El sexo filmado y la pornografía amenazan la virilidad de los jóvenes

El libre acceso a los contenidos de sexo explícito en Internet puede provocar que sólo haya deseo cuando el encuentro es «como en las películas». La disfunción eréctil, una de sus consecuencias. El informe de la revista Time.

En la actualidad, un adolescente promedio de 26 años probablemente haya tenido todas las herramientas disponibles para consumir contenidos sexuales explícitos desde muy joven, pero ¿cómo impactan todas esas vivencias en su vida adulta? Un número creciente de hombres están convencidos de que sus respuestas sexuales han sido saboteadas porque sus cerebros fueron virtualmente ‘condimentados’ con el porno cuando eran adolescentes.

Esta generación ha consumido contenido explícito en cantidades y variedades nunca antes vistas, por medio de dispositivos diseñados para entregar el contenido con rapidez y de forma privada, todo en una edad en la que sus cerebros estaban más plásticos y más propensos al cambio, que en la adultez.

Estos jóvenes se sienten como involuntarios conejillos de indias en un experimento de una década de duración, y sin control, en el condicionamiento sexual. Y los resultados de este experimento, según destacó un informe de la revista Time, son literalmente una decepción.

El consumo de pornografía puede convertirse en un hábito con importantes secuelas psicológicas

«En mi último año de colegio secundario, tuve la oportunidad de tener sexo real, con una pareja real luego de tanto años de consumir pornografía de todo tipo y color. La chica me gustaba y me sentía atraído pero mi cuerpo no parecía estar interesado. Hubo una desconexión entre lo que quería en mi mente y cómo reaccionó mi cuerpo», compartió a Time un joven de Oregon, Estados Unidos. Para ese entonces ya se empezaba a hablar de disfunción eréctil inducida por la pornografía

Por supuesto, hay preocupaciones mucho más amplias sobre el efecto de la pornografía en la sociedad que van más allá de las posibilidades de la disfunción sexual, incluyendo el hecho de que a menudo celebra la degradación de la mujer y normaliza la agresión sexual.

La combinación de acceso a internet con el placer sexual y los mecanismos de aprendizaje del cerebro podrían hacer de la pornografía en línea un hábito con potenciales efectos psicológicos. La pornografía es una parte importante de la adolescencia como la tarea o el acné. «Es normal y está en todas partes», dicen los especialistas.

Adolescentes y sexo

«Conocí a una chica preciosa y cuando íbamos a tener relaciones sexuales mi cuerpo no tuvo ninguna respuesta», dijo un joven. «Me asusté porque yo era joven, estaba en forma y me sentía súper atraído por ella». Las niñas adolescentes también lo sufren y reportan cada vez más que se espera de ellas un comportamiento casi de ‘aspirantes a estrellas porno’, sin vello en el cuerpo y tomando diferentes actitudes.

Estadísticas recientes sugirieron cierta correlación entre la disfunción eréctil y la pornografía. En 1992, aproximadamente el 5% de los hombres experimentó disfunción eréctil (DE) a los 40 años, según el Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos (NIH).

Un estudio realizado en julio de 2013 publicado en el Journal of Sexual Medicine encontró que el 26% de los hombres adultos que buscan ayuda para la disfunción eréctil tenían menos de 40. En otra investigación de 2014, con 367 militares estadounidenses menores de 40 años, un tercio informó DE. Y un estudio suizo en 2012 encontró que esta condición en un tercio de los hombres se da cada vez antes en el rango de los 18 a los 25.

Muchas veces los jóvenes adultos sólo se sienten estimulados cuando el sexo es como el de las películas

Por supuesto que puede haber un gran número de razones para estos resultados. Desde el advenimiento del Viagra y medicamentos similares, la conciencia y la aceptación cada vez más de la disfunción eréctil y un menor estigma para aquellos que lo admiten.

