Crimen del carnicero: un aspirante de la PNA es el séptimo arrestado

Tal como lo había adelantado Misiones Online el 21 de febrero, todos los indicios señalaban que los presuntos responsables del asesinato del preventista de carne bonaerense Nicolás D’Amico (34) tenían que ver con el rubro al que se dedicaba la víctima y estaban radicados en la Zona Centro. Entre la tarde y la noche de este jueves 7 de abril, en un trabajo conjunto entre la Dirección Homicidios de la Policía y la Secretaría de Apoyo para las Investigaciones Complejas del Poder Judicial (Saic), detuvieron en ese sector de la provincia a seis sospechosos por su presunta relación con el crimen. Y esta mañana, arrestaron al séptimo.
El cadáver calcinado de D’Amico apareció la noche del 30 de octubre pasado en el baúl del auto VW Bora con el que solía moverse. Una vez que lo ultimaron, presuntamente a balazos, los homicidas incendiaron el coche en un camino vecinal del paraje El Chatón, en las afueras de Leandro N. Alem, a unos 1500 metros de la ruta nacional 14.
El jueves, Homicidios y la Saic detuvieron a cinco personas en Oberá y a una en Alem. Los detectives seguían discretamente a los sospechosos desde el miércoles y procedieron a arrestarlas cuando lo ordenó la jueza de Instrucción de Alem, Selva Raquel Zuetta. Como la Capital del Monte está en otra jurisdicción judicial, la magistrada debió enviar un exhorto a su par Horacio Heriberto Alarcón, quien convalidó los pedidos de captura.
Gustavo Germán Venegas (29), Diego Ramón Venegas (33), Guillermo Andrés Burkiewicz (28), Jhonatan Emanuel Gutiérrez (23) y Ramón García cayeron en Oberá; y Vanesa (ex mujer de Diego), en Alem. Los seis empezaron a desfilar anoche mismo ante la jueza Zuetta para la indagatoria. La magistrada, según trascendió, supervisó durante toda la jornada los operativos y luego encabezó los interrogatorios. Además, dispuso otra batería de medidas, entre ellas la detención de un aspirante a la Prefectura Naval Argentina, de 21 años, al que arrestaron hoy a las 5 en San Javier.

El aspirante de la PNA es de Oberá y se cree que también participó en el macabro episodio.

Fuentes consultadas indicaron que a un efectivo de la Policía provincial (cabo) se le tomó declaración a tenor del artículo 250 del Código Procesal Penal, es decir como un testigo sospechoso. En avance de las pesquisas determinará si queda en testigo o pasa al lote de sospechosos.
Ninguno de los arrestados opuso resistencia. “No tuvieron tiempo a nada. Estamos tras sus pasos desde hacía horas”, confió un detective.
La jueza tomó la decisión de ordenar los arrestos luego de analizar un entrecruzamiento telefónico de los sospechosos, mapas de antenas desde donde se habrían activados los celulares, detalle de movimientos con GPS, un mapeo satelital y declaraciones de testigos. Todo este trabajo, de 600 fojas, lo hicieron la Saic y Homicidios.
El entrecruzamiento de llamadas habría arrojado como resultado contactos entre los sospechosos antes y después del asesinato. Y las antenas delatarían desde dónde hablaron. Supuestamente no lejos de la zona donde hallaron el cadáver calcinado de D’Amico.
Las fuentes ratificaron que detrás del crimen estaría una deuda impaga que tenían con la víctima. Se habla de entre 400 mil y un millón de pesos. También se menciona los celos por la competencia que significaba para otros hombres del rubro la presencia de D’Amico en la región.
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La víctima hacía sus ventas para un frigorífico de Lobos, provincia de Buenos Aires. Se movía entre Alem (donde se había radicado seis meses antes de su muerte) y Aristóbulo del Valle.
El día en que lo mataron, D’Amico estuvo en un negocio cárnico de la avenida Las Américas de Oberá. Allí, de acuerdo con el rastreador satelital que tenía el VW Bora, el coche estuvo estacionado cuatro horas antes del asesinato. El responsable del lugar admitió haber estado con el preventista ese día, incluso que le pagó 120 mil pesos que le debía.
El negocio obereño fue allanado. Allí decomisaron ocho celulares y una notebook que un empleado intentó ocultar. Ese trabajador fue detenido y posteriormente liberado.
Para los investigadores, las sospechas siempre giraron en torno a ese negocio y a otros personajes vinculados al comercio de carne.

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