Doble crimen mafioso: terminaron las testimoniales y resuelven la situación de los detenidos

El viernes se completó la última ronda de testimoniales dispuesta por el juez de Instrucción Tres de Posadas, Fernando Verón, en el marco de la causa abierta por el doble homicidio mafioso que tuvo como víctimas a Sebastián Vega y a Rodrigo Ibarra, el 16 de diciembre del año pasado en Posadas.
Declararon los familiares de uno de los detenidos, Martín Vedoya, apuntado como autor intelectual de las ejecuciones a balazos de Vega a Ibarra. La pareja, la madre y un hermano del sospechoso detallaron qué hizo el hombre las horas previas y posteriores a la matanza. Indicaron que se fue de viaje a Córdoba por cuestiones familiares (tenía el evento artístico de una hija que reside en esa provincia).
Fuentes del caso apuntaron que al menos uno de los testigos admitió que Vedoya era amigo del único prófugo que tiene la causa: Néstor Fabián Rojas, alias «Negro» o «Carlos». Sin embargo, negó que haya ordenado que asesinaran a las víctimas.
La estrategia de la defensa de Vedoya es sostener que él no tuvo que ver con la autoría intelectual, es más, que el ideólogo y ejecutor fue Rojas, de quien se desconoce el paradero desde inicios de este año. Se presume que está en Paraguay.
Ahora, Verón deberá resolver la situación procesal de Vedoya, de Ricardo Vázquez y de Luis Morínigo-Sosa. El segundo es apuntado como como el «entregador», porque citó a Vega con la excusa de que un conocido suyo quería comprarle una carga de droga y luego lo dejó en mano de los sicarios. Morínigo-Sosa, al igual que Rojas, es apuntado como uno de los autores materiales del brutal ajuste de cuentas.
Sobre quienes ya se expidió el magistrado fue sobre Denise Candida y sus padres Roberto y Silvia. Los tres fueron acusados de «encubrimiento» y ya los excarcelaron. Denise era la novia de Rojas. Y sus papás, horas después de la matanza, sacaron del país a Rojas por el puente internacional San Roque González de Santa Cruz.
Empieza la cuenta regresiva para una resolución que es clave para el caso, uno de los más sanguinarios de la historia criminal misionera.

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