Plantean que por medio de cooperativas industriales mejoraría la posición de productores forestales en la negociación de precios

 

Consultores del sector foresto-industrial coincidieron que en la «Mesa de Concertación Forestal» que se analiza conformar en Misiones con actores del sector público y privado para discutir la regulación de precios de los subproductos forestales (chip, raleo y aserrín) –ante el reclamo de representantes de la Amayadap y de la Cooperativa Agrícola Mixta de Monte Carlos – se debería elevar una propuesta de planificación de desarrollo forestal integrador para revertir el escenario crítico que plantean los productores proveedores de la industria de celulosa y papel. Y una alternativa para fortalecer a este segmento de la cadena sería la creación de cooperativas industriales, con una política que les permita diminuir costos y aumentar productividad.

 

“Se debería crear una cooperativa forestal donde se pueda acopiar y estandarizar la calidad de la materia prima con destino a la industria de celulosa y papel, y que además ayude al productor a bajar sus costos de compra de insumos, formar cuadrillas de trabajo capacitada para un mayor rendimiento, que mejoren en las prestación de servicios y que ganen fuerza  al momento de discutir los precios en el mercado”, indicó el ingeniero forestal Eduardo Stirnermann.

 

Sobre el pedido de intervención del Estado para «regular» los precios entre la oferta y demanda actual de los subproductos forestales, expresó: “Desconozco si rige en algún país del mundo un sistema donde el Estado regule el mercado forestal, creo que no existe una experiencia similar. Y si miramos la experiencia de otros rubros en el país, tampoco nunca funcionó un intento de regulación del Estado nacional. Es lo que pasa hoy con la yerba, donde los secaderos en la práctica están pagando precios por debajo del fijado por el INYM”, aseveró Stirnermann.

 

Sin embargo, el profesional aclaró que «sí hay en el mundo países con modelos forestales que impiden una posición dominante en el mercado. En Francia, por ejemplo, regulan el precio de los productos forestales impidiendo que los fabricantes de pasta puedan tener forestaciones propias. De esta manera, el abastecimiento depende de los pequeños y medianos productores que se agrupan en cooperativas para negociar el precio”, explicó Stirnermann.

 

 

Políticas forestales

Por su parte, el director de la consultora GC&Asociados, Gustavo Centrángolo, planteó nuevamente su visión sobre las políticas públicas de inversiones forestales necesarias en la provincia y en la entrevista con ArgentinaForestal.com consideró que “desde el Estado debieran pensar en crear una cooperativa industrial con base en los forestadores locales de la cuenca (Misiones y Corrientes) para una nueva fábrica de celulosa y papel kraft de 350.000 ton/año. Este desarrollo debería ser acompañado por financiación y/o participación de los gobiernos de las provincias de Misiones y Corrientes, con el apoyo del Gobierno Nacional para asegurar la inversión”, detalló.

En esta línea, agregó que sería un proyecto industrial que “permitiría asegurar un consumo adicional de 1.750.000 toneladas de rollos y astillas de pino. Por otra parte, si se suma y se concreta el proyecto anunciado en su momento por POMERA de una planta de generación de energía con 600.000 toneladas adicionales, creo que balancearía la oferta y demanda actual y mejorarían los precios en la cuenca forestal”, analizó el profesional.

 

Sobre el reclamo de los productores y empresarios locales proveedores de la industria por los bajos precios que pagan por la materia prima, Cetrángolo señaló que “hay una  sobreoferta existente de chip y raleo, y la falta de más empresas que compitan en este mercado es el factor que influye en la variable de ajuste en los precios (hacia abajo). Si consideramos el ambiente en que se desenvuelve este negocio específico, observamos que entre la sobreoferta de estos productos y la posición dominante de mercado de las empresas compradoras existe una asimetría en la negociación y esta situación hace que los precios sean la variable de ajuste”, explicó.

 

En comparación, el profesional señaló que “los precios de raleo de eucalipto que pagan en otras zonas del país llegan a una cifra superior de 600 pesos por tonelada puesta en fábrica. Y aún con estos precios las industrias de este tipo son rentables, mientras que en Misiones en la actualidad se paga cerca de la mitad de esos valores”, dijo.

