Aberrante: obligaba a su hija a tener relaciones íntimas con su padrastro

En Santiago del Estero, una nena de 11 años reveló que su mamá la forzaba a tener relaciones con su pareja cuando este llegaba enojado a la casa. La pequeña se lo confesó a los profesores de su colegio y por el hecho detuvieron al abyecto sujeto.

El caso ocurrió en Santiago del Estero y se conoció el 25 de agosto del año pasado cuando la menor de 11 años habló con sus profesores y les contó que «mamá me mandaba a calmar sexualmente a mi padrastro cuando él llegaba enojado a la casa”.

Inmediatamente hicieron la denuncia, pusieron en conocimiento de la Justicia y la Subnaf para que se adopten las medidas que correspondieren.

Una profesora de Ciencias Sociales y Naturales dio una clase sobre higiene y cuidados y notó que la pequeña tomó una actitud extraña. Cuando llegó la hora del recreo, se reunió con ella en el aula y fue cuando manifestó que: “Mi padrastro me viola y no quiero más eso”.

Además detalló que desde que tenía 8 años el hombre la obligaba a hacerle sexo oral. Se habían mudado al capitalino Bº Villa del Carmen, y que cada vez que el padrastro llegaba de mal humor su mamá lo mandaba a “calmarlo”, revelando que después que concluía el abuso su padrastro le daba plata, con lo cual compraba sus cosas porque la madre no le daba dinero.

Al conocerse la historia que estaba sufriendo la pequeña, el juez Darío Alarcón ordenó la detención del sujeto y dispuso que la menor sea examinada por médicos forenses y psicólogos.

Los estudios realizados por el equipo de forenses comprobaron que la niña presentaba signos de haber sido accedida carnalmente, en tanto que los psicólogos confirmaron que la menor presenta indicadores compatibles de haber sufrido prácticas sexuales inadecuadas, por parte de un adulto de su entorno en uso de poder.

El fiscal Julio Carmelo Vidal emitió un dictamen solicitando que se amplíe la acusación que pesa sobre el sujeto, a quien considera incurso en los delitos de abuso sexual con acceso carnal y abuso sexual gravemente ultrajante —ambos agravados por la condición de guardador del sujeto y por la convivencia preexistente (vivían en la misma casa)— y en concurso real de delitos.

Por el lado de la madre, que era la que mandaba a su hija a calmar a su padrastro, el fiscal también solicitó un amplio informe socioambiental y una evaluación psicológica de la menor.

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