La mujer reside en Capital Federal y podría recibir una pena de tres a 15 años de prisión. La beba sufrió hemorragia intracraneal y retiniana. También la fractura de una costilla.
La Cámara del Crimen confirmó el procesamiento por lesiones gravísimas contra una madre que zamarreó a su beba, de apenas 27 días, causándole una fractura de una costilla y severos daños cerebrales que pusieron en riesgo su vida.
El caso ocurrió en Capital, aunque no trascendió en qué barrio. El tribunal, integrado por los jueces Mirta López González y Ricardo Pinto, constató las lesiones graves de diferente índole que padeció la nena, descartó que se hubieran producido de forma accidental y las atribuyó a la acción dolosa de un adulto bajo la modalidad descripta como «síndrome del niño sacudido».
El síndrome del niño sacudido ocurre cuando lactantes o niños pequeños son sacudidos violentamente o sus cabezas golpeadas, lo que puede causar lesiones graves, hasta fatales, y discapacidades permanentes. En un bebé, este tipo de maltrato físico tiene consecuencias graves ya que los cerebros de los recién nacidos son muy frágiles. Además, los músculos de los cuellos no tienen la fuerza suficiente para soportar golpes o sacudidas violentas y el cerebro del lactante se golpea en el interior del cráneo.
Ese zamarreo causó a la beba hemorragias intracraneal y retiniana y fractura del acto costal posterior, que derivaron en manifestaciones neurológicas -convulsiones- con extensas colecciones hemáticas subdurales con extensión a cisura interhemisférica posterior, indica el fallo.
Todo ello «obliga a pensar en una de las formas de expresión del maltrato infantil», ya que fueron el resultado de «la aplicación no accidental de una combinación de fuerzas que impliquen movimientos rotacionales del cerebro sobre su centro de gravedad por aceleración-desaceleración de la cabeza, iniciados por mecanismo, con o sin impacto, los que provocaron desgarros en la superficie y en el interior del cerebro».
Al mismo tiempo, el informe médico describe que la fractura costal era acorde con la compresión ántero-torácica, al tomar un adulto el niño para sacudirlo.
Los jueces descartaron que la madre hubiera querido asesinar a su hija porque cuando advirtió las convulsiones la llevó al Hospital Garrahan, pero no obstante encomendaron al Cuerpo Médico Forense estudios psicológico y psiquiátrico para establecer retrospectivamente su estado durante ese lapso del puerperio y las implicancias de las determinaciones a que se arribe.
El delito por el que fue procesada la madre contempla, según el Código Penal, penas que van de los tres a los 15 años de cárcel.
