Desbarataron banda obereña que vendía droga cerca de dos escuelas y un club deportivo

Hay tres hombres detenidos y demás integrantes de una familia están siendo investigados aunque en libertad. La organización funcionaba en una falsa gomería que además tenía un santuario del Gauchito Gil. Vendían marihuana en pequeñas cantidades. El procedimiento se realizó en los últimos días en el barrio Cien Hectáreas de Oberá.

El sindicado como uno de los cabecillas, Darío Dos Santos más conocido como “Chino”, el presunto abastecedor de marihuana llamado Gustavo Candia (Gordo) y un supuesto dealer, Alberto Antúnez, que hacia sus negocios en otro barrio obereño, están detenidos cumpliendo prisión preventiva.

Formaban parte de una compleja red que contaba con jóvenes menores de edad que hacían funcionar la estructura, cuyas bases estaban situadas a metros de dos instituciones educativas -primaria y secundaria- y frente al club Ex Alumnos 185.

La familia Candia sería el centro de la banda en el barrio Cien Hectáreas de Oberá. Allí se produjo en las últimas horas la detención del Gordo, también de su padre Teodoro Candia (empleado municipal), su madre Norma Alicia Silva y un hermano, Reno Candia, quienes luego fueron excarcelados y se les dictó la falta de mérito. Pero siguen siendo investigados porque en la justicia esperan probar que tienen participación de forma concreta en la organización.

En el barrio Cien Hectáreas persiste el miedo aunque estas personas estén detenidas ya que la impunidad era su aliada y se manejaban como dueños de voluntades y decisiones. Muchos vecinos hablan de que hacían prácticamente lo que querían, como sonar sus fuertes escapes libres de las motos o escuchar música fuerte a cualquier hora.

El negocio funcionaba en la precaria vivienda ubicada sobre la avenida Yerbal Viejo entre Casco Romano y Picada Argentina- se convirtió en una especie de búnker y era visitada por chicos (la mayoría estudiantes) de todas las edades que, para los investigadores, llegaban dispuestos a repartir y consumir.

El negocio de la venta de marihuana fue creciendo y luego decidieron ponerle una fachada más además de la gomería. Los llamados dealers iban en moto para supuestamente parchar un neumático pero en realidad lo que hacían era llevar pequeños envoltorios con la droga, tal como figura en el expediente de la causa que lleva adelante la Justicia Federal de Oberá.

Después el aviso de si había o no droga disponible para los clientes era un santuario del Gauchito Gil que en ocasiones presentaba velan rojas encendidas y eso hacía saber a los compradores que había mercadería. Si no habían velas, el negocio estaba parado y era un alerta.

 

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