“Tus hijos sabrán que una vez mataste por causa del alcohol”: la carta abierta de Tuny Warenycia por la muerte de su hermana Teresa

Está dirigida a Belén Michalec, la joven que conducía alcoholizada el BMW que el domingo 22 de noviembre pasado chocó el auto de la artista posadeña, ocasionándole la muerte;  Oscar Ramos, un hombre mayor que venía con ella, y al juez de la causa, César Yaya.

Carta Abierta

A Belen Michalec:

Cuando pienso en vos se interponen mis sentimientos como madre y abuela.

Si fueras mi hija o mi nieta yo estaría partida al medio. Igual como partiste en dos tu vida: antes y después de Teresa Warenycia.

Sin embargo, que seas tan joven juega a tu favor para olvidarte pronto de este «asunto».

Y ojalá te sirva para que tengas un mejor destino que solamente promover productos o convertirte en uno.

Deseo que la justicia que recibas sea la suficiente para que a futuro puedas convertirte en una persona responsable de todos tus actos. Tus hijos sabrán que una vez mataste por causa del alcohol. Tendrás que tener una buena batería de argumentos para lograr que cuando crezcan entiendan lo criminal de manejar borracho.  Claro que primero vas a tener que  incorporarlo como una fuerte convicción de que así es.

 

A Oscar Ramos:

Me pregunto muy seguido si usted siente algo como pena o remordimiento,  o quizá alguna culpa,  por ser responsable de la muerte de mi hermana. Si eso algunas noches le quita el sueño, si hay resquicios en su mente donde quede respeto por la vida humana, si tiene alguna responsabilidad social en su vida diaria, o su reacción más instintiva fue y es tratar de zafar.

En la causa usted prácticamente no existe. Ha desaparecido por arte de magia. El juez no lo considera hasta ahora ni siquiera como una posible víctima, como sí fueron consideradas las otras chicas lesionadas. No ha sido indagado ni como testigo presencial! La preocupación de su juez fue -hasta ahora- pedir una pericia psicológica para determinar si usted está en condiciones de comprender posibles actos criminales. Espero que no termine siendo “inimputable”.

Pareciera que usted en esta ciudad de Posadas, no existe más que como organizador de fiestas.  Sus actividades comerciales y sus bienes están a nombre de su hija. Y eso estaba así mucho antes del homicidio de mi hermana.

¿Con que temor vive de perder o le quiten cosas materiales y cuál es la razón del miedo? Cuáles son los valores que le quedan? O han sido reemplazados por lo efímero del placer de las fiestas y el alcohol?

De veras me pregunto estas cosas, deseando que no sean ciertas,  para que no se me rompa el cordón de la fe en la especie humana adonde pertenecemos usted y yo. Además porque  los dos vivimos, caminamos y compartimos la misma ciudad.

No se ha perdido una vida. Se ha perdido una historia que debía ser más larga, un talento que el arte misionero merecía con la continuidad de sus obras en proyecto y una generosidad humana sin límites. A Teresa  la perdimos además  como hermana, esposa, madre, tía, cuñada, docente y amiga en ese despliegue de sí misma que hizo a su alrededor y que  tantos somos los que fuimos alcanzados por su magnífica área de influencia: cada uno ha perdido una muy valiosa e irreemplazable parte nuestra.

Y sí, expreso esto desde mi tristeza. Con muchas preguntas y pocas certezas. No dejo espacio para otros sentimientos. Sí tengo mucho espacio para esta esperanza: que la justicia sea muy justa para ustedes y muy justa para nosotros, siendo la misma y única justicia.

 

Dr. César Yaya:

Me crié con la elementalidad de la Regla de Oro. Gracias a un padre (mi juez y mi parte) que me dejó como la mejor herencia: ser buena gente. Pregunte usted por él a cualquier persona de la generación que lo antecede.

Observo con alto grado de decepción como esa imagen ya no se encuentra en la Justicia actual. Pareciera que el manto de duda y desconfianza que la cubre es lo «normal » en estos tiempos. Y eso conspira contra mi seguridad de que mi hermana esté bien cuidada en esta causa judicial.

Me pregunto (sigo con preguntas) si es usted consciente de que esto está pasando en la Justicia de nuestro país, aunque no creo que se esté enterando por mí. Y ¿hace usted lo suyo para revertir esta impresión? No dejo de considerar que (con el beneficio de la duda) quizá sean solamente comentarios «chismosos» y malintencionados de toda la prensa y la gente del país. Si así fuera, me queda la tranquilidad y el orgullo, que sin embargo la chismosa gente de Misiones lo puso a mi padre en el lugar de un ejemplo a seguir.

Desconozco sus cualidades como juez y no tengo ninguna referencia, pero me animo a pedirle que cuando tenga que tomar decisiones en su trabajo de instrucción del juicio, que se corra un poquito de su sitial y despojado de posibles influencias pueda pensar qué justicia querría si lo mismo le hubiera pasado a una hermana, a una madre, o a una hija suya. (Es aquí donde juega la Regla de Oro que mencione al principio)

No le pido que se corra demasiado.  Solamente lo justo y necesario para que las dos partes seamos destinatarias de la mejor justicia. Unos como justicia reparadora y otros como castigo merecido y ejemplificador. Y es esto lo que la  sociedad posadeña espera. No tenga ninguna duda.

Con el respeto que espero poder tenerle, lo saludo a Ud. desde lo más profundo de mi corazón que sigue latiendo y por el corazón de Teresa que late en muchos corazones ahora. Menos en el de ella.

 

Tuny Warenycia

D.N.I. 5.277219

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