Secundada por una formación de neto corte rockero, Anahí Rolón reinventa viejos clásicos y les da su toque de glamour. Anoche sus canciones coparon la esquina de Buenos Aires y Belgrano (Posadas) para la inauguración de un local comercial. Allí ella mostró su evolución musical, proveniente del mundo del folklore, hace ya varios años ha dado un vuelco a su carrera empapándose de frescura latina y rock.
Anahí Rolón, proveniente del mundo del folklore, hace ya varios años ha dado un vuelco a su carrera empapándose de frescura latina y rock. Anoche, con una banda rockera de pura cepa pero en formato acústico, copó la esquina de Buenos Aires y Belgrano con canciones que volaron entre el bolero, el ska, la bossa nova y el cha cha cha, todo matizado por las guitarras rockerísimas de Hooli (de los Argies, una banda de punk rock argentino de exportación), el bajo poderosamente sutil de Jaime Pereira (bajista de NETO) y el colchón sonoro de los teclados de Paul Debat (de los góticos AVOL).
“Bésame mucho” en clave new romantic, “El cosechero”, del gran Ramón ahora mutado a un casi ska tropical o “Sabor a ti” sonando casi a 45 RPM. Así, Anahí fue llevando a los invitados y visitantes circunstanciales por un menú especialmente apto para esta época del año, festiva, candente y cool, en la inauguración de La Boardilla, un bazar de arte, arquitectura y decoración, llevado a delante por Clorinda Cárdenas, quien desde la arquitectura y la fotografía siempre ha navegado las aguas del buen gusto, como lo demostró hace sólo una semanas, cuando fue parte del megaevento Las Residentas, Mujeres Haciendo Arte, que involucró a un centenar de féminas locales allegadas a diferentes discliplinas artísticas.
Clorinda, que actualmente canaliza su expresión mediante el dibujo y decoración sobre objetos: desde tablas de skate o surf a muebles y tazas de porcelana, dibujó la vidriera del local mientras, de fondo, Anahí y sus rocker boys regalaban su set
