La última mujer que vio a las mendocinas vivas: «Me llamó la atención la chica de pelo rubio, porque ella se notaba preocupada, tensa»

Se trata de la dueña de un pequeño almacén ubicado a metros de la casa donde vivía uno de los detenidos por el doble crimen.

Esperanza tiene un pequeño almacén en las afueras de Montañita, a uno metros de la casa de uno de los detenidos por el doble crimen de las turistas mendocinas, María José Coni y a Marina Menegazzo. Esta comerciante sería la última testigo que vio con vida a las argentinas.

«La tienda de la señora Esperanza», así conoce la gente su local, ya que no tienen nombre, allí habrían llegado las turistas mendocinas horas antes de ser asesinadas.Compraron algo y siguieron camino junto a uno de los detenidos, según la testigo.

«Llegaron a la tienda a eso de las ocho y media de la noche. Estaban con el señor apodado ‘El Rojo’. Yo me pare aquí (en el mostrador) y la chica de pelo negro pasó directo a buscar qué comprar, eligió un jugo de naranja y algo más para comer. El señor apodado ‘El Rojo’ se quedó cerca de la nevera pero a mí me llamó la atención la chica de pelo rubio, porque ella se notaba preocupada, tensa, como muy seria», dijo Esperanza del Pezo.

«Yo me quedé mirando a la chica rubia. Ella también me miraba, como que chocábamos miradas. Lo raro fue que yo no pregunté nada y este señor habrá notado mi cara de desconfianza y me dice: ‘Les robaron a las chicas y yo les voy a ayudar, les voy a llevar a mi casa’. Y yo pensé: ‘¿Qué casa? si este señor no es de aquí, aquí no tiene casa. Además, él estaba con tragos encima. Era raro, estaban juntos pero no parecían amigos. Me di cuenta que algo raro estaba pasando», agregó la testigo.

Esperanza asegura  que le preguntó a María José dónde les habían robado. Y que ella respondió: «En el lugar donde estábamos hospedadas. Fuimos a la playa y cuando regresamos no estaba nada de lo que hicimos en la semana. Yo no sabía a qué se dedicaban ellas en el pueblo, después supe que vendían hamburguesas y ensaladas de fruta».

Esta versión cierra con lo que dicen los investigadores ecuatorianos. Sin embargo, por algunos datos que dio la comerciante, la madre de María José, Gladys Stefanni, no le cree a la lugareña. recordamos que las familias creen que los detenidos son perejiles y que los cuerpos habrían sido plantados en el lugar donde fueron encontrados.

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