Reflexión del pastor Decena: El pecado…

Mientras se ve como lo más normal del mundo a la infidelidad, el adulterio, las relaciones fuera del matrimonio y demás, los cristianos encontramos que hay hermosura y bendición en la santidad, solo hay que decidirse a ser cristianos apartados del mal, personas santas, en cuerpo, alma y espíritu. Veamos lo que nos dice la Palabra de Dios.

 

1° Crónicas 16:29 “Dad a Jehová la honra debida a su nombre; Traed ofrenda, y venid delante de él; Postraos delante de Jehová en la hermosura de la santidad”.

Hebreos 13:4  “Tengan todos en alta estima el matrimonio y la fidelidad conyugal, porque Dios juzgará a los adúlteros y a todos los que cometen inmoralidades sexuales”.

Tener en alta estima el matrimonio es sencillamente valorar el estado maravilloso del Matrimonio. Eso son papeles nomas!, dicen algunos. Pero no, no son solo papeles, es un matrimonio de verdad y es orden, responsabilidad, compromiso, pacto, respeto mutuo, seguridad de los proyectos en común. No podemos vivir como matrimonio si no lo somos, y esto por supuesto es solo para los creyentes. Arregle la situación, no le escape a la responsabilidad y sea sabio, ordene su vida y Dios lo va a bendecir!

El tema es serio para Dios, porque quiere llegar a obrar en nuestra vida en plenitud. Plenitud significa estar lleno, pero a su vez puede ser algo gradual que se va llenando. Cuando uno llena un vaso de agua, puede ponerle un poquito de agua, puede cargarlo a la mitad o llenarlo a plenitud.

¡En Jesús habitaba la plenitud de la deidad!! Y dice que podemos crecer hasta la estatura de la plenitud de Cristo, esto quiere decir que en definitiva vamos a tener el nivel espiritual que cada uno se proponga. Pero la santidad sexual es un punto clave para llegar a lo más alto que Dios nos permita llegar. Hay creyentes que se meten hasta los tobillos en el rio del Espíritu, pero hay creyentes que llegan a zambullirse y nadar.

El origen de la plenitud de Cristo no vino por casualidad. María siendo muy jovencita recibió la visita del ángel que le dijo que iba a tener un hijo, a lo que ella respondió: como sería esto? si ella no tenía relaciones con ningún hombre? Entonces vino la respuesta: El Espíritu Santo engendró sobrenaturalmente a Jesús. Y en este marco, es importante también lo que dice Mateo 1:25 con respecto a José  “No la conoció hasta que dio a luz a su hijo…”. Es decir que José no tuvo relaciones sexuales con María mientras ella estaba embarazada, porque él era un hombre justo, amaba más Dios, a María, y a Jesús, que a sí mismo. A José y a María Dios los elige por algo! ¿Qué era lo especial que tenían ambos? ¿Dios los eligió porque eran tontos? Y a lo mejor para muchos eran tontos porque eran una joven pareja que no tuvieron relaciones antes de casarse, pero para Dios eran especiales, eran santos, apartados del mal. Eso es lo especial que tenían! Practicaban la santidad sexual. La santidad es poder y autoridad espiritual. Todo esto y la vida de absoluta santidad, era el origen de la plenitud espiritual de Jesucristo.

Cuando hay santidad la persona tiene revelación de la verdad. Dice la Biblia que José recibió revelación en sueños, en cuanto a los proyectos del Señor! La persona que como María se guarda para el matrimonio y como José, domina las “pasiones desordenadas”, la persona que tiene auto control y una actitud de santidad, tendrá acceso al discernimiento y al conocimiento de la perfecta voluntad de Dios.

Romanos 12:2 “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”.

La santidad te da plenitud de discernimiento y de conocimiento pleno.

Colosenses 3:5 “Haced morir pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría”.

Cuando una persona vive sin ley espiritual, o sea en pecado y no respeta los mandatos de Dios,  cae en confusión espiritual y es lamentable, pero será una persona sin conocimiento espiritual.

Surgen conceptos como “todos lo hacen”, “a todos les gusta” (la depravación), y eso es una mentira, porque no todos lo hacen y no a todos les gusta la depravación. Otra frase que se escucha es “todos somos débiles”, también es mentira, no todos son débiles en cuanto a la santidad. Y la frase favorita “sos un reprimido”, todas estas son mentiras, muchos viven la hermosura de la santidad y lo hacen con alegría! Y de última, no somos animales que actúan a  puro instinto, somos personas inteligentes, que piensan y disciernen entre lo que está bien y lo que está mal, las personas más inteligentes piensan como seres humanos no como animales irracionales, tienen la facultad de optar por no hacer lo que está mal. Por esto es que Dios un día juzgará la conducta de los hombres. Todos tenemos la capacidad, con la ayuda de Cristo de hacer morir lo malo que hay en nosotros. Por eso la obra del Espíritu Santo trae dominio propio.

La persona que practica el pecado, se vuelve burlón y cínico en cuanto a los que sí practican la santidad, mezclan todo, sacan a luz el sacerdote aquel o el pastor tal o cual, y se convencen que todos son falsos y practican toda clase de perversiones. Juzgan a los demás por lo que él hace o es capaz de hacer.

El apóstol Pablo le dice a su discípulo Tito: en el libro de Tito 1:15 “Todas las cosas son puras para los puros, más para los corrompidos e incrédulos nada les es puro; pues hasta su mente y su conciencia están corrompidas”.

Pero el que tiene revelación de Dios no es mal pensado, ama a todos y no juzga mal, piensa bien de la gente porque eso es lo que él hace, hace el bien y cada uno juzga a su prójimo por lo que él mismo hace! Y el tener una vida santa le habilita para amar a todos y pensar de toda la gente con verdadera pureza.

En cambio el que practica el pecado es instrumento de confusión para los que le rodean. Al querer justificarse en sus acciones, confunde a los demás. Lo triste es que es más fácil influenciar con el mal que con el bien…

Dice el apóstol Pedro de los que practican pecados sexuales en 2ª Pedro 2:14 “Tienen los ojos llenos de adulterio, no se sacian de pecar, seducen a las almas inconstantes, tienen el corazón habituado a la codicia, y son hijos de maldición”.

El pecado los vuelve desconfiados y celosos, pierden la confianza en su prójimo. Las experiencias lo marcan y el diablo lo confunde y así, de esta manera, destruye con celos enfermizos cualquier relación familiar que tenga.

Pero hay una solución, y es buscar la santidad, entrega tu vida q Jesús y renuncia a toda conducta de pecado, porque Dios quiere lo mejor para tu vida.

Que Dios te bendiga y tengas una semana de victoria!
Pastor Guillermo Decena, Centro Familiar Cristiano Eldorado.

Prédicas en vivo los miércoles y domingos 20 horas, a través de http://cfceldorado.org/

LA REGION

NACIONALES

INTERNACIONALES

ULTIMAS NOTICIAS

Newsletter

Columnas