En familia producen hortalizas y venden en el Mercado Concentrador de Posadas

Toda la familia Mareco Kusiak, desde el abuelo hasta los nietos, trabaja en el cultivo de hortalizas en un predio de ocho hectáreas ubicado en el paraje El Cazador de Gobernador Roca. En ese espacio tienen: lechuga, acelga, cebollita de verdeo, perejil, pepino, morrón, rúcula, zanahoria y repollo, entre otras cosas. Además en otras 22 hectáreas plantaron yerba, maíz y mandioca, y crían conejo, chancho, vaca y gallinas. Allí también cuentan con un horno y elaboran carbón vegetal.

Toda la producción la colocan en el Mercado Concentrador Zonal de Posadas y en Puerto Rico; en este último lugar la entrega se realiza a pedido dos veces por semana. En ambas localidades tiene una clientela fija, que adquiere sus alimentos semana a semana. Previo a la distribución de la mercadería, el día anterior preparan los mazos y organizan los cajones de manera que no se marchiten las hojas.

 

Tareas compartidas

Hace diez años que Graciela Mareco se dedica a la producción hortícola en invernáculo, aunque desde niña trabaja en la chacra. “Acá trabajamos todos, cuatro de mis hijos, mis nueras, mi esposo y mi papá. No podemos contratar peón, no nos sobra para eso. Lo hacemos todo a pulmón en familia”, relató Mareco.

 

Cada uno de los integrantes de la familia tiene una tarea asignada, que la cumple a diario porque todos viven de la venta de los productos de la chacra. En Posadas, dos hijas jóvenes de Graciela Mareco son las encargadas de atender el puesto los sábados en el Mercado Concentrador. En la semana, una de ellas divide su tiempo entre las tareas de  la chacra y la escuela secundaria. Su padre y su esposo, por problemas de salud, colaboran con el armado de los mazos. Los más jóvenes son los responsables del laboreo de la tierra, carpir, remover el suelo, sacar las malezas y abonar.

El transporte de los productos lo hacen en dos camionetas, pero como en las últimas semana uno se descompuso se reorganizaron para llegar a la ciudad con las verduras. “Desde que comenzó el Mercado Concentrador vendemos allí. Tuvimos algunas complicaciones por la tormenta de enero, que tumbó algunos invernaderos e hizo volar los plásticos. Gracias a Dios el IFAI no ayudó con cuatro plásticos para volver a levantar los invernáculos”, comentó Mareco.

Trabajo manual

Los invernáculos cuentan con un sistema de riego por aspersión y el agua se extrae con un motor desde el arroyo Cazador que atraviesa la chacra de Mareco. Además tienen una media sombra para evitar que el sol dañe las plantas. Como todo se aprovecha en la chacra, el abono lo elaboran con estiércol de gallina, chancho o conejo. Y el laboreo de la tierra es manual y con asada, debido a que no poseen máquinas para esa actividad.

Las malezas se sacan a mano, lo hacen sentados en cuclillas al borde del cantero.  “Hay que sacar los yuyos que crecen entres las plantas, porque si dejamos los yuyos esto le saca toda la vitamina de la planta. Las mujeres solemos hacer eso”, contó Mareco.

“El trabajo es a diario, hay que levantarse temprano, atender los animales y de ahí para el invernadero. En el verano es necesario regar por la mañana y a la tarde. El sábado volvemos del mercado concentrador, descansamos un momento y volvemos a hacer las tareas en los invernáculos”, relató Graciela Mareco, al describir cómo es la vida en el ámbito rural.

 

Seguir creciendo

Miguel Ángel Kusiak es hijo de Graciela Mareco, él se encarga de seis invernáculos con su esposa. Entrega toda su producción a uno de sus hermanos y a la madre, para que se venda en Puerto Rico y Posadas. “Nuestra jornada comienza temprano. Atamos los mazos de verduras, al mediodía paramos una hora para descansar y después de almorzar volvemos”, comentó.

“Mi hermano siembra lechuga, después me da las mudas para plantar. A los 30 días del transplante ya saco para la venta. Los primeros días hay que protegerlas del sol y regar dos veces al día, hasta que enraíce bien. También hay que cuidar de los bichos y los ácaros. Y unos quince días antes de la venta, no colocamos más químicos”, detalló.

Junto a su esposa trabajan todos los días y viven de la producción de la tierra. Para sumar a los ingresaos familiares también vende leña en un camioncito que posee. “Me gustaría producir más, hoy necesito más plásticos y manguera para armar nuevos invernaderos”, afirmó Kusiak.

Si bien, la familia Kusiak Mareco vive y se mantiene de la producción y venta de las hortalizas, hoy anhela aumentar la rentabilidad de su chacra con más invernáculos y a su vez generar fuente de trabajo.

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