 

A su vez, remarcó que los actores que demandan la suba del precio del raleo y chip, tendrían que considerar que la experiencia demuestra que automáticamente se produce un aumento de los rollos aserrables para la industria de la madera. “Es decir, una parte es compensada por el aumento del precio de los subproductos, pero otra parte tendrá que ser absorbida mediante una mejora de la eficiencia de la industria y tal vez por un menor margen de ganancia”, advirtió.

 

La otra situación a considerar es la alternativa de regular o subsidiar el precio. “Desde este punto, vemos que en Misiones el estado provincial cobra una tasa del 6%  de Ingresos Brutos a la venta, sea local o de exportación, a las industrias celulósicas papeleras. Este valor hoy representaría según cálculos propios unos $ 268.000.000 por año. Si Arauco dice en que por todo concepto pagó $ 220.000.000 en 20015, podríamos pensar en un subsidio a la venta de astillas, raleo y subproductos por parte del Estado provincial, aunque volcara el exceso de alícuota del promedio de la producción (6% vs 3,5%). También el Estado podría eximir del impuesto sobre los IIBB y otras tasas a estos productos” .

 

 

Cooperativa industrial

 

En lo que respecta a experiencias vigentes de regulación en el mercado forestal en el mundo, Cetrángolo focalizó su análisis en el desarrollo forestal de los países de la región,  que marcan que en la Argentina este sector demanda una planificación más integradora. “Por las inversiones industriales logradas, Chile, Brasil y Uruguay tienen una situación de oferta y demanda más ordenada que en la Argentina, ya que los demandantes tienen un fuerte componente de abastecimiento propio y se mantiene una dinámica de instalación de industrias muy alta. Pero la instalación de nuevas industrias celulósicas papeleras no existen en la Argentina desde hace 35 años”, dijo.

 

A nivel internacional, se refirió a Finlandia, país donde la mayoría de las forestaciones son de propiedad de pequeños productores. “Allí se constituyó la cooperativa industrial Metsaliitto, quien es propietaria de fábricas de celulosa y papel. En este caso seguramente el Estado de Finlandia debe haber intervenido en la financiación y desarrollo de la cooperativa”,

 

Metsäliitto en la actualidad tiene más de 130 mil miembros activos y cuenta con 5 áreas de negocios: suministro de madera, productos de madera, pulpa, papel y cartón, y por último, tissue y papeles de cocina. Las cooperativa realiza la comercialización de productos, además de abastecer a las grandes industrias como Metsä-Botnia, uno de los productores más grandes de Europa de pasta y un proveedor mundial de celulosa de mercado.

Con el tiempo, esta cooperativa ganó liderazgo en Finlandia en el suministro de madera, ya que ofrece servicios relacionados con la propiedad de los bosques como la gestión sostenible, el comercio de madera, inversión forestal, entre otros.

Metsä Tissue es proveedor de papel tissue en Europa para los hogares y clientes industriales y comerciales. La empresa cuenta con unidades de producción en Finlandia, Polonia, Suecia, Alemania, Eslovaquia y Rusia.

Pero en varios lugares del mundo las cooperativas forestales fueron avanzando hacia el modelo de cooperativa de productores, mediante la cual se ponen en común acuerdo para algunos servicios en función de mejorar la eficacia individual de los productores tanto a nivel del manejo de las plantaciones forestales como a nivel de la comercialización.

 

La experiencia en Quebec, Canadá, a lo largo de su evolución durante más de 70 años, llevó a un importante proceso de diferenciación para los productores por medio de las cooperativas forestales. En los inicios, todas eran cooperativas de trabajo con una alta relación mano de obra/capital, un bajo nivel de especialización de sus socios y un bajo nivel de dominio tecnológico. En la actualidad, las más de 48 cooperativas forestales realizan trabajos en varias etapas de la cadena de la madera: corte, transporte, silvicultura y producción de plantas. Generalmente, las cooperativas obran en subcontratación para los industriales forestales. Algunas cooperativas ofrecen servicios forestales profesionales y realizan la planificación para sus clientes industriales. Otras cooperativas han logrado insertarse en la cadena industrial y operan aserraderos y fábricas de muebles y otros productos.

 

 

Por Patricia Escobar

 

 

 

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