Estuvo 12 años preso, salió de la cárcel y a los 45 días cayó por asaltar a una familia

Es “Azulejo” Herrera, condenado por secuestrar a un productor sojero. La pena se cumplía en 2025, pero había conseguido la libertad condicional. Sucedió en Córdoba.

Una Volkswagen Amarok, dos patrulleros y un auto particular. Todos participaron de una cinematográfica persecución que se inició en una zona de quintas del Gran Córdoba y terminó cuando el conductor de la camioneta fue atrapado por la Policía. Hasta ahí, nada diferenciaba a ese episodio de otros que se repiten a diario en la provincia.

Sin embargo, todo cambió cuando los investigadores supieron que el detenido era Roberto Carlos Herrera (38), un secuestrador que había salido de la cárcel 45 días antes.

“Azulejo” –apodo que elegía para comunicarse con sus víctimas– cayó el 16 de noviembre, cerca de las 11 de la mañana, en el barrio Yapeyú, una de las zonas calientes del narcotráfico en Córdoba. Había salido de prisión el miércoles 2 de septiembre, tras haber estado preso más de 12 años por el secuestro extorsivo del productor sojero Marcelo Dezotti. No tardó mucho en volver a quedar tras las rejas.
Según informaron fuentes del caso, una hora antes de ser detenido Herrera comandó un violento robo contra una familia en la zona rural de Colonia Tirolesa. Las víctimas, dedicadas a la crianza de cerdos, contaron que fueron asaltadas por cuatro jóvenes de entre 30 y 40 años que llegaron en un Renault Twingo rojo y consultaron por los precios de los lechones para las Fiestas. En otro coche esperaban tres cómplices.

Minutos después, la banda maniató los dueños de la quinta y a uno de los hijos de la pareja. Mientras, un bebé comenzó a llorar y los ladrones se lo dieron a la madre. “No nos hicieron daño, les agradezco que me pasaran al nene para que lo consolara”, declaró la mujer cuando denunció el golpe.

En medio del asalto, Herrera les advirtió a sus cómplices que en el mismo terreno vivía un familiar de las víctimas: “Tengamos cuidado, ojo que allá vive el padre de Ricardo. Tiene una carabina con mira telescópica y nos puede estar vigilando”, remarcó “Azulejo”. Una fuente de la investigación confió a Clarín que “hubo un trabajo previo de inteligencia, no fue un asalto al voleo, sabían los nombres y movimientos de las víctimas y que en el lugar había dinero”.

Durante el robo, llegaron al comercio varios clientes, quienes fueron maniatados por los asaltantes. Finalmente, la banda huyó con un botín cercano a los $ 100 mil, además de celulares y una carabina. Los ladrones, salvo “Azulejo”, escaparon en los autos que llegaron El jefe eligió la Amarok de las víctimas para escapar.

El dueño de casa logró desatarse, buscó otro auto y comenzó a seguir al ladrón que iba a bordo de su camioneta. Mientras, su esposa llamó a la Policía, que montó un operativo para atraparlo. Herrera no pudo dejar atrás a su víctima, que lo siguió de cerca durante varios minutos. Al llegar a barrio Yapeyú se sumaron a la persecución dos patrulleros. Otro móvil le cerró el paso y la camioneta se detuvo al chocar contra un árbol.

Herrera intentó escapar, pero terminó detenido. Le secuestraron plata, celulares y una pistola 9 milímetros. Cuando la Justicia chequeó su identidad, comprobó que se trataba de “Azulejo”, quien había sido condenado a 20 años de prisión en 2005 por el secuestro de Dezotti.

Como estuvo preso antes de que se conociera la sentencia, le computaron más años. Debía salir con libertad condicional en 2016, cuando se cumplieran las 3/4 partes de la pena, pero tenía muy buena conducta, hizo unos cursos y se mostró resocializado. Por eso le permitieron salir antes”, explicó Clarín una fuente del caso.

El caso del productor sojero no fue el único en el que apareció mencionado Herrera. Si bien nunca fue condenado, su nombre estuvo vinculado al secuestro de Alfredo Grosso (14), cometido en julio de 2002. En ambos episodios, “Azulejo” habría sido el encargado de negociar con los familiares de las víctimas.

El encargado de las negociaciones

El 27 de julio de 2002, los cordobeses se conmocionaron con el secuestro extorsivo de Alfredo Gosso, un chico de 14 años, hijo de un directivo de un banco. Su familia pagó $ 100 mil al día siguiente. El negociador se hacía llamar “Manzanita” y se movilizaba en un Renault Twingo verde (mismo modelo de auto utilizado en el robo de noviembre de este año). Los investigadores siempre creyeron que la voz detrás del teléfono era de Roberto Herrera, aunque nunca fue imputado por ese caso.

Ocho meses después, el productor rural Marcelo Dezotti (34) fue capturado en su casa de Oncativo, el 27 de marzo de 2003. Lo llevaron a un aguantadero de Colonia Lola, corazón del narco cordobés, y lo liberaron nueve días después. Herrera se identificó como “Azulejo” ante la familia de la víctima y realizó las llamadas desde cabinas telefónicas del Conurbano bonaerense. Lo detuvieron en Morón, mientras le exigía a la esposa de Dezotti un rescate de 180 mil dólares.

Ese día también intentó escapar en un Twingo, su auto preferido. En 2005, Herrera fue condenado junto a otros seis cómplices. Entre ellos estaba el líder de la banda, Martín “El porteño” Luzzi, quien acumula tres condenadas por secuestros.

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