Silencio y omisiones sospechosas en el juicio a un preso que mató a otro en Eldorado

Como pocas veces, el juicio que se le sigue a Orlando Nacimiento (23) por el homicidio de Juan Carlos Almeida (38), en la Unidad Penal Tres de Eldorado, muestra los estrictos códigos que hay entre presos dentro de una cárcel. Pocos testigos se han animado a contar lo que vieron esa mañana y los que decidieron relatar la secuencia de hechos lo hacen a medias, con olvidos llamativos.

El juicio comenzó el mes pasado y, si todo se cumple como estima el Tribunal Penal de la Capital del Trabajo, va a terminar el miércoles. Ese día, tienen  que comparecer otros cinco testigos, entre ellos un ex convicto. Después de la ronda de testimoniales se escucharán los alegatos y la sentencia.

Almeida y Nacimiento compartían una celda en la UPIII. Ambos estaban purgando una condena por homicidio y sobre todo el segundo era considerado de temer. El jueves 27 de noviembre de 2014, el primero le habría quitado al segundo una pava con agua caliente, lo que derivó en una discusión y el posterior ataque a “chuzazos” del segundo contra el primero.

Los testigos que declararon hasta el momento (reclusos y ex convictos casi todos) detallaron que no vieron el momento justo de la agresión. Sí que alcanzaron a ver cómo la víctima se defendía de alguien con dos palos de escoba.

En la audiencia del miércoles, declaró ante el Tribunal Evenilda, la mujer del fallecido. Ella exhibió un escrito que le envió un anónimo, donde supuestamente se revela la manera en la que Nacimiento habría organizado el ataque. “La carta decía que iba a matar a mi marido, que esa noche se iba a empastillar. Los milicos sabían pero no hicieron nada, la carta no está firmada porque están con miedo”, declaró la viuda.

En el primer día del debate, el imputado negó haberle causado las heridas letales al otro preso. Es más, dijo que lo asistió al encontrarlo desplomado.

Esa jornada también se presentaron en la sala de juicio al menos cuatro testigos, algunos que eran reos y que hoy ya están en libertad, que no quisieron contar como fue la cuestión. Sí alguno se animó a decir que los involucrados en la pelea no tenían mala relación, pero que quien se sienta en el banquillo demostró ser un hombre peligroso que tiende a resolver sus cuestiones de manera violenta y casi sin pensar.

Juzgan al acusado los jueves Lyda Gallardo, Atilio León y Liliana Komisarski.  En la Fiscalía está Federico Rodríguez y en la defensa oficial del sospechoso, Ana María Mayerhoffer.

Además del sospechoso silencio por el hecho en sí, hay otro punto sobre el que no se ha arrojado mucha luz: el origen de las “chuzas” o cuchillos caseros que portaba el sindicado autor del homicidio.

 

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