Según una recorrida en las carnicerías del microcentro de la ciudad, la mayoría de los carniceros coincidieron en un punto: la venta de carne generó un ingreso mucho menor que en igual mes del año pasado.
El último incremento en el precio se registró en el mes de diciembre y pese a la estabilidad de los mismos desde entonces, la gente consume menos.
Los argumentos desde las diferentes carnicerías coinciden en que por una lado, un porcentaje de los clientes está de vacaciones, y por el otro la gente dejó de consumir carne vacuna de manera diaria y volcó su preferencia al pollo o al cerdo.
Los precios varían de una carnicería a otra para los cortes más populares, el kilo de costilla por ejemplo oscila entre 122 pesos y 160; mientras que el de chuleta se encuentra entre 100 y 110; y la molida entre 90 pesos y 120, dependiendo si es común o especial. Las mayores ventas se registran los fines de semana mayormente los días sábado por la tarde.
