El ex jugador millonario que acaso marcó uno de los mejores goles en la historia de los superclásicos, estuvo en la inauguración de los Juegos Deportivos Misioneros. Habló de aquella inolvidable Vaselina, del fútbol misionero y el deporte. Hoy dedicado a una actividad fuera del ámbito del fútbol, vive con alegría todo lo que este deporte le dejó.
Ricardo Rojas es misionero y tal vez pocos sepan de su nacimiento en Puerto Rico, donde se radicó hace unos años. Su carrera empezó desde muy joven y la mayor parte la realizó en Buenos Aires y en Paraguay, país con el cual disputó el mundial de Francia 98.
Él y otras tantas figuras del deporte de la tierra colorada, estuvo presente en la inauguración de los Juegos Deportivos Misioneros, En breve diálogo con Misiones Online, se acordó de lo que fue sin dudas su momento en el fútbol. El 10 de marzo del año 2002 River le ganaba a Boca en la Bombonera y la noticia más importante parecía ser que se cortaba una larga racha sin triunfos millonarios en ese reducto. Pero no. El misionero Rojas tenía otros planes.
Con la cancha mojada por la lluvia y cuando el barro empezaba a hacer estragos y a los 43 minutos del segundo tiempo, hubo un jugador de River que corrió como si el partido empezara. Ese era Ricardo Rojas.
Recorrió casi todo el campo y después de una serie de toques con el Burrito Ortega y Andrés D’Alesandro, la pelota le quedó a él. Entrando al área se disfrazo del mejor definidor, como si fuera lo suyo. La picó por encima de la humanidad de Roberto Abbondanzieri y nadie se inmutó. El grito de los hinchas de River que llenaron la doble bandeja cuando en ese entonces podían ir los visitantes, se mezcló con el grito de un Guerrero Guaraní. Rojas había hecho un verdadero golazo para sellar una goleada que quedará en la historia de los superclásicos.
Hoy no podía ser menos y recordó aquel día. “Cada vez que se recuerda mi gol en la Bombonera lo tomo con mucha alegría porque mis características no eran especialmente esas, hacer un gol. Se dio así y fue algo muy lindo en su momento. Tuve la suerte de jugar un superclásico y quizás son pocos los jugadores que tienen ese privilegio y para mí es importante, Fue la frutilla del postre marcar ese gol y siempre lo recordaré”.
En este sentido reconoció que cada vez que se lo recuerdan hay palabras para todos los gustos. “Cada vez que veo a alguien por la calle me lo recuerda, tanto sea de River que lo vive con mucha alegría o de Boca, que al parecer hay muchos que conocen a mi madre porque le mandan saludos”, dijo entre rizas.
Ya pasaron 14 años de aquel día que la Bombonera quedó rendida a los pies de este gran defensor que por cuatro años defendió la camiseta de River. Su actualidad no está ligada al fútbol ni mucho menos pero sí es en Misiones. Radicado en Puerto Rico se dedica a la familia y no mira mucha televisión. Eso sí, a River lo sigue por la radio y como no hacerlo si es parte de la historia del club más ganador de la Argentina y que para siempre estará también en la historia de los superclásicos.
En función a los Juegos Deportivos Misioneros, dijo que “es importante porque podemos incentivar valores a los jóvenes y que eso se transmitan después a la sociedad. Mi actividad esta fuera de lo deportivo pero si me junto cada vez que puedo con amigos a jugar algún partidito”.
Por otra parte agregó que “cada vez que tenga la posibilidad de participar en eventos como este para mí es hermoso, porque lo que se busca es que la juventud pueda volcar todas sus energías en el deporte que es algo sano”.
También hizo un párrafo para el fútbol misionero y lo que logran Guaraní y Crucero, hace poco en las dos categorías más importantes del fútbol grande. “Hay muchísimo potencial de jugadores en Misiones y el trabajo de Crucero y Guaraní es importante para que se siga fortaleciendo y que pueda aparecer algún jugador con características especiales para ser parte de estos equipos que por el trabajo que vienen haciendo tienen sus aspiraciones de seguir en la elite del fútbol o porque no llegar nuevamente a Primera División.
MAG
EP
