Comienza el juicio por el asesinato de Araceli Ramos

Este martes, un tribunal de San Martín juzgará al ex prefecto Walter Vinader por uno de los femicidios más violentos de los últimos años. Hablarán más de 70 testigos. «Sé que va a tener cadena perpetua», dice Criselda González, la madre de la víctima.

El martes próximo por la mañana ante el Tribunal en lo Criminal N°4 de San Martín, Criselda González llegará a la encrucijada de estar frente a frente con el único acusado por el brutal asesinato de su hija, Araceli Ramos: el ex suboficial de Prefectura Walter Vinader. Su respuesta ante Infobae sobre este punto es al menos esperable: «No estoy preparada para verlo. La verdad, no sé cómo voy a reaccionar». A Criselda le tomará al menos un poco de aplomo.

Será un juicio largo, tras el cual Vinader, detenido con prisión preventiva desde noviembre de 2013, puede quedar preso de por vida. Ante el Tribunal presidido por el juez Julio César di Giorgio y con los fiscales Ernesto Farber y Enrique Velazco Cerviño, los mismos que actuaron en el expediente, como acusadores, se escucharán a más de 70 testigos en dos meses de debate, de cara a los cerca de 200 propuestos para el proceso. Vinader no solo será juzgado por la privación ilegal de la libertad agravada seguida de muerte en homicidio criminis causa de Araceli, sino también por la privación ilegítima de la libertad de Aída Amoroso, una anciana de 86 años, madre de un amigo suyo ya fallecido y presunta víctima, a quien el ex prefecto habría buscado quitarle la casa.

Ambos expedientes se vinculan: fue en la casa de Amoroso en la calle Puán al 3700, zona de Caseros, a donde Vinader citó a Araceli bajo el pretexto de una falsa oferta de trabajo, vía Facebook, con un sueldo de $4 mil pesos mensuales. Se encontró ADN del ex prefecto en el lugar; él mismo reconoció haber estado ahí. El cadáver de Amoroso, tras una desesperada búsqueda en lugares como un cementerio de González Catán, nunca fue encontrado.

Antes de asesinarla, el ex prefecto le hizo grabar a Araceli un video con acusaciones contra su ex mujer.

Vinader, hoy de 42 años, llegó incluso a interferir en una cuenta de correo de la DDI de San Martín para desviar la causa haciéndose pasar por una de las oficiales de la división y supo lanzar títulos un tanto cínicos. «Sé que estoy preso en un 90 por ciento por la prensa», dijo ante Luis Majul en «La Cornisa». Los fiscales Farber y Velazco Cerviño no tardaron en dar con el ex prefecto, días antes de la aparición del cadáver de Araceli, atado con alambre en un bolso negro sobre un descampado en Villa Madero. «Estrangulamiento», dijo la autopsia. El rastro de llamadas vinculó a Vinader a la joven; un remisero lo acusó de haberlo visto transportar un gran bolso negro. Araceli, por su parte, murió tras una serie de maquinaciones sorprendentes. El ex prefecto hasta le había hecho acusar en un video a policías bonaerenses y a su ex mujer y dar detalles de la muerte de Verónica Fernández, ocurrida en noviembre de 2012 y otro cabo suelto vinculado a la trama del ex prefecto. Era, claramente, una pieza de revancha.

Hoy, Criselda, con 39 años, trabaja en una fábrica de bujías mientras trata de contener a sus otros cuatro hijos. No verá cada audiencia: «Me va a hacer mal. Por ejemplo, cuando hablen los médicos y lean las pericias. Yo sé que a mi hija la enterraron sin algunas de sus falanges. Eso no lo quiero escuchar. Me quedó en la cabeza todos estos años; oírlo es para peor. Pero estoy animada. Va a salir todo bien. Los fiscales investigaron mucho», apunta.

Tuvo a Araceli con casi 16 años. No había sido su primer embarazo, por otra parte: Araceli fue su segunda hija. No habla con el padre biológico de la joven. «Vive en Misiones, ya no me comunico con él. Vino cuando asesinaron a mi hija, después no lo volví a ver», apunta. Eventualmente, Araceli se instaló en Campana con su hermano. «Cuando sos madre soltera, siempre tenés que trabajar. Mi hija se crió más con sus tías que conmigo, al poco tiempo empecé a trabajar como empleada cama adentro».

«Ese día, hablamos de comprar la ropa para su fiesta de egresados y del viaje que quería hacer con su novio».

Araceli, antes de desaparecer, terminaba sus estudios secundarios en Loma Hermosa; su idea era inscribirse en la carrera de comercio exterior en la Universidad de San Martín. Había hecho un pequeño curso de administración de empresas. Tras dejar currículum sin éxito en McDonald’s y Burger King, la oferta de Vinader pareció tentadora.

«Ese día», recuerda Criselda, «Araceli se me sentó en la orilla de la cama, me trajo mate. Hablamos de ir a comprarle ropa para su fiesta de egresados, del viaje que quería hacer con su novio a San Luis. Me dejó la dirección de la casa de Caseros pegada en la tele, me dijo qué colectivo se iba a tomar». Ir a buscarla a Puán al 3700 fue el primer instinto de Criselda.

 

A más de dos años del crimen, todavía no puede entender el porqué del asesinato: «Sentí deseos de hablar con Vinader, para que me responda por qué hizo lo que hizo. Pero sé que no me lo va a responder nunca. Él se cree inocente. Es una duda que me va a quedar toda la vida. Creo que la mató porque es lisa y llanamente un asesino, porque no valora la vida. La única que valora es la de él. Lo hizo, quizás, para vengarse de alguien, con alguien a quien no conocía. Me gustaría conocer a su ex mujer, por ejemplo, a quien Araceli menciona en el video, tratar de entender, y que se encuentre el cuerpo de Aída, que se cierre esa historia, que esa mujer pueda descansar». Ahí, cree Criselda, Vinader puede encontrar una segunda perpetua, un signo para ella alentador.

Los abogados

La madre de Araceli está constituida como particular damnificada en el expediente. La representan de forma ad honorem los abogados Gabriel Iezzi y Víctor Varone, socios del estudio Iezzi & Varone, junto a la doctora Ana Laura Palmucci y el doctor Christian Poletti.

Varone apunta: «Nosotros ingresamos a la causa en marzo del 2015 y nos encontramos con un muy buen trabajo de investigación policial y judicial, en especial de los fiscales, en pos de acreditar la autoría y participación de Vinader en este hecho tan aberrante que terminó con la vida Araceli. Será un debate largo, pero confiamos en que el Tribunal dará la pena mayor para este criminal por ambos hechos».

Iezzi completa: «Este caso marca la peligrosidad de las redes sociales, que son utilizadas por estos chacales para salir a cazar a sus víctimas y por lo tanto merece una reflexión de todos en extremar los cuidados en el uso de las mismas y una sanción ejemplar por parte de la justicia para el autor de este atroz homicidio».

 

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