“Cambio de paradigma” es una frase que se escuchó el martes del Tribunal Federal de Posadas cuando se debatía el caso del remisero bonaerense José Antonio Palazzo (64), quien había intentado ingresar al país más de 18 kilogramos de pasta base de cocaína en septiembre de 2014. ¿A qué se refiere? A una postura que ha tomado el cuerpo judicial de que se determine el grado de pureza de la droga secuestrada para merituar la pena en base a eso.
Del total de estupefaciente que traía Palazzo en su coche Chevrolet Agile, el 48% era de máxima pureza (casi nueve kilos), el resto era fenacetina, un fármaco que está prohibido en algunos países de Europa y que los narcos lo utilizan para “estirar” la cocaína y darle mejor aspecto y sabor. Palazzo fue condenado a siete años de prisión por «contrabando de importación de estupefaciente agravado en grado de tentativa».
Durante el debate, los jueces Norma Lampugnani, Manuel Alberto Moreira y Mario Hachiro Doi fueron minuciosos para consultar acerca de los componentes de la carga que había traído el remisero desde Paraguay. Y en los alegatos tanto la fiscal Vivian Barbosa como la defensora oficial Susana Criado mencionaron “el nuevo paradigma” para aludir al criterio que empezó a adoptarse desde la sentencia a Julio Olivera (33), a quien castigaron este año con cinco años y medio de prisión por haber intentado ingresar a Posadas casi 27 kilos de cocaína. De ese total, apenas el 12% era de máxima pureza.
Olivera es un carpintero obereño que en octubre del 2014 fue detectado con la droga en un doble fondo de un Chevrolet Corsa. Fue durante un control hecho por agentes aduaneros que notaron nerviosismo en el hombre que venía desde Paraguay.
Esa cuestión llevó a revisar el rodado que además de un doble fondo tenía una llamativa cubierta de auxilio que no correspondía a ese tipo de autos. El estupefaciente estaba dividido en varias bandejas cubiertas con una goma.
La fiscal Barbosa mencionó que hasta antes del caso Olivera, el Tribunal tomaba al cargamento como un todo y ahora quiere que se determine con certeza sus componentes, para determinar el grado de toxicidad de las sustancias y el valor aproximado que tendría en el mercado.
La ruta de la cocaína vía Misiones empezó a consolidarse desde mediados de los 2000. Desde entonces, si bien a una escala infinitamente inferior a lo que sucede en las provincias del Noroeste, por ejemplo, la provincia ha sido utilizada como tierra de ingreso de la droga blanca.
Hasta el momento, la pena más dura para un traficante de cocaína la recibió el paraguayo José Benito Parra Páez, responsable de intentar cruzar desde Encarnación hacia Posadas el puente San Roque González de Santa Cruz con un cargamento de 67 kilogramos de cocaína de máxima pureza en una de las ruedas del camión que conducía. Fue el 20 de abril de 2012. El Tribunal lo condenó a 10 años de prisión, fallo que fue confirmado por la sala 4 de la Cámara Nacional de Casación Penal.
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EP
