabián Núñez, Luis Alberto Silva, Gustavo Javier Fontana y el médico Orlando Morales. Todos llegarán a juicio por el supuesto delito de “incumplimiento de los deberes de funcionario público”.
El 25 de abril de 2011, por la noche, a Wasyluk lo detuvieron y llevaron a la dependencia. Allí, mientras estaba esposado, lo sometieron a una brutal andanada de golpes. Según la investigación de Alarcón, el hombre imploró que dejaran de pegarle, pero un grupo de uniformados se ensañó con él. Hasta patadas en la cabeza con borceguíes recibió. La autopsia estableció que el cuerpo presentaba traumatismos y excoriaciones múltiples, también que las lesiones desencadenaron una hemorragia interna que terminó con su vida.
En el expediente consta que antes de que lo llevaran de Villa Bonita hacia la seccional Primera de Oberá, la víctima fue “examinada” por el médico policial José Orlando Morales, quien pese al estado en que se encontraba Wasyluk dijo que eran “golpes superficiales y raspones, que no revestían gravedad”.
La madrugada del 27 de abril a las 0.50, el hombre fue hallado muerto en el inodoro de su celda. Antes había vomitado sangre y hasta materia fecal. Gracias al relato de testigos, el juez Alarcón pudo saber que Wasyluk, dolorido, desesperado y agonizante, pidió asistencia. Primero a un oficial y luego al propio jefe de la comisaría Primera. “Jefecito, estoy jodido y necesito un médico. En serio estoy hablando”, rogó. Fue lo último que dijo.

 

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