Las tasas turísticas son cada vez más comunes en Europa; qué pasa en otros destinos del país y Brasil

El cobro de una tasa turística es una modalidad cada vez más implementada en Europa, sobre todo en aquellas ciudades con una fuerte afluencia de visitantes que llegan con un propósito de ocio.

Incluso en los Estados Unidos se comenzó a cobrar, desde el año 2010, una tasa turística de 14 dólares a los visitantes de un grupo de 35 países que no requieren de visa para ingresar al país del Norte (la Argentina no está en ese grupo). Esa tasa se cobra a los que llegan por vía aéra.

Las tasas turísticas o ecoturísticas nacieron hace unos años y combinan, en general, un Municipio con necesidades de engrosar su Tesoro y que al mismo tiempo tiene gran afluencia de turistas. El destino del dinero, en teoría, es el mantenimiento de monumentos, flora y fauna o cualquier otra iniciativa que sirva para potenciar el destino. Se diferencian de la entrada a un parque, museo o atractivo natural porque se cobra a todos los visitantes que llegan a la ciudad con fines recreativos.

La diferencia con el caso de Puerto Iguazú es que en todos los casos tienen mecanismos muy precisos para establecer el gravamen sobre el turista y discriminan a cualquier otro pasajero que arribe al destino con otros fines, como un viaje de negocios, visita a familiares o para realizar un tratamiento médico.

Así, en Europa la modalidad más común es cobrar la tasa turística al pernocte en un hotel u hostería. Suelen ser cargos de un euro o incluso menos por noche y pueden variar según la categoría del alojamiento. El canon lo cobran los hoteles que luego lo transfieren a los Municipios. A pesar de esto, en algunos países son muy polémicas. En España solo se cobra en Barcelona y en el resto de Cataluña. En Madrid se quizo establecer el año pasado pero al final la idea se dio de baja tras un fuerte debate.

Por un lado están las necesidades recaudatorias de los gobiernos comunales o municipales del Viejo Continente, necesitados de fondos frescos en estos años de crisis. Por el otro lado, el argumento que a veces se impone es el de cuidar al turista y no «maltratarlo» con el cobro de un canon que a veces, más allá del monto, cae mal al visitante.

En la Argentina

Un relevamiento realizado en algunas oficinas de turismo de destinos con gran afluencia arrojó que el canon cobrado en Iguazú no tiene equivalentes en la Argentina. Al menos entre los destinos más populares.

«Acá no se cobra ninguna tasa turística, si se cobra, claro está, el ingreso al Parque Nacional pero eso es un cargo de Parques Nacionales», detallaron desde el Emprotur, el ente que promociona el turismo en la ciudad rionegrina.

En el Municipio de La Falda, en Córdoba, tampoco cobran ninguna tasa ecoturistica, como tampoco lo hacen en ninguna localidad del Valle de Punilla, donde hay localidades de gran atractivo como Carlos Paz y Cosquín.

En la Costa Atlántica tampoco se cobra tasa turística de ningún tipo. Esta zona incluye a balnearios como Mar del Plata, Villa Gesell, Cariló o Pinamar, entre otros.

Lo más parecido a la tasa ecoturística que se cobra en Iguazú es en la Península de Valdéz, en la provincia de Chubut. Allí se cobra una entrada por el ingreso a la península, distante a pocos kilómetros de la ciudad de Trelew.

«Se trata del ingreso a un área protegida, estamos cobrando $110 por adulto y $65 a los menores en caso de que sean argentinos, si son extranjeros el costo es de $260 a los adultos», explicaron desde la oficina de Turismo de Península Valdéz a Misiones Online.

En Brasil, tasa turística en Bombinhas

En tanto, en Brasil las grandes ciudades como Río de Janeiro no cobran ninguna tasa turística. Pero los miles de misioneros que vistaron Bombas & Bombinhas en las últimas temporadas debieron afrontar el pago de un canon por el solo hecho de ingresar a esas localidades.

«Pagamos 80 reales por ingresar con el auto, dos mayores y un menor», dijo Patricia, una turista que estuvo en enero pasado con su familia. El pago sirve para toda una semana. «Nosotros salimos y volvimos a entrar dentro de esa semana y no nos cobraron, lo que si genera es un gran cuello de botella en el acceso a la ciudad, estuvimos tres horas para ingresar a la ciudad cuando llegamos», señaló.

Los turistas misioneros o argentinos que eligieron las playas del Sur de Brasil y atravesaron el río Uruguay en balsa a través de Alba Posse-Porto Maua también pagaron una tasa de 4 reales. Pero en este caso, se trata de un gravamen del municipio brasileño que impone ese pago en concepto de «Mantenimiento y Conservación de los Accesos al Puerto».

La forma de cobro

La gran diferencia entre la tasa turística que cobra el Municipio de Puerto Iguazú y otros gravámenes similares es la forma de cobra. Es decir, cortando el acceso en la Ruta Nacional 12 y sin discriminar a turistas de otro tipo de viajeros.

«Esta tasa es anticonstitucional», dijo a MOL, Timoteo Llera, ex intendente de Iguazú entre 1996 y 2003. «Nosotros en su momento quisimos cobrar una tasa a los micros que pasaban a Brasil, era una época donde por el cambio no venía nadie a nuestra ciudad y todos pasaban la frontera, eran 180 o 200 micros por día. Queríamos cobrar unos 60 pesos a cada ómnibus. Duramos un solo día, porque la otro día nos empezaron a llamar de Cancillería para pedirnos que diéramos de baja con ese cobro, porque no podíamos cortar el libre tránsito con algo así», dijo Llera.

 

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