Cayó 26 metros, se salvó y no tuvo ni una fractura

Un operario que se encontraba trabajando en el camino del Perilago, en Punta Negra, San Juan, cayó 26 metros cuando su arnés cedió y no sólo sobrevivió sino que no se hizo ni una sola fractura con lo cual pasará la Navidad fuera del hospital con su familia.  Ahora lo apodan «El Hombre de Hierro».

Facundo Barrionuevo, de 19 años ya está recuperado y, a pesar de que continúa en rehabilitación, hace su vida normal, camina como si nada y pasa tiempo con su hijo de 1 año y medio.

«De ese día me acuerdo del primer golpe en la cabeza que fue el que me desmayó y los gritos de mis compañeros que pedían que no me movieran, contó el joven.

Ese 1 de diciembre Facundo intentó sacar una madera «que estaba trabada y no aflojaba, y cuando salió, con el mismo impulso, cedió el arnés», dijo el joven padre.

El pronóstico era terrible y en el Hospital Marcial Quiroga intubaron a un joven inconsciente, con las pulsaciones muy bajas y dificultad para respirar. Sin embargo, al ser trasladado al Hospital Rawson para realizarle una tomografía se dieron cuenta de que el chico no tenía ni una fisura, ni hemorragias internas, absolutamente nada.

«Lo primero que pregunté cuando me desperté fue dónde estaba mi hijo y qué me había pasado porque no me acordaba», explicó Facundo.

Según el operario, en ese momento se desesperó porque no podía mover las piernas y creyó que no iba a poder caminar, hasta que le explicaron que eran los sedantes. Facundo estuvo inconsciente 24 horas y dice que pensó en todo momento en su primo Tiano. Su ángel guardián es un bebé de 1 año y medio que murió atropellado por una camioneta en 2014. «Yo siento que él me estuvo cuidando todo el tiempo», relató.

«Ese día cuando me desperté me vino a ver uno que limpiaba ahí en la terapia y me preguntó ¿pibe estás vivo vos?. El médico me dio un beso en la frente cuando me desperté, detalló

Ahora Facundo se prepara para pasar las fiestas con su mujer y su hijo. «Yo quiero volver al trabajo en cuanto pueda, tengo que mantener a mi familia, además hay que perder el miedo después de la caída», aseguró.

Paradójicamente su sueño es estudiar Higiene y Seguridad el año que viene y por eso piensa seguir trabajando para la empresa a la que su padre, Roberto Barrionuevo, lo llevó.

«Antes del accidente ya había presentado los papeles para empezar a estudiar en el Instituto Sagrado Corazón, pero no puedo dejar de trabajar porque tengo un hijo que mantener», explicó Facundo.

Su padre también quiere que vuelva a la empresa y promete apoyarlo en su carrera. «Yo lo quiero tener ahí conmigo, trabajando», dijo Roberto quien recordó el día en que vio a su hijo postrado en la cama de un hospital.

«Lo fui a ver la primera vez y estaba todo lleno de cables, no podía hablar, estaba inconsciente. Al otro día volví y tenía dos cablecitos en el pecho y me miraba lo más bien», relató el hombre emocionado.

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