Mendoza, en vilo en la previa de un nuevo River- Boca

El superclásico entre Boca y River revolucionó la capital mendocina y la acostumbrada apacible tarde cuyana se vio alterada por la multitud de hincas de ambos equipos que se encaminan al estadio o aguardan en los hoteles la salida de los planteles rumbo al estadio Islas Malvinas.
River se aloja en el Diplomatic, cercano al centro mendocino, en tanto Boca eligió el Arena Maipú, en las afueras, y en ambos casos numerosos hinchas aguardan la salida de sus ídolos. Carlos Tevez, por un lado, y el entrenador Marcelo Gallardo, por el otro, son por lejos los preferidos.
El plantel xeneize, por ejemplo, bajo al lobby del hotel tras el almuerzo y firmó autógrafos y camisetas xeneizes, y se prestó a las ya clásicas selfies.
El dispositivo de seguridad es muy estricto y se estableció un doble cordón policial, con un cacheo riguroso, de tal manera que quien no posee entrada no tiene chances de acercarse al estadio.
Muchos colectivos cruzan la ciudad con simpatizantes que visten camisetas de ambos equipos y en algunos casos la policía los detiene para realizar cacheos.
Una vez más, el superclásico mostrará todo su potencial de gran encuentro, uno de esos partidos de la elite del fútbol internacional que lo posicionó como uno de los clásicos más apasionantes del mundo futbolero, sino el más, y será en tierra mendocina. En donde nadie espera un partido amistoso.
«Espero que ganemos, aunque venimos golpeados. No me gusta el regreso de (Daniel) Osvaldo, prefería que siguiera (Jonathan) Calleri. Pero bueno, habrá que poner el pecho y salir adelante». dice Luis, el taxista que recorre la ciudad con la radio encendida en un programa de deportes.
Carlos, empleado del hotel, dice que «Mendoza es de River. Voy a ir a ver el partido y espero un triunfo como el de Mar del Plata».
El sábado pasado, el equipo de Marcelo Gallardo venció a los dirigidos por Rodolfo Arruabarrena por 1-0, con un gol de penal marcado por Leonardo Pisculichi, y con cinco expulsados, tres de Boca (Jonathan Silva, Gino Peruzzi y Daniel ‘Cata’ Díaz) y dos de River (Jonathan Maidana y Pisculichi, cuando ya había sido reemplazado.
El clima de revancha en un Boca-River siempre está latente, pero esta vez jugadores, técnicos y dirigentes debieron pisar el freno para estar atentos a las recomendaciones y advertencias del Gobierno nacional, que decidió jugar fuerte: el propio presidente Mauricio Macri -ex presidente de Boca- pidió que no se repita «el bochornoso espectáculo del sábado pasado» en Mar del Plata.
El plantel de Boca llegó a Mendoza en la tarde del viernes y se hospeda en el hotel Arena Maipú, algo alejado del centro mendocino, en donde de todos modos se acercaron hinchas boquenses para alentar al algo alicaído equipo del ‘Vasco’ Arruabarrena, con especiales aplausos para Carlos Tevez, líder del actual campeón del fútbol argentino.
River, en tanto, llegó cerca del anochecer del viernes y el plantel del ‘millo’ quedó concentrado en el Hotel Diplomatic, del centro mendocino, en donde sus dirigentes se enteraron de que había fracasado la gestión por el pase del defensor Emanuel Mammana a la Fiorentina de Italia.
Todo está listo entonces para que Boca Juniors y River Plate, los dos colosos del fútbol argentino, cierren con el esperado superclásico en Mendoza sus respectivas participaciones en esta temporada de verano. Será desde las 22.10, con arbitraje de Nèstor Pitana y transmisión de TV a cargo de Fox Sports.

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