Un policía asesinó de dos tiros a su esposa y luego se suicidó

Graciela Menna tenía 49 años, trabajaba en casa de familia y durante 23 años compartió la cena , el almuerzo y el dormitorio con Pedro Díaz, un policía de 50 años oriundo de Corrientes.

Ayer por la mañana, a las 7, uno de sus hijos encontró a ambos en la cama. Ella tenía dos tiros en el cráneo y él uno que le entró por la boca. Habían pasado la noche uno al lado del otro, a las 3 de la mañana un familiar que vive en la parte superior de la casa escuchó dos tiros pero no imaginó lo que había ocurrido y pensó que se trataba del caño de escape de una moto.

Al parecer Graciela quería divorciarse, pero la familia no sabía las razones de esa decisión. Pedro no quería el fin del matrimonio y tal vez sentía una herida en su amor propio que quiso suturar con balas.

Problemas

La familia vive en barrio Belgrano de la ciudad de Rosario hace cerca de 20 años, tienen cuatro hijos, dos de ellos de un matrimonio anterior de Graciela. Para sus vecinos ella era «una mujer muy simpática, a la que no se la veía mal, al contrario, se reía mucho», dicen.

La versión de otra vecina es distinta: «La señora tenía problemas con su marido, discusiones, pero nunca le levantó la mano», dijo entre dientes, comentario que fue negado por los hijos y nueras del matrimonio. «Mi madre estaba perfecta y tenía los problemas de cualquiera», dijo Julián, unos de sus hijos.

El hecho se consumó en un minuto pero, como un inmenso iceberg, en lo profundo está el peligro. El caso fue tildado como femicidio por el fiscal Rafael Coria, que se presentó a primera hora en Nicaragua 1536 B. «Los hijos de la pareja confirman que entre sus padres había un conflicto y que estaba decida la separación. Esa situación no se pudo resolver y este señor tomó esta decisión porque al parecer no quería asumir el divorcio», dijo Coria.

Sorpresa

Ayer a la tarde la familia no reaccionaba. De lo único que se agarraban era de la sorpresa y del parte policial, que decía escuetamente: «En una habitación fue hallada sin vida Graciela Noemí Mena, de 49 años, con al menos dos disparos de arma de fuego. A su lado también sin vida, estaba su marido Pedro Antonio Díaz de 50 años con un disparo de ingreso en boca y salida por la parte posterior del cráneo. El arma utilizada sería la reglamentaria, una pistola calibre 9 milímetros».

Pedro Díaz, correntino de 50 años, era policía de la División de Caballería y Perros de la Unidad Regional II. Estaba de licencia por carpeta médica y a eso le sumó sus vacaciones completas, en ese tiempo armó la documentación para retirarse de la fuerza, luego de 28 años de trabajo.

Marcelo, su otro hijo , contó que «él era muy derecho, muy recto. A nosotros nunca nos pegó, no era una persona violenta. Nunca sacó su arma en casa. Era más bien parco, metido para adentro y que quería las cosas claras. Mi tía vive en la planta alta de la casa y escuchó dos tiros, pero pensó que eran de la calle. Yo no salgo de las dudas», casi murmuró mientras recordó que «planeaban ir a Corrientes de vacaciones en febrero».

En declaraciones periodísticas Coria confirmó que el caso fue un femicidio y posterior suicidio. Explicó los argumentos que iniciaran, dato por dato, el acta burocrática: «Un vecino escuchó a las 2 o 3 de la mañana las detonaciones. En principio, no les dio importancia porque no supo identificar si eran disparos en la zona o el ruido de un caño de escape. Los hijos de esta pareja, que viven en la parte superior de la casa, tampoco escucharon nada. Ni gritos ni detonaciones. Cuando ellos bajaron esta mañana a desayunar, se encontraron con este panorama y fueron ellos mismos los que llamaron al 911».

Sin antecedentes. El fiscal detalló que el policía sorprendió a su mujer dormida. «Le efectuó dos disparos en la cabeza y luego se pegó él un tiro en el cráneo», y agregó convencido: «No había antecedentes de violencia familiar o de género» y agregó que «a la mujer se la encontró en posición de estar dormida. Probablemente, el hombre la haya encontrado en esa situación y le efectuó los dos disparos que le provocaron la muerte. A su vez, el policía también cayó sobre la cama».

Del otro lado, del de la familia, la escena cambia de mirada. Marcelo, el hijo, contó: «Anoche salí, habré vuelto a las 3 de la mañana y no vi nada raro. Mi mamá se va a trabajar con mi tía a eso de las 6 y media, siempre a la misma hora. Eran las 7 y no se habían levantado, entonces les toqué la puerta una, dos, tres veces. No contestaba nadie. Abrí y los vi; mamá parecía dormida y él estaba al lado».

Para el matrimonio su intimidad era fundamental. Según dijo una hermana de Graciela «ellos nunca se peleaban en público y no se sabe por qué se querían separar. El era muy recto pero muy cerrado».

En esa cuadra no entienden, al igual que la familia, más que el asombro.  El fiscal señaló que en el lugar se secuestró el arma reglamentaria del policía y se ordenó un examen de dermotest. Tal vez no se sepa nunca el por qué.

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