“Estoy asustada, por ahora está detenido, pero tengo miedo que salga, así que estoy en proceso de mudanza. Yo denuncié a Claudio Ramón Martínez, nos conocimos en mayo del año pasado. Hubo otro episodio de violencia en septiembre, me quiso ahorcar. Lo denuncié y me dieron una restricción para que no se me acerque, pero yo le terminé creyendo. Confié en su llanto, en su angustia, en que me decía que nunca le había pasado algo así y que no se acordaba de haberme golpeado. Al principio lo veía sólo en lugares públicos. Después volvió a ser amable conmigo y mi hijo, y volvimos a estar de novios, nunca vivimos juntos”, relata Grisel, quien afirma que quedó imputado por tentativa de homicidio agravado por el vínculo, con tenencia de arma blanca y resistencia a la autoridad.

Construyó su casa

Ambos tienen 37 años y se conocieron mientras él, que es albañil, terminaba de construir el dúplex en el que ella vive. Con los vecinos, el domingo 6 cenaban en un quincho en común del complejo.

“Él había tomado demasiado y ya había estado un poco agresivo. Por eso quise irme. Cuando estábamos en mi casa quería seguir tomando. Le dije que no, que se vaya, y ahí empezó todo. Sacó una cuchilla de 8 centímetros de pesca, que tenía en el pantalón, me cortó. Logré subir y encerrarme en mi cuarto con llaves y llamar al 911. Yo sangraba, él quería tirar la puerta abajo y amenazaba con matar a mi hijo. Llegaron los vecinos, que no lo podían calmar, pero que pudieron distraerlo hasta que llegó la policía”, relata Grisel.

Se resistió a la policía “Cuando llegó la policía tuvo que tirar gas y balas de goma para calmarlo. Por eso tiene una denuncia por resistencia a la autoridad”, dice Grisel, quien está segura: “Si no estaban los vecinos, nos terminaba matando a los dos”.

“A él le dicen ‘Chaco’, porque es de esa provincia, su hermana que vive allá me mandó un mensaje diciéndome que estaba loca. Uno de sus hermanos estuvo preso, temo que su familia tome represalias, porque no me creen o piensan que lo provoqué diciéndome que yo estaba con otro”, sostiene Grisel, y agrega: “Me voy a mudar, tengo miedo que lo dejen libre. Él estaba bajo los efectos del alcohol, pero me reconocía a mí y a los vecinos. La cuchilla de pesca la llevó él”.

“No era un tipo violento en lo cotidiano. Sí tenía algunas escenas de celos, pero yo creía que era una cuestión de inseguridad, porque él es albañil y yo psicóloga. Sus celos no lo vi como algo llamativo. Tampoco es que tomaba siempre, no es alcohólico. Sé que la madre de su hija lo dejó y no le permite ver a la nena. Yo no esperaba lo que pasó. Tengo miedo que quedé en libertad y me venga a buscar, por eso me quiero mudar, cambiar a mi hijo de escuela, para que no nos pueda encontrar”, concluye.