El delirio místico o la posesión, las nuevas hipótesis en el caso de la familia Fitzi

El padre de Germán Fitzi reveló detalles llamativos y habló de «encuentros con espíritus». La continuidad del caso.

Jorge, el padre de Germán Fitzi, aportó nuevos datos a la investigación que busca determinar cuál fue el grado de responsabilidad de su hijo y su mujer, Claudia Ercoreca, en la muerte de Lira Facchin.

El hombre contó que habló con su hijo, quien le confesó que no sabe qué fue lo que pasó y que le explicó que tuvo «experiencias traumáticas muy grandes».

«Fue muy fuerte lo que contó. Aparentemente, sufrió experiencias traumáticas muy grandes a nivel místico. Dijo que tuvo encuentros con espíritus tanto él como Claudia», comentó Jorge.

«No saben lo que pasó ni saben lo que les pasa a ellos. Yo creo que hay algo de delirio místico en toda esta historia. Aparentemente, una persona ajena a la familia, ajena a todo, apareció mágicamente en la casa y fue la que hizo todo este tipo de macumba. Y eso fue lo que los afectó a ellos», concluyó.

El fiscal que investiga el crimen de Lida Frachini (76), la mujer que hallaron muerta en su casa de la localidad bonaerense de Ramos Mejía, aseguró este miercoles que la hija, de 39 años y detenida el último martes en Santa Teresita, tuvo “la intención” de matar a su madre al dejarla encerrada en su vivienda cuando debía cuidarla por prescripción médica.

«Ella (por la detenida Claudia Ercoreca) tenía la intención de darle muerte a la mamá porque, sabiendo que no podía valerse por sí misma, la dejó encerrada en su casa”, explicó el fiscal Carlos Adrían Arribas, a cargo de la causa por el “homicidio calificado por el vínculo” de Frachini. De esta manera, se complicó la situación de la esposa de Cristian Germán Fitzi (30) y madre de dos hijos, Athos (3) y Boris(2).

Claudia Ercoreca escuchaba “voces” que le decían que tenía que dejar todo y alejarse de la familia porque se aproximaba el demonio. Por eso, cuando a su mamá, Lira Facchin, le dieron el alta tras internarla por una descompensación, el 12 de enero, ella la llevó a la casa, la dejó acostada en un colchón y, a pesar de que los médicos le dijeron que la mujer debía estar acompañada y con una dieta estricta, cerró la puerta y recién volvió ocho días después. Deshidratada y desnutrida, la madre, de 76 años, murió a las pocas horas de la visita de su hija. O, tal vez, como sospechan los investigadores, ya estaba muerta.

Ercoreca (39), junto a su compañero Germán Fitzi (30) y sus hijos de 2 y 3 años, habían desaparecido el 29 de diciembre. La Policía supuestamente los buscaba pero luego se supo que el 22 de enero la mujer se presentó en la comisaría de Ramos Mejía –a 100 metros de la casa de su madre– para declarar la muerte de Facchin. Después volvió a desaparecer. Cuando los agentes hallaron el cadáver, al otro día, pasó a ser buscada por el presunto homicidio.

El martes pasado fue detenida en Santa Teresita, donde estaba con su familia. Pensaba dejar el balneario ese mismo día. Tenía pasajes para los cuatro con destino a La Plata. No alcanzó a irse. Y ayer fue trasladada al Departamento Judicial de La Matanza.

Ercoreca, esposada, se negó a hablar en la indagatoria ante el fiscal Carlos Arribas. Su madre tenía golpes en la cabeza y el tórax, que coincidían con los que había recibido durante un robo ocurrido en noviembre, que le provocó dos internaciones (primero por los golpes y luego por la descompensación). Pero Fitzi declaró como testigo durante casi cinco horas sobre cómo habían sido los últimos meses de la familia. Según contó a Clarín una fuente que estuvo ayer en los Tribunales, dijo que su mujer escuchaba voces que le decían lo que tenía que hacer. “En 2001 ella me contó que se fue a España porque las voces le avisaron que se venía la crisis”, reveló Fitzi.

Un informe preliminar que elaboraron los psiquiatras del equipo judicial para el fiscal Arribas dice que Ercoreca tendría un delirio místico y un cuadro psiquiátrico severo, por lo que es probable que termine internada. No obstante, en principio eso no implica que no haya comprendido la criminalidad de dejar morir a su madre.

De momento, el fiscal Arribas la mantiene acusada por el homicidio, aunque existe la posibilidad de que sea declarada inimputable. Por lo tanto, Ercoreca irá a la cárcel o a un hospital psiquiátrico. De momento, está alojada en una comisaría del distrito de La Matanza.

Los médicos informarán hoy si ella es peligrosa para terceros y si debe ser internada. “Puede que tengamos una aproximación a la patología”, explicó una fuente judicial a Clarín. Según informaron los psiquiatras que revisaron a la mujer, ella no parece haber asumido lo que pasó con su madre.

“Las voces le decían que nos fuéramos, que dejáramos todo así o nos íbamos a morir”, le contó Fitzi al fiscal respecto de por qué en el allanamiento encontraron la casa como si hubieran salido momentáneamente: habían dejado la ropa, comida en la heladera y hasta los DNI de sus hijos.

Al menos hasta ayer el hombre no se había planteado dudas respecto del discurso mágico de la madre de sus hijos, a pesar de que el hermano de ella padece esquizofrenia (y no se hablaba con Facchin desde hacía 26 años). Fitzi siempre siguió detrás de Ercoreca lo que las supuestas voces les dictaban.

Pero ayer, delante del fiscal Arribas, pareció recuperar cierta conciencia. “Cayó un poco. El estaba convencido de que había voces que le hablaban a su mujer. Pero ahora se dio cuenta un poco de que todo es una fantasía”, reveló una fuente del caso, que incluso vio cómo Germán Fitzi se quebró cuando habló del destino de sus hijos y de su padre, que había empezado a buscarlo hace casi un mes.

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