Acribilló a un anciano para robarle la jubilación y lo sentenciaron a 20 años de prisión

Jorge Ramón Ayala (25) pasará los siguientes 20 años a la sombra. Este miércoles quedó probado en un juicio que el 12 de septiembre de 2013 acribilló a un anciano para robarle la jubilación. Y además baleó a un hijo de la víctima fatal. Padre e hijo lo conocían, porque eran del mismo pueblo.
El debate se realizó en el Tribunal Penal de Oberá, presidido en esta ocasión por el camarista Francisco Aguirre y a quien secundaron Lilia Avendaño y José Pablo Rivero. Al muchacho lo encontraron culpable de los delitos de “homicidio en ocasión de robo agravado por el uso de arma y lesiones graves”.
Ayala estuvo prófugo cuatro meses y cayó en un control rutero gracias a la buena memoria de un oficial de la Policía.
En el debate declararon cuatro testigos: tres hijos de la víctima (uno de los cuales sobrevivió al asalto) y un vecino.
El hecho sucedió en una chacra de las afueras de San Vicente, alrededor de las 20. Allí estaban Valentín Mora (79) y su hijo Juan (49), disfrutando de una charla, cuando de improviso aparecieron dos personas a bordo de una moto. En un principio, a la distancia no pudieron distinguir bien quiénes eran. Pero cuando uno de ellos se bajó y caminó hacia la residencia se percataron de que era Jorge Ramón Ayala.
Juan Mora lo conocía, porque era su vecino del barrio Las Quintas. El muchacho se sorprendió al verlo, pues pensó que el abuelo se hallaba solo en la vivienda.
Ayala pidió un vaso de agua, a lo que los Mora gentilmente accedieron. Luego quiso fuego para el cigarrillo, pedido en que volvió a ser satisfecho. Como no se animaba a hacer lo que tenía en mente, nuevamente solicitó agua. Entonces sí mostró sus verdaderas intenciones. Apenas Juan se dio vuelta, sacó un arma de fuego y le disparó. Le dio en un brazo.
Peor sangre fría demostró con Valentín Mora, a quien le disparó seis veces. Los proyectiles le dieron en los hombros, el rostro (le quebró el maxilar), un pulmón y el cuello. Mientras abría fuego, pedía dinero.
En el juicio se supo que Ayala sabía que todos los meses un nieto de Valentín llevaba al banco a su abuelo para cobrar la jubilación. La mañana de ese 12 de septiembre, los había visto, porque abuelo y nieto debían pasar frente a su casa sí o sí cuando iban a cobrar. Es decir, sabía que el anciano tenía algo de dinero.
Una vez que hirió a padre e hijo y conciente de que lo habían reconocido, el joven huyó con su cómplice.
Valentín sobrevivió tres meses. Primero lo llevaron al hospital de San Vicente, después al Samic de Oberá y finalmente al Madariaga de Posadas, donde dejó de existir el 12 de diciembre de ese año.
Ayala fue detenido el 24 de enero de 2014. Durante un control vehicular en la ruta provincial 13, la Policía detuvo una moto. Allí un hombre identificado como Julio Ramón Márquez exhibió documentos truchos del rodado. Si hasta allí ya estaba en problemas, la cosa se le complicó cuando un oficial que era parte del procedimiento lo reconoció: no era Márquez, sino Ayala, quien terminó preso de inmediato.
Juan Mora se recuperó de la lesión en un brazo en el Samic obereño. En el juicio reconoció a Ayala como el autor de la balacera. Fue contundente en su relato.
El imputado, por su parte, aceptó ser indagado. Negó haber participado en el hecho y aseguró que en ese tiempo trabajaba en San Pedro, en los campos de una familia.
El arma utilizada para el crimen nunca apareció, al igual que el cómplice del homicida.
La fiscal Estela Salguero de Alarcón pidió dos décadas de encierro para Ayala. La defensa, a cargo del abogado particular Lucio Daniel Saldivia, solicitó la absolución.
El Tribunal coincidió con la Fiscalía. Fue un delito muy grave y la pena, para los jueces, estuvo acorde al ilícito cometido.

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