El derecho de los pueblos a la Memoria, Verdad y Justicia

Como forma de honrar la vida.

 

Los 40 años del golpe de Estado que instaló la más sangrienta dictadura en nuestro país, convocan a agitar nuestra memoria y traer el pasado reciente al presente para resignificarlo.

 

Leí la respuesta de un historiador ante la pregunta, que es el presente? Y contestó: “El presente es apenas un instante en el que el futuro empieza hacerse pasado”. Entonces nos preguntamos, ¿cuál es la temporalidad de lo actual? No es necesario vivir del pasado, pero si es obligatorio vivir la historia como herramienta de referencia.

 

Hay historias que nos duelen y mucho, pero tienen de positivo el hacernos reflexionar y actuar para que Nunca Más nos ocurra como sociedad ser víctimas de crímenes de Lesa Humanidad, que violan los derechos humanos en su más humana dimensión cual es la destrucción de la Dignidad del hombre.

 

Estamos a cuatro décadas del aquel fatídico 24 de marzo de 1976 día el que a los argentinos nos clavaron una lanza en el corazón, cargada del odio que solo se engendra en la barbarie potenciada desde un Estado terrorista,  clandestino, paralelo, que usó el terror para disciplinar una sociedad a los designios de lo peor del neoliberalismo, haciendo evidente la participación civil y los intereses que defendían.

 

Muchos dirán es el pasado, pero nunca será olvido por la trascendencia del daño que produjo  en el tejido social y político de nuestra sociedad, y porque además  fue con una estrategia predeterminada que apuntó a trabajadores, jóvenes, estudiantes y a quienes por sus ideas estorbaban al sistema a imponer.

 

Este aniversario debe reforzar el espíritu universal del derecho humano a la memoria. Derechos que terminada la Segunda Guerra mundial llevaron a la “conciencia universal la necesidad de preservar derechos esenciales de la persona en su condición de tal con independencia de la nacionalidad, ciudadanía, sexo, raza, cultura o religión”. Al mundo le hicieron falta dos guerras y varios genocidios para comprender los derechos humanos. A los argentinos nos llegó hace 40 años con la brutal experiencia del golpe de Estado, por ello la intemporalidad de la memoria nos debe ayudar a que nunca más nos ocurra.

 

Escuché decir al ex Secretario de Derechos Humanos de la Nación, hoy fallecido, Eduardo Luis Duhalde que “la memoria no es el simple recuerdo, sino la resignificación de lo ocurrido, ese viaje desde el presente hacia el pasado, con los elementos que nos da ese presente para poder analizar las causas, cómo se llegó, quienes fueron los actores, los responsables, y desde allí, bucear en lo que es el sentido de esta experiencia que es la no repetición, para que el Nunca Más no sea una mera petición de principios… Hay intereses políticos, económicos, sociales, que fundamentan este camino del horror y este se repite por que sus intereses permanecen en el mundo, en conflicto permanente con el sentido de una sociedad equilibrada, justa, en paz, democrática a la que todos aspiramos”.

 

En definitiva la memoria, la verdad y la justicia deben ser pilares inamovibles para que el horror nunca más impere en nuestra Patria y la Democracia de la mano de los Derechos Humanos sea el rumbo permanente.

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