Mozart in the Jungle, la serie musical que enseña como preparar un mate

“Igual que un movimiento acaba, otro debe comenzar. Es todo un honor presentarles a alguien especial. A los 12 años fue el galardonado más joven con el premio Maller a los jóvenes directores. A los 23 dirigía en la Scala de Milan. A los 25 rescató a la Sinfónica de Oslo de la bancarrota… Les ruego que den la bienvenida a un hombre que sólo necesita que lo llamen por su nombre de pila: ¡Rodrigo!”.

Con semejante tarjeta de presentación se nos da a conocer en el primer episodio de Mozart In the Jungle a Rodrigo de Souza, uno de los protagonistas de la nueva producción de Amazon y cuya interpretación le ha valido a Gael García Bernal el Globo de Oro a mejor actor de comedia. Serie y actor han sido dos de las grandes revelaciones de la edición de los premios de este año, y no es difícil entender el porqué: ambos han realizado un trabajo exquisito con un resultado que ha ido mucho más allá de lo esperado.

Lo curioso es que en la serie estadounidense, hay un ingrediente inesperado: el mate. El actor conoció y adoptó la bebida argentina cuando vino a Misiones a filmar El Ardor. Ahora en “Mozart in the jungle”, se ve al mexicano tomando mate, incluso enseña el habito de la tradicional infusión a los americanos. A su pedido, introdujo escenas en la serie “Mozart in the Jungle”, donde se lo ve tomando la tradicional bebida.

Mozart in the Jungle es la realista y divertida adaptación del libro de 2005 Mozart in the Jungle: Sex, Drugs, and Classical Music, escrito por Blair Tindall retratando sus experiencias como oboísta en la Gran Manzana. Es otra oboísta, Hailey, la que nos sirve de hilo conductor narrativo en la serie, cuya trama gira en torno a la historia de un director de orquesta fuera de lo común, Rodrigo de Souza, latino sensual de melena rebelde que ataca con la misma pasión una sinfonía de Tchaikovsky que a las mujeres de su orquesta. El joven genio llega a la Sinfónica de Nueva York como la nueva gran estrella destinada a salvarla del desastre, y mientras lo hace -sacando a sus músicos a la calle, o apagando las luces y haciendo trucos de magia en mitad de un concierto- nos muestra la cara más salvaje de los profesionales de la música clásica, que incluye drogas, sexo y alcohol en cantidades ingentes.

El prolífico y camaleónico Gael García Bernal ha encontrado en Rodrigo de Souza la oportunidad perfecta para construir un personaje a su medida, ya que las similitudes entre el actor y el hombre a quien representa (basado en el director venezolano Gustavo Dudamel) no son pocas: García Bernal fue también un talento precoz -consiguió su primer papel a los once años-, y desde entonces ha trabajado por toda Latinoamérica, Europa y Estados Unidos en películas que han llegado a los Óscar. Pero, además de el triunfo en lo laboral, Rodrigo y Gael comparten también su éxito entre las mujeres: mientras el primero se enreda en mayor o menor medida con la sección femenina de su orquesta en la ficción, el segundo ha sido elegido por las féminas de la realidad como Hombre del Año 2004 o el Soltero más deseado.

Jóvenes, talentosos, guapos. Son la simbiosis perfecta, son tal para cual. Gael se ha metido tanto en la piel de Rodrigo, y Rodrigo era ya de por sí, a su vez, tan Gael, que es difícil saber si el mexicano fue elegido porque era el mejor para el papel, o si ha sido precisamente el papel lo que ha engrandecido al actor. Sea como fuere, el resultado ha sido excelente, y García Bernal ha demostrado con su actuación en Mozart in the Jungle que la grandeza puede encontrarse también en las cosas (o, en este caso, producciones) pequeñas.

Porque esa es precisamente la idea en torno a la que gira la serie: el talento, en todas sus formas. El innato que se encuentra en jóvenes genios como Rodrigo, o el adquirido a base de práctica y tesón como el de Hailey. El que se muestra a la antigua usanza con la pompa propia de los conciertos de música clásica, o el que hace vibrar a los transeúntes en medio de las calles de Nueva York.

El constante enfrentamiento de Rodrigo, representante de una nueva forma de entender la música, contra Thomas, el director “de la vieja escuela” al que sustituye, no es sino una metáfora de la eterna disyuntiva entre progreso y el inmovilismo que durante siglos ha atacado a la sociedad en todos los sentidos. A todo aquel que propone una idea o método que se sale de la norma, se le tacha de loco: Hipatia, Da Vinci, Mozart, Van Gogh. Genios que recibieron duras críticas, pero a los que el tiempo ha dado la razón.

Con sus trajes estrambóticos, sus métodos poco ortodoxos, su costumbre de beber por los pasillos del teatro, a los megalómanos más puristas de la ficción les parecía que Rodrigo no era el más adecuado para dirigir una institución de renombre anclada en el pasado. Y, sin embargo, él fue el revulsivo que necesitaba la Filarmónica de Nueva York para hacerla remontar. Viniendo de una productora pequeña y que apuesta por una forma nueva de hacer series, pocos esperaban que Mozart in the Jungle ganase un Globo de Oro, y menos aún que lo hiciese García Bernal, Y, sin embargo, ambos lograron el premio. No importa cuantas trabas se le quiera poner. Dan igual las críticas y el escepticismo con que se pueda recibir: Y, sin embargo, se mueve. La tierra, como dijo Galileo. El talento, como demuestra Rodrigo. O Gael.

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