Chueco ya fue traído a Posadas: «Hasta acá llegué, ayúdenme», dijo cuando lo descubrieron

El hombre más buscado de la Argentina estaba de bermuda verde y remera clara. Demacrado y con signos de no haber dormido en días. No lo atrapó ningún policía, sino los empleados de seguridad de un hotel encarnaceno, donde se alojó con un nombre falso. «Hasta acá llegué, ayúdenme», imploró cuando se acercaron a él. Los guardias creen que quería suicidarse. Lo mismo dijo horas después la fiscal del Crimen en turno, Liliana Galeano.
Así terminó la novela de la desaparición del abogado Jorge Oscar Chueco (64), que tenía una orden de captura ordenada por el juez federal porteño Sebastián Casanello, quien investiga el presunto caso de lavado de dinero conocido como la «Ruta del dinero K».
El lujoso hotel Le Club está en Ramón Ángel Samudio y Ruta 1 Mariscal Francisco Solano López, cerca del sambódromo y la coqueta avenida costanera. Hasta allí llegó el letrado alrededor de las 3 de la mañana de este martes. Se presentó como Antonio Cubilla, científico, y pidió una habitación. Cuando le pidieron un documento, dijo que enseguida lo buscaba en el auto, que quería ducharse. Pese al desconcierto, le dieron las llaves y el hombre subió.
Pasaron unas horas y el hombre no regresó. Entonces el personal del hotel empezó a sospechar. Ya al mediodía, Chueco fue visto en la terraza, en una actitud que llamó la atención. Cuando lo abordaron, notaron que aparentemente tenía intención de tirarse. Entonces lo redujeron.
Desde Le Club dieron intervención a la seccional Tercera de Encarnación y a la División Investigación de Delitos de la Policía Nacional en Itapúa. Ambas reparticiones quedan a escasos 200 metros del hotel.

Cuando los uniformados lo vieron, notaron enseguida que se trataba del abogado que habían visto muchas veces en los canales argentinos. Pasa que la información acerca de la posible presencia del prófugo en Paraguay o Brasil se había esparcido por toda la región.
De inmediato, dieron intervención a las autoridades migratorias argentinas y a la Gendarmería Nacional.
De ahí en más, un enjambre de periodistas, abogados y policías de distintas dependencias copó Investigación de Delitos, donde alojaron a Chueco en primer término. El abogado Osvaldo Peña, quien asistió a mediáticos como Moria Casán en Asunción, fue contactado para asistirlo. «Me contactaron colegas de Buenos Aires», dijo, sin aclarar demasiado. Pero el detenido no iba a estar mucho tiempo en Encarnación.
Desde Posadas viajaron expertos de la Policía Científica misionera, que le tomaron las huellas dactilares al arrestado y las cotejaron con las que les habían enviado de Chueco: no había dudas, era él.
Después de muchos idas y vueltas, y pese a la protesta del abogado Peña, quien aducía que a Chueco no le permitieron firmar el poder que lo designaba como defensor y que lo que correspondía era un juicio de extradición, la Justicia paraguaya decidió expulsar al abogado. Pasa que había entrado al Paraguay de manera ilegal.
Lo llevaron hasta el puente internacional San Roque González de Santa Cruz. Allí, sentado en un sofá de Migraciones, charló un buen rato con policías y funcionarios del Consulado argentino. Habría repetido que quería quedarse en Paraguay. Sin embargo, la decisión estaba tomada.
Luego de los trámites de rigor, lo trasladaron a Posadas en un coche de la GN (al que subió encapuchado), escoltado por otro móvil de la fuerza y motos.

Ahora, resta determinar cuál fue el derrotero del prófugo desde que salió a Iguazú el jueves de la semana pasada. Tal como lo había adelantado Misiones Online, cruzó a Foz de Iguazú en micro y luego siguió camino hacia Ciudad del Este (en mototaxi). Allí habría estado hasta que se movió a Encarnación, la última parada.

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Momento de la llegada de las autoridades argentinas al sitio de detención. FOTO: Última Hora

El abogado Peña, que tuvo contacto con Chueco, dijo que el letrado argentino, sindicado como «cerebro legal» del detenido empresario Lázaro Báez, estaba bien de salud, pero «bajoneado».

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Trascendió que ahora el detenido será trasladado a Puerto Iguazú y después a la Ciudad de Buenos Aires. En la Ciudad de las Cataratas está uno de sus hombres de confianza, el contador Salvador Miceli, el mismo que llevó el coche de Chueco desde el estacionamiento del hiper Libertad, donde el abogado lo había dejado el martes de la semana pasada, hasta Iguazú.

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El hotel donde se alojó Chueco este martes por la madrugada

 


Comisario Juan Barrúa, de la Policía Nacional del Paraguay, en Radio Del Plata.

 

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