Según los peritos, Farré es imputable y mató por «ira, celos y resentimiento»

Según las conclusiones de las pericias psiquiátricas y psicológicas a las que accedió Télam, Fernando Farré comprendió la criminalidad de sus actos y dirigió sus acciones contra su esposa Claudia Schaefer, a quien hace siete meses apuñaló y degolló.

 

 

 

La ira, los celos y el resentimiento que Fernando Farré tenía hacia su esposa Claudia Schaefer lo llevaron hace siete meses a apuñalarla y degollarla en el vestidor de la casa que alquilaban en el country Martindale de Pilar, en un hecho en el que comprendió la criminalidad de sus actos y dirigió sus acciones, informaron hoy fuentes judiciales.

 

A esas conclusiones, y a otras como que pudo haber premeditado el crimen y no actuó bajo un estado de emoción violenta, arribaron los psiquiatras y psicólogos de la Asesoría Pericial de San Isidro que analizaron durante meses el estado de salud mental de Farré (52) y ayer entregaron sus informes finales en la Fiscalía Especializada en Violencia de Género de Pilar.

 

Más allá de que a pedido de la defensa aún se deben ampliar algunos puntos de estas pericias que lo hacen plenamente imputable para la causa, la fiscal Carolina Carballido Calatayud ya se puso a trabajar en el requerimiento de elevación a juicio para que Farré sea juzgado cuanto antes por el femicidio de Schaefer (44).

 

«La conducta homicida respondió a una etapa reflexiva por parte del victimario y reconoce un ánimo preexistente de malestar, ira, celos o resentimiento que actuó persistentemente sobre su personalidad y que culminó en la descarga motora delictiva», dice la conclusión del informe de las psiquiatras oficiales Liliana Varela y Ana María Harlap, al que accedió Télam.

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Si bien los estudios tardaron en llegar 230 días desde que el 21 de agosto pasado Farré asesinó a su esposa, las psiquiatras afirman que «al momento del hecho, el imputado no padecía insuficiencia de sus facultades o alteración morbosa de las mismas, o estado de inconsciencia que le impidiera comprender la criminalidad de sus actos y/o dirigir sus acciones».

 

Los expertos además sostienen que «al momento de la evaluación pericial, el peritado no padece sintomatología psicótica o psicoorgánica que configuren enfermedad mental».

 

Los peritos agregan que «el insuficiente e inapropiado manejo de la agresividad está ligado a los rasgos de su personalidad» y que por ello «la peligrosidad para sí y para terceros está presente» en Farré, a quien también describen como «un sujeto razonante y calculador».

 

Frente a los hechos que se le imputan, los peritos destacan que el gerente de marketing muestra «indiferencia», que «no hay exteriorización de vivencias de angustia ni arrepentimiento» y que «no presenta empatía».

 

A la hora de analizar un posible móvil del crimen, las psiquiatras señalan que «la situación vital por la que atravesaba (Farré), pérdida laboral y separación conyugal configuraron para él una herida narcisista que no hizo más que profundizar conductas agresivas de hostigamiento hacia la víctima».

 

En la pericia psicológica, las licenciadas Adela Ahuad y Silvina Alberino también informan algo similar cuando afirman que Farré «interpretó la denuncia de violencia de la víctima, el establecimiento del perímetro de exclusión del hogar y el retiro de sus pertenencias del domicilio conyugal como una vejación y provocación, habiéndolo vivido como una emboscada y una revancha por parte de su esposa».

 

Al describir los rasgos principales de la personalidad de Farré, las psicólogas señalan que es «de estilo narcisista, con rasgos psicopáticos y paranoides».

 

Las psiquiatras concuerdan y agregan que Farré «en su personalidad evidenció un patrón conductual caracterizado por una modalidad de interacción con los demás del tipo egocéntrico, narcisista, frío y con tendencias a mantener el control en las relaciones interpersonales».

 

Respecto a las circunstancias que antecedieron al hecho, los psiquiatras señalan que no hubo «provocación circunstancial, situación sorpresiva u otra motivación externa evidenciable».

 

También sugieren que hubo algún tipo de premeditación en los actos que antecedieron en lo inmediato al homicidio cuando afirman que «fueron llevados a cabo guardando lógica, dirección y objeto: quedar a solas, cerrar la puerta tras de sí, contar con los medios para el ataque».

 

Los peritos descartan la emoción violenta -una de las pretensiones del abogado Adrián Tenca-, cuando señalan que esos actos previos «fueron adecuados para alcanzar un objetivo, lo cual requiere del sujeto una organización mental a la que no hubiera podido acceder de haber sido presa de un rapto emocional».

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