Crimen de las mendocinas: el acusado de matar a Marina y a Majo admitió que ayudó a esconder los cuerpos

Alberto Segundo Mina Ponce, sin embargo, afirmó que él no las mató y volvió a inculpar al «Chamo». Aseguró que cuando llegó a su casa, ambas ya estaban muertas.

Alberto Segundo Mina Ponce (34), el vigilador comunal de Montañita imputado por el asesinato de Marina Menegazzo (21) y María José Coni (22), amplió ayer su declaración frente a la nueva fiscal del caso, María Dolores Coloma Pazmiño. Aunque insistió en su inocencia y apuntó de nuevo contra el «Chamo», el detenido reconoció haber ayudado a arrojar los cuerpos en el que fueron encontrados.

Mina Ponce asegura haberle ofrecido el lunes 22 de febrero a las jóvenes mendocinas asilo en su casa, ubicada a 2.5 kilómetros del centro de la ciudad Balnearia, porque las chicas aseguraron que no tenían más dinero.

Al regresar esa madrugada luego de cumplir con su jornada laboral en el bar «La Abogadita», el vigilador sostiene que se encontró con cinco hombres que lo amenazaron y los cuerpos de las mochileras «tirados boca abajo en el piso».

«Cuando llegué a la casa, veo que las luces estaban apagadas y que la ventana de la sala estaba abierta. Entré por la puerta de atrás y, al ingresar, sentí un golpe en la parte posterior de la nuca. Caí por donde está la mesa contra la pared (señala fotografías del expediente). Sentí que uno me apunta con un arma y me dice: ‘Quietito'», reforzó en su declaración.

«Las chicas estaban boca abajo y ya las iban a enfundar (en Ecuador a las bolsas se les dice fundas). El ‘Chamo’ estaba tirando agua en el piso y me dijo: ‘Se nos pasó la mano’. Ellos hicieron todo. Tenían guantes de doctores y fundas en los pies. Comenzaron a embalarlas y, como tenía un tricilo del dueño de la casa, las pusieron ahí. Luego me dijeron que los ayudara a sacar los cuerpos porque estaba todo lodoso y el triciclo no quería rodar», recordó.

A los cuerpos los llevaron por separado. «El primero lo bajamos a las 15 hs (del martes 23) por el monte y la dejaron por el laboratorio, al filo de la playa en la parte de arriba de los arbustos. De ahí regresamos a la casa y metieron a la segunda chica en el triciclo. Lo dejamos a unos 10 metros a las 16 por la calle del laboratorio y las fundas las tiraron ahí mismo», aportó.

Luego de deshacerse de los cadáveres, Mina Ponce asegura que una camioneta Chevrolet «aveo color concho de vino (bordó) sin placa» recogió a tres integrantes de la banda y que él regresó a pie junto con el Chamo a su casa. «Cuando llegamos, le tiró agua al triciclo y luego me sentaron adentro y me dijeron: ‘Serénate, no pasa nada. Vamos a estar pendientes de ti’. Tenemos que culparte a ti y a tu compañero (Rojo) porque una sola persona no pudo haber hecho todo esto».

«El venezolano me dijo qué era lo que tenía que decir y me llevaron a una lavandería para que lavara la sábana. El ‘Chamo’ me dijo: ‘Si llega a pasar algo, échate la culpa’. Y uno de los de la banda que era colombiano me dijo que les habían hecho eso por faltonas (es decir que no cumplieron con una promesa)», denunció, y afirmó: «Me tiré el muerto porque hicieron conmigo lo que quisieron y me dijeron que iban a matar a toda mi familia».

Durante los cinco días en los que se mantuvo activa la búsqueda de las chicas, Mina Ponce aseguró que recibió intimidaciones por parte de la banda del «Chamo». «Cuando salía de trabajar me acercaban un teléfono y me decían: ‘Mal parido, estamos cerca de tu familia. Tienes que estar tranquilo y sereno, porque donde tu hables algo ya sabes que se muere tu mamá y tu familia».

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