Debate: ¿Endurecer los controles de alcoholemia para los conductores responsables o endurecer las penas para los que matan al volante?

¿Es lo mismo brindar en un almuerzo familiar o con amigos y luego manejar con prudencia de regreso a casa, que volver de una fiesta en estado de ebriedad y a alta velocidad, despreciando la vida de los otros?

El trágico accidente que terminó con la vida de Susana Meza (41) y Oscar Pretes (57) en la que un VW Vento conducido por Juan Gastón Brunner -un joven de 24 años que venía a gran velocidad y quien le encontraron tres veces más de alcohol en la sangre que lo permitido-, volvió a poner sobre el tapete el tema de endurecer los controles de alcoholemia como forma de  evitar este tipo de hechos desgraciados.

Sin embargo, son muchos los que sienten que están pagando justos por pecadores. Cada vez más personas sienten que endurecer los controles sólo sirve para complicar más a los responsables, los cumplidores, en desmedro de los que matan al volante como consecuencia de una conducta imprudente y con alto desprecio por la seguridad de los otros.

¿Por qué en lugar de endurecer los controles de alcoholemia para los que cumplen y son moderados al beber alcohol y responsables al volante, no endurecen las penas para que los que actuaron con imprudencia y mataron, vayan a la cárcel de una buena vez?

La realidad indica que en todos los casos, quienes matan al volante, aún manejando alcoholizados en estado de ebriedad, y sin respetar los límites de velocidad, nunca terminan tras las rejas. Esto es así porque el Código Penal establece penas que son excarcelables para los homicidios culposos, que es cuando se considera que no había intención de matar.

Basta un simple repaso entre hechos recientes que se dieron en Posadas, como el caso de Gastón Slamovitz que partió -literalmente- a Gladys Mabel González (27) y Yanina Claribel Galarza (20), cuando circulaba a gran velocidad por la ex ruta provincial 213. Tenía 1,13 gramos de alcohol en sangre.

Más acá en el tiempo todavía resuenan los casos de dos modelos, Belén Michalec y Rocío Santa Cruz. En ningún caso, los culpables de estos hechos imprudentes y que le terminaron costando la vida a otros automovilistas o peatones, son sancionados con un período de castigo en la prisión, lo cual también -dicen algunos- serviría como el mejor método para disuadir a otros a que pongan en riesgo la vida de otros cuando están al volante.

En cambio, desde las autoridades siempre se insiste con endurecer aún más los controles de alcoholemia, cuando la realidad indica que en el caso de Brunner, el muchacho jamás habría pasasado los actuales controles. Brunner tenía 1,6 gramos de alcohol en sangre, el triple de lo permitido.

Con endurecer los controles de alcoholemia solo se logra poner otra espada de Damocles sobre miles de personas de bien que circulan con prudencia y tan solo compartieron una copa de vino o un vaso de cerveza en un brindis familiar o con amigos. Niguna de estas personas puede manejar tranquilo, siempre temerosos de que algún control termine con una multa o con el retiro de registro, lo cual origina miles de complicaciones.

MB

 

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