La diabetes, la obesidad, la ansiedad social o la depresión también pueden causarla; así como las drogas o el abuso del alcohol. Sin embargo, los urólogos no están dispuestos a descartar que la pornografía podría tener parte de la culpa. «Creo que es posible», dijo el doctor Ajay Nangia, ex presidente de la Sociedad de Reproducción Masculina y Urología.

Si las causas del aumento en la disfunción eréctil son tema de debate, parece que el acceso sin precedentes a la pornografía a través de la transmisión de vídeo en la última década no lo es. La llegada de los sitios de video que, como YouTube (que se lanzó en 2005), permiten a los usuarios cargar, agregar y organizar los vídeos ha transformado la forma en que la gente encuentra la pornografía.

Hay una gama sorprendentemente diversa de contenido explícito libre que está en constante expansión, ya que cualquiera, desde aficionados a profesionales, puede poner un video en línea. Uno de los sitios para adultos de intercambio explícito más grandes del mundo, Pornhub, dijo que tiene 2,4 millones de visitantes por hora.

Y los jóvenes lo están devorando. Casi el 40% de los niños británicos de entre 14 y 17 indican que ven regularmente estos contenidos, de acuerdo con un informe de 2015 realizado por la Universidad de Bristol. Otro estudio publicado en el Journal of Sex Research aseguró que la exposición se daba en promedio a los 12 años.

El porno entrena el cerebro a necesitar todo lo relacionado con la pornografía para excitarse

«El porno entrena tu cerebro a necesitar todo lo relacionado con la pornografía para excitarse», dijo Gary Wilson, autor de Your Brain on Porn: Internet Pornography and the Emerging Science of Addiction. Esto incluye no sólo el contenido sino también el método de entrega. Porque los videos porno son ilimitados, gratis y rápidos, y los usuarios pueden hacer click para una escena completamente nueva o género tan pronto como su excitación fluye y por lo tanto, «condicionan sus patrones de excitación al curso de la novedad que cambia constantemente. El resultado es una mayor activación cerebral a la pornografía y una menor excitación en las relaciones sexuales con una persona real».

Y agregó: «La novedad extrema, ciertos fetiches, el shock, la sorpresa y la ansiedad elevan la dopamina, por lo que necesitan esta información para excitarse sexualmente».

Pornografía y cerebro

Un estudio del Instituto Max Planck encontró que el uso de la pornografía habitual puede tener un efecto sobre el cerebro. «Los hombres consumen mayor pornografía cuanto menor poseen el cuerpo estriado del cerebro, el centro de recompensa. Y los que vieron más pornografía mostraron una menor respuesta a las imágenes pornográficas en la misma zona».

Dado que el alto consumo de pornografía está dirigida en este caso a un cerebro aún en desarrollo, es posible que los adolescentes sean particularmente susceptibles. Philip Zimbardo, profesor emérito de psicología en la Universidad de Stanford, señaló que la pornografía a menudo va de la mano con los videojuegos y es tan adictiva como sea posible.

«Uno buscar el placer, la novedad y vivir el momento. Si bien no es químicamente adictiva, la pornografía tiene el mismo efecto en el comportamiento como una adicción a las drogas. Y entonces el problema es que los centros de recompensa del cerebro pierden la capacidad de activación», dijo. En un momento en que los jóvenes están en su mejor momento físico, toda esa inactividad puede estar contribuyendo a una disfunción sexual inesperada.

La vergüenza en torno a un hábito compulsivo de pornografía hace difícil pedir ayuda, a pesar de que los neurólogos dicen que podría pasarle a cualquiera. Luego está el estigma para los hombres jóvenes que hablan en contra del género en una cultura que celebra la sexualidad.

Sin embargo, sostienen los expertos, si algo va a cambiar, va a tener que venir de los mismos jóvenes que pasaron por las trincheras, que hicieron el ‘click’ en las pestañas y vieron el porno duro cuando tenían solamente 12 años.

 

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