Doble homicidio mafioso: un cúmulo de indicios ponen a los sospechosos contra la espada y la pared

Para los investigadores que trabajan en el caso del doble homicidio mafioso que tuvo lugar en Posadas entre la noche del 16 de diciembre y la madrugada siguiente, solo falta una pieza: un asesino a sueldo que huyó al Paraguay luego del crimen, después volvió a la Argentina y ahora logró escabullirse de nuevo. El resto de las piezas, sostienen, ya está en su lugar.
Entrecruzamientos de llamados telefónicos, antes y después de la ejecución a balazos de Sebastián Vega (27) y Rodrigo Ibarra (37); escuchas, informes y el relato de testigos son los indicios que llevaron a los hombres de la Dirección Homicidios de la Policía y a los funcionarios de la Secretaría de Apoyo para las Investigaciones Complejas del Poder Judicial (SAIC) a dar con los seis sospechosos que tiene hoy la causa, instruida por el juez de Instrucción Tres, Fernando Verón.
A la luz de los elementos recabados hasta ahora, todos están complicados, a saber:
– Ricardo Vázquez, arrestado a mediados de semana en Villa Sarita: se lo sindica como el “entregador”; su voz habría sido grabada incluso cuando citaba a las víctimas a un punto cercano al hipermercado Libertad. Le habría dicho a Vega que tenía el arma que éste quería. Pero en realidad, se cree que entregó al posadeño y al paraguayo Ibarra a los sicarios. En su indagatoria, aparte de desligarse del hecho, habría mencionado a los demás sospechosos.
– Luis Morínigo o Luis Sosa, de 44 años: hombre de doble nacionalidad, depende de las circunstancias, de un lado u otro de la frontera entre Argentina y Paraguay, utilizaba el apellido que le convenía. Lo señalan como uno de los sicarios contratados para acribillar a Vega y a Ibarra. Lo apresaron en un hotel de la avenida Uruguay casi Rotonda. No opuso resistencia. Se había alojado allí el viernes con su mujer e hijo, luego de escapar de la redada que en el barrio Yacyretá y alrededores hicieron los investigadores esa tarde. Pensaba esperar allí que la cosa “se enfriara” para seguir viaje hacia el Paraguay.
– Martín Vedoya (35): hay indicios que lo apuntan como el instigador del doble homicidio. Dicen que hace tiempo está inmerso en el mundo del narcotráfico y una “falla” de Vega le habría hecho perder un importante negocio. Esto habría sido el motivo de que decidiera borrarlo del mapa.
Se cree que esa “falla”, que no habría sido otra cosa que una delación, derivó en el decomiso de casi 4.000 kilos de marihuana por parte de la Policía Federal en Virasoro, Corrientes.
– Los otros tres detenidos: una pareja (él de 49 y ella de 40) y su hija de 21 años. Esta familia es apuntada como la “auxiliadora cómplice” del grupo. En dos coches habrían llevado a los sicarios hasta el punto en el que se encontraron con Vega e Ibarra y luego del asesinato, habría sacado a los homicidas hacia el Paraguay por el puente internacional San Roque González de Santa Cruz. Este trío será citado este lunes a indagatoria por parte del juez Fernando Verón.
Luis Sosa o Morínigo y Vedoya, en tanto, serán indagados el martes.
Además del sicario prófugo, que también tiene doble nacionalidad y está identificado, hay otra persona a la que la Justicia busca localizar: es a la que los asesinos llamaron por teléfono, con el celular de Vega, para avisarle que estaban a punto de fusilar a las víctimas.
De la charla se desprende que ese hombre, que recibió la comunicación telefónica en Virasoro, al menos conocía a Vega. ¿Cómplice o testigo? Eso es lo que quieren determinar los detectives acerca de su accionar.
Morínigo-Sosa había salido de Argentina una hora después del doble homicidio. Pero volvió, atento a las versiones que indicaban que buscaban a los sicarios en Buenos Aires.
A Vedoya tampoco se lo había visto últimamente. El sábado entró a la casa de sus familiares en Villa Sarita. Debió salir al rato, porque estaba rodeado de policías.